PORRICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO
Tengo un grupo de wasap de los compañeros de la Coral La Moraña de la que soy miembro, como creo que mis lectores saben, y en él recibí un vídeo bellísimo que ya conocía, pero que me encantó ver y escuchar de nuevo, una de esas piezas musicales que han quedado para la historia de la música con mayúsculas, “Barselonaaaaa” la gran música de las olimpiadas, una sintonía grandiosa y emblemática que ha quedado grabada en nuestros sentidos, con dos voces espectaculares y únicas, las mejores del momento en cada uno de sus estilos: Montserrat Caballé y Freddie Mercury, mostrándonos aquel espectáculo que fue tas visto y oído en aquel momento. Y lo he escuchado y repetido numerosas veces, quería impregnarme de esa música para recordar con cercana simpatía a esa mujer inmensa.
Y lo he compartido con numerosos amigos como signo de reconocimiento personal. Nos había dejado la gran diva del bel canto.
La noticia había madrugado en mí, muy de mañana en la radio y comencé a escuchar algunas de sus más conocidas interpretaciones hasta impregnarme de su voz.
Nos ha dejado “la voz” de una barcelonesa universal, una española que llegó al culmen de la música lírica, un verdadero estandarte musical por todo el mundo.
Una diva en el mejor sentido de la palabra, grande entre las grandes, que pisó los más importantes escenarios del mundo sin perder nunca el sentido de su origen humilde.
No puedo presumir de ser muy conocedor del bel canto, recuerdo que la primera ópera que pude ver y escuchar en directo fue precisamente en Ávila, ante las murallas, y precisamente patrocinada entre otros por nuestro Diario de Ávila. Ya tenía ganas y tocaba descubrir el directo de ese género musical. Y fue un descubrimiento.
Pero sí que puedo decir que a lo largo del tiempo, la inconfundible y personalísima voz de “la Caballé” me descubrió tantos momentos de la música lírica, que despertó en mí un regusto por el mundo desconocido de la ópera, y me regalé los oídos con aquellas arias más conocidas que compre en un triple CD y fueron como la carta de presentación para adentrarme después, poco a poco en ese para mí desconocido mundo de la música clásica y la ópera.
La verdad que este acontecimiento nos trae los recuerdos de una cultura musical que en nuestros años no era habitual y que con el tiempo fuimos descubriendo y cultivando. Y quien sabe si esta música nos descubrió el gusto por la polifonía, que desde hace años está presente en mi vida, o fue por el contrario la polifonía la que nos fue descubriendo otras músicas. No lo se, pero sea de una u otra forma, el despertar del amor a la música es una parcela en la vida que te acompaña haciendo mucho más agradable la existencia.
Por cierto, y cambiando de tema, estos días próximos serán muy especiales también, por otra mujer irrepetible que estará presente en un simposio que se anuncia de sumo interés para conocer mejor y profundizar en la figura universal de otra mujer fuera de lo común.
Nos reuniremos en Valladolid un gran número de participantes en el Simposio Internacional “Isabel la Católica y la evangelización de América”. Un simposio en el que estarán también muchos abulenses porque entre los colaboradores está la Universidad Católica de Ávila, con la Universidad de Valladolid y que organiza la “Comisión Isabel la Católica” del Arzobispado de Valladolid.
Muchas personas conocidas del mundo de la historia, de la cultura y de la espiritualidad estamos citados en el simposio que indudablemente aportará nuevos puntos de vista en el conocimiento de esta figura histórica tan nuestra y universal. También se anuncian visitas a lugares isabelinos. Uno que, modestamente, ha profundizado en los momentos arevalense de nuestra Isabel, junto a Mª Carmen Martín en ese librito de “Ysabel la Católica y Arévalo”, acudo con muchos deseos de profundizar y conocer más. De este acontecimiento ya contaremos más cosas. R.G.S.