POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (AVÍLA).
Tengo que reconocer que hoy no tenía previsto continuar este tema que, sin embargo, ha llenado mi mente de emociones. Y quiero compartirlas con todos ustedes.
No quería yo entrar en muchos más detalles, que ya de ello ha informado este Diario, porque tampoco sería conveniente afianzarme en mis identidades musicales y de la tradición, por puro deseo, sin saber si esta insistencia tendría algún interés para los lectores de estas líneas.
Pero es que la calidad de los participantes, merecen una mención muy especial. Miren, el tamboritero, musicólogo, escritor y «bailador» de Los Talaos, entre algunas de sus facetas, que ha recorrido muchas plazas, muchas fiestas patronales, muchas romerías y muchas tiene tablas, junto a sus compañeros de agrupación, me dijo unas palabras que a uno le llenan de orgullo a más de sorprender, por eso de colaborar en la presentación: Esta muestra es de mucho nivel, de mucha calidad y bien encaminada a el afianzamiento de nuestra música. Y es que, de verdad, el nivel alcanzado por nuestra Muestra de Dulzaina y Tamboril, que ha nacido con buen pie y altas miras en una defensa férrea de los nuestro, y de nuestros sonidos ancestrales, tiene calado y la mirada puesta en un horizonte de prestigio y de referencia. Y es porque nuestros dulzaineros son de una vocación demostrada, de una gran formación musical y de mucha sensibilidad, por lo que invitan a venir a gentes de reconocida valía.
Tengo que reconocer que la invitación que me hicieron para presentar la muestra agradó tanto, por mis connotaciones de cercanía con lo nuestro, y me sentí halagado y muy satisfecho presentando a gentes tan valiosas, que convierten esa nuestra Plaza de la Villa en un escenario maravilloso para nuestra música, también lo es para nuestras danzas castellanas, y para cualquier evento cultural de los muchos que por aquí pasan. Es una constante la admiración de quienes vienen a este escenario, y se encuentran arropados por la monumentalidad del entorno.
Pero yo hoy quería yo detenerme en las emociones que surgieron en los momentos de recuerdo cariñoso y de reconocimiento a dos grandes personas que nos han dejado muy recientemente y que tenían alma musical.
La organización quiso recordar a Modesto Jiménez Arribas que falleció en octubre de 2020 a los 88 años, y a Robustiano Antonio Gutiérrez ‘Tiano’, que falleció el pasado 29 de diciembre a los 85 años. Ambos eran maestros «redoblantes» que mantuvieron viva la tradición musical, con dulzainas y con orquesta de metales también.
Amigos lectores, cuando hablamos de música tradicional, solemos hacer hincapié en los sonidos de viento, pero estos no serían lo mismo sin los compases marcados por la percusión, como ésta tampoco lo sería sin la dulzura de la gaitilla, por eso ambos siempre van unidos y se complementan. ¡Cuantas parejas de músicos llenando de músicas y ritmos tantos acontecimientos de nuestra vida!
Pues eso es lo que se pretendía, reconocer este eslabón de la generación de Modesto y Tiano que mantuvieron viva nuestra música, colaboraron con los más grandes de nuestro folclore y han sido tierra fértil y simiente para las generaciones que les han sucedido, de suerte que hoy vivimos un renacer de lo nuestro, y muy especialmente de nuestra música. ¡Qué grandes redoblantes! Y mantenedores de la música y el ritmo.
A Modesto le recordaremos muy cercano a nuestras ferias y romerías, con los gigantes y cabezudos acompañando con la caja a recordados dulzaineros, como ‘Polilo’, con el que mereció el Premio Europeo de Folklore Agapito Marazuela en 2017, o con Crescencio, o Salvador. Ha estado al pie del cañón también por su promoción de la música popular, como la Muestra de Dulzaina de Vega de Santa María, de la que, además, fue alcalde 41 años.
A Tiano, siempre le recordaremos como músico y promotor de la Orquesta Los Tony’s, con también 41 años sobre los escenarios por tantas partes de España, principalmente por La Moraña y la Tierra de Arévalo. Desde muy pequeño, con 9 años, su padre apareció un día con un tambor con el que estuvo hasta el final de sus días. Acogedor y activo hasta formar esa orqueta familiar con cinco de sus hijos. Su última actuación en San Roque, en Langa, donde también fue su despedida en el Salón Municipal. Nos quedamos con su profesionalidad, don de gentes y su eterna sonrisa.
A los numerosos familiares que subieron a recibir un recuerdo, agradecerles su asistencia y obsequiarles con el cariño y las ovaciones de las gentes de Arévalo y visitantes.
Muchas emociones, además de música de la mejor, pudimos sentir esa tarde en la Plaza de la Villa de Arévalo. Muchas gracias a todos por lo que me toca y por las emociones que brotaron en mi en esos momentos.