POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS):
Este, 2 de noviembre, los católicos celebramos el DÍA DE LOS DIFUNTOS, fiesta fundada por San Odilón, abad de Cluny, en el siglo XI y rápidamente extendida a todos los monasterios y, en definitiva, a Europa y a toda la iglesia latina.
Recuerdo que siendo yo niño y adolescente (¡ya llovió!) se instalaba frente al presbiterio un catafalco, a modo de féretro, cubierto con un gran paño negro y el sacerdote, revestido con ornamentos negros…, decía la Misa y al final recitaba los correspondientes responsos en recuerdo de todos los difuntos a los que se suponía en el cielo o «en espera» de llegar a él.
Como la idea de LA MUERTE sobrevolaba sobre los fieles, siempre tristes por el recuerdo de sus seres queridos, nunca faltaba alguna expresión un tanto irónica para «suavizar el ambiente» pues, como decía un cura , ya viejo, de Albandi (Carreño-Asturias) : «MORIR, CUANDO DIOS QUIERA ; PRISA, NINGUNA».-
Por Colunga, que es mi concejo, los viejos utilizamos una especie de criptolenguaje para indicar nuestro deseo de vida y de una lejana muerte. He aquí varias respuestas a la pregunta general de «¿Cómo estás, hom?» .
Unos dirán ; «SIN PROFUNDIZAR , BIEN»
Otros serán más certeros : «DE MOMENTO, EN VERTICAL»
No faltarán los que digan : «ENES ESQUELES DE HOY NON ME VI»
Y los más hipocondríacos especificarán sus dolencias con el genérico «TENGO…» .- Es decir. Bien, pero TENGO esta rodilla que non me dexa andar ; bien, pero hoy TENGO un dolor de huesos que non lu resisto ; bueno, bien, si non fuera que TENGO esti catarru y esta tos que non soy a respirar…
Los creyentes de verdad sabemos que existe el infierno (la no presencia de Dios) y también estamos convencidos de que nadie será condenado con ese castigo pues la misericordia divina es infinita.- Pero , como la cosa , hoy, va de broma, les alegraré el día con un plato sencillo e «infernal» : UNAS PATATAS CON SALSA DIABLA (O SALSA DEL DIABLO).-
Sigan estos pasos :
A) Frían en aceite (aprox. un vaso pequeño) tres o cuatro guindillas de Cayena ; aparten del fuego y cuando el aceite esté templado sumen una cucharadita de pimentón picante.-Dejen un reposo de unas tres horas y cuelen el líquido por colador de agujeros pequeños. Reserven.
B) Preparen una salsa de tomate según su costumbre, o cómprenla ya elaborada (las hay muy buenas).- Agreguen el «aceite de guindilla» en más o menos cantidad según estos criterios : 1.- Alegre de picantín .- 2.-Bastante picante.-3.- Muy picante y soportable.- 4.- Muy picante e insoportable.- Es la llamada SALSA DIABLA o SALSA DEL DIABLO.
C) Cuezan en agua con sal unas patatas enteras y sin pelar. Ya cocidas, las pelan y trocean en pedazos de tamaño medio. Frían en aceite las patatas troceadas y, ya en su punto, las sacan, escurren , y bañan con la SALSA DIABLA según su elección. Sìrvanlas de inmediato.-
Y para aliviar el «diabólico fuego del picante» , «unes pintes de vino tinto de Cangas…» No lo duden.-
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