POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El diálogo es conversación, discusión o trato entre dos o más personas; sin coherencia es diálogo de besugos, si los interlocutores sólo piensan en sí, diálogo de sordos. Acá un diálogo literario, en “Luces de Bohemia”, de Valle-Inclán: “-¡Yo soy teósofo! -¡Yo no sé lo que soy! -Lo creo. -Un golfo madrileño. -No malgastes el ingenio, que todo se acaba. ¡Vaya, dame un pito! -No fumo. -¡Otro vicio tendrá usted! -Estupro criadas. -¿Es agradable? -Tiene sus encantos. -¿Será usted padre innúmero? -Las hago abortar. -¡También infanticida! -Un cajón de sastre. -Un servidor es neo-maltusiano. -¿Lo pone usted en las tarjetas? -Y tengo un anuncio luminoso en casa. -Y así, revertiéndonos la olla vacía, los españoles nos consolamos del hambre y de los malos gobernantes”. ¿Más diálogos?, ¿uno entre delincuentes separatistas y nuestro Gobierno? Sí, pero con rejas por el medio, salvando las distancias.
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