POR JOSÉ CRUZ CABO, PERIODISTA
Yo también he sentido profundamente la muerte de doña Concha Casado, una mujer a la que pude tratar y escuchar muchas veces en nuestra ciudad, ya que mientras la salud se lo permitió vino bastantes veces a La Bañeza y tuve la suerte de estar de Jurado con ella en Jiménez de Jamuz para dar los premios a los mayos.
También gracias a nuestro inolvidable Cronista Oficial de La Bañeza, Conrado Blanco, y su esposa Charo, pude tratarla en muchas ocasiones, unas veces solo el saludo, otras largas conversaciones sobre las pallozas, los molinos y los palomares, que ella ayudó a conservar en muchos puntos de nuestra provincia, incluida La Cabrera, donde tuve la suerte de recibir junto con Luis Pedro Carnicero y Antonio Colinas una lección de leonesismo y de protección de nuestras tradiciones y monumentos que nos quedan.
Su saber, su amabilidad, su simpatía y sobre todo esa sonrisa permanente que usaba para descender hacia los que no sabían pero querían saber.
El Museo de las Alhajas y Vestimenta antigua de nuestra ciudad, y comarca, junto con la Harinera, fueron objetivos de su saber y de su cuidado por la historia leonesa.
También tuve el honor de escucharla en varias conferencias, pero sobre todo aprender de sus conversaciones distendidas en la calle o en una cafetería, charlando con Conrado y Charo y yo como escuchante maravillado de su saber y de su simpatía y sencillez.
La Bañeza le debe mucho porque siempre venia a cualquier evento que tuviera que ver con la historia y preparación de alguna tradición o monumento, por muy pequeño que fuera, porque su ilusión y su gran conocimiento de la historia de toda la provincia, le llevaban a dar su saber y ayudar a restaurar lo que se pudiera y sirviera para el mejor conocimiento de la historia de León y su provincia.
Gracias doña Concha por todo lo que hizo por La Bañeza y espero que ahora esté con tantos amigos que la precedieron y que consiguió a través de una vida llena de sabiduría y amor por lo leonés.
Fuente: http://www.diariodeleon.es/