POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA).
Cuando llegan estas fechas, pasadas las fiestas navideñas y entrados ya en la «cuesta de enero», en Arévalo, todas las miradas se ponen en la celebración de nuestra patrona la Virgen de las Angustias
Y entre tanto también llegó el invierno en la práctica, ya hemos entrado en unos días de heladas, como nuestra tierra y nuestro clima tiene por costumbre por estas fechas, obligándonos a atizar o enchufar los diversos sistemas de calefacción, de forma que seguramente gastaremos más de lo que este pasado «buen tiempo» nos hizo ahorrar.
Hace unos días, como ayer publicó este Diario, se celebró la asamblea general de la cofradía de la Virgen de las Angustias, con la novedad de la elección de los nuevos mayordomos que componen ya la nueva junta. Un reto y una meta después de la renovación de los nuevos estatutos o constituciones. El funcionamiento normal de una nueva época de esta cofradía varias veces centenaria, que el año 2020 culminó con unas fiestas históricas de participación y asistencia, extraordinarias además acompañados de un tiempo espléndido. Y la otra cara de la moneda, el pasado año, inmersos como estábamos en la pandemia, fueron todo lo contrario, reducidas al mínimo, intimas hasta más no poder, con restricciones sanitarias durísimas. Toda una prueba para esta asociación cristiana sumida en una gran pena por no poder sacar la imagen de nuestra devoción. Salvó bastante esa penosa situación y se salvó en gran medida gracias a la misa televisada en La 8 de Ávila y la novena, radiada por Radio Adaja. Así los actos religiosos principales llegaron en imágenes y sonido a miles de personas que agradecieron mucho esas retransmisiones.
Los altos índices de la pandemia que se están registrando de nuevo, nos están haciendo temer, porque la gente está ya bastante agobiada aguantando ola tras ola, aunque esta última, la que ya parece dar síntomas de remitir, nos anima de nuevo a la vida habitual. Pero todo esto, también nos debe hacer recapacitar en qué estamos haciendo mal, o no muy bien, para que, de vez en cuando, este bicho nos apriete y nos acongoje… Bien es cierto que ya es menos letal, pero aun así asusta mucho a la gente. Claro que también dicen que cualquier invierno de gripe normal, arroja una excesiva estadística de afectados y de muertes. Esperemos la mejora.
Por todo esto, este año de nuevo tenemos otro reto colectivo, con muchas dudas de poder celebrar como antes esta entrañable fiesta de todos los arevalenses. La Archicofradía está preparando una programación con los actos habituales, los que se han venido celebrando según la tradición ancestral y varias veces centenaria, con la esperanza de que el día de nuestra Patrona siga siendo un día de encuentro de todos los arevalenses, de nacimiento y de corazón, los de aquí, los de la comarca y los de más allá.
Cambiando de tema, hace unos días y de forma casual, conocí a un historiador. Uno de esos muchos encuentros que en condición de Cronista de mi ciudad se me presentan y que recibo por deber del cargo, pero también con la satisfacción de poder orientar sobre nuestra ciudad, mostrar sus valores cuando me lo piden, y también por aprender algo de lo mucho que las personas doctas pueden aportar, y que de pronto nos sorprenden a la vuelta de la esquina.
En este caso, Eugenio Rubio Linares, que es Doctor en Filosofía del Derecho, de la Universidad Complutense, y estaba especialmente interesado en el Arévalo judío, en uno de los personajes históricos del que casi no sabemos nada, Mosé de León, pero que la tradición y algunos autores sitúan su muerte en esta antigua villa, parece que en una visita a sus familiares de Ávila y Arévalo, y que aquí le sorprendió la muerte. Pero no tenemos localizado el cementerio judío, si es que aún existe y no ha sido arrasado por el tiempo y las alteraciones urbanísticas. Hablamos de la judería y su situación urbana, de la sinagoga, de sus gentes…
Pero este tema de la judería arevalense da para mucho más que para estas líneas, ya tendremos ocasión de profundizar en el.