POR ÁNGEL ESTEBAN CALLE, CRONISTA OFICIAL DE CASLA (SEGOVIA)
A lo largo del año, hay días que nos recuerdan algunas efemérides importantes, buenas o malas, y también nos traen a la memoria diferentes grupos de personas con especial significación. Por ejemplo el día de la Cruz Roja, el de la Lucha contra el Cáncer, el del padre, el de la madre.
Sin embargo, entre todos estos, hay uno que reviste una relevancia fundamental. Naturalmente, me refiero al que celebramos, en el Centro Municipal de Mayores de San Francisco, es decir: el Día internacional de la Mujer. Por cierto que, en este caso, más que dedicarle un solo día, creo que deberíamos ofrecerle nuestro respeto, cariño y reconocimiento por su labor, durante los 365 días del año, y por supuesto en este año, al ser bisiesto, los 366.
La prueba de su importancia está, entre otras cosas, en que la mayoría de los hombres estamos dispuestos a unirnos a dicha celebración, como se demuestra en el acto dedicado a ensalzar la figura de la mujer, por parte de los socios masculinos y femeninos de los Centros Municipales de Mayores del distrito centro de Madrid en el que pude intervenir.
Ahora, con la venia de la sala, solicito vuestro permiso para recitar un poema que he escrito con mucho cariño pensando en esta ocasión. Se titula “LOS PAPELES” DE LA MUJER, y consiste en un romance dedicado a todas las que me estáis escuchando. Dice así:
Los “PAPELES” DE LA MUJER
(Romance dedicado a las mujeres que me están escuchando)
Hace un año que leí
El “día de la mujer”,
En un centro de mayores
Como en un “nuevo mester”,
Un poema titulado
“la esencia de la mujer”.
Hoy confirmo lo que dije
De la cabeza a los pies;
Pero quisiera añadir
OTROS “PAPELES” TAMBIÉN.
Porque tiene tantos mimbres
La labor de una mujer,
Que no se termina nunca
Su dilatado quehacer.
Sé que, en un solo poema,
No es posible entretejer
El centenar de facetas
Que abarca cada mujer;
Pero un abanico de ellas
Voy a intentar exponer.
Me refiero a su importancia,
En una familia fiel,
Como abuela, como madre,
Esposa e hija también.
Hasta como dulce nieta
Es muy capaz de ejercer
Una labor cariñosa,
Desde que llega a nacer.
Al ser abuela le cae
Un duro y grato placer:
Sus nietos son nuevos hijos
Que debe cuidar muy bien,
Como si hubieran surgido
De su útero otra vez.
Como madre amante y buena,
los hijos han de saber
Que, gracias a sus desvelos,
Ellos consiguen crecer.
Todo eso sin contar
Que tienen que resolver
Las tareas hogareñas
Con constancia y madurez.
¡ojalá que sus maridos,
O sus parejas tal vez,
Sepan compartir con ellas
Labores que no se ven,
Sobre todo cuando asumen
Otros trabajos también
En colegios, sanatorios,
Empresas o algún taller!
Las hijas son muchas veces
Un firme y fuerte sostén
Para sus padres ya ancianos,
Que no se pueden valer.
Y las nietas nos regalan,
Desde su tierna niñez,
Sus besos y sus abrazos
Tan suaves como la miel.
Sé que aún me quedo corto
Cuando alabo a la mujer;
Pero pienso que mis versos
Os pueden enternecer,
Porque os los he dedicado
Con mi sincero querer.