POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Ayer empezó la Semana Santa, fue un domingo de ramos diferente. Si vemos los índices de audiencia en las horas que las misas son emitidas por televisión, sabemos que alcanzan cuotas tan importantes como sorpresivas. ¿Estamos ante un momento de conversión, de refugio en el misterio pascual, o de volver a nuestros orígenes y principios? La verdad es que son momentos para que cada uno en su silencio medite lo que está ocurriendo en el mundo, la trascendencia de lo que nos está pasando y el momento que estamos viviendo.
Son muchos los mensajes y videos que recorren por las redes hasta llegar a nuestros ojos y oídos. Me sorprende incluso la procedencia de algunos de ellos, pero en verdad, es algo positivo, que nadie se avergüenza de enviarlos, aun siendo de contenido religioso, o de suplicas ante el Altísimo o su santa Madre.
He tenido la suerte de vivir muchos domingos de ramos en Sevilla, podía hacer un mini pregón de lo que ayer pasó por mi mente, de lo que ayer pude vivir con mi familia de Sevilla, fue un día intenso, tan intenso que a la hora que cada año salía el paso de la «Borriquita» o «Jesús Despojado» (y nombro estos pasos con el nombre que son conocidos por todos, y son los primeros que recorren las calles más céntricas de la ciudad), tuve que quemar una pastilla de carbón en el balcón de mi casa, poner incienso y al compás de las marchas de aquellas bandas sevillanas revivir desde Casinos los momentos que otros años, viví en directo en la capital Hispalense. Sevilla es un ejemplo de arte, música, belleza, elegancia, religiosidad y de fe. Siempre digo que cuando vas a Sevilla a vivir la semana santa, recibes una inyección de esperanza, de la que tan faltos estamos en algunos momentos.
Hoy estarían desfilando las nueve procesiones propias del lunes santo, dignas todas ellas de ser referidas en diferentes crónicas por el esplendor y categoría que las envuelve. Pero ya estamos casi al final del día, y en esta tarde primaveral, me centro en una procesión que hubiera desfilado mañana martes por aquella querida ciudad: «San Esteban.»
Poco o nada nos puede decir este nombre a quienes de lejos vivimos aquella celebración, pero para los valencianos que somos muchos, los que nos encontramos en Sevilla en semana santa, este título del paso, que sale de la Iglesia del mismo nombre, nos evoca muchas más cosas. El nombre oficial que lleva esta hermandad es «Nuestro Padre Jesús de la Salud y buen Viaje y María Santísima Madre de los Desamparados, San Juan de Ribera y Protomártir San Esteban».
¡Qué nombre tan largo pero que devoción tan nuestra. La Junta Organizadora la Hermandad adquirió, a principios de 1927, del imaginero D. Manuel Galiano Delgado una imagen de María Dolorosa, que quedó depositada en la iglesia del Hospital de las Cinco Llagas, ya que en aquellos momentos la iglesia de San Esteban, se encontraba en obras de restauración. Dicha imagen fue advocada en un primer momento con el título de Nuestra Señora de la Asunción; sin embargo, el Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal Ilundain, al que la Junta Organizadora había invitado para bendecirla, estimó poco apropiado ese nombre para la iconografía dolorosa de la Virgen, renombrándola Madre de los Desamparados, como permanente recuerdo de los acogidos en el hospital que la cobijó desde que fuera esculpida por su autor. Finalmente, fue bendecida el día 8 de mayo de 1927 por el citado cardenal en la iglesia del hospital, siendo madrinas del acto las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Al año siguiente, fue trasladada solemnemente a la sede canónica de la Hermandad el domingo 18 de mayo.
En el año 1960, la Hermandad obtiene de la Autoridad Eclesiástica la inclusión del entonces beato Juan de Ribera, más tarde santo, como Titular de la Corporación. San Juan de Ribera, fue arzobispo de Valencia y Patriarca de Antioquía, fue vecino de la collación de San Esteban y en ese templo recibió la tonsura clerical.
Cada martes santo desfilan por Sevilla diferentes Banderines uno de ellos es de San Juan de Ribera bordado por José Guillermo Carrasquilla en 1960 y el otro es azul con la imagen centra de la Virgen de los Desamparados, la que esperamos cada año verla pasar en la Plaza del Duque, donde nos reunimos los valencianos sevillanos.
El paso, en su parte delantera, sobre el Llamador, tiene una Virgen de los Desamparados en plata de ley cincelada por Manuel Seco Velasco en el año 1968, y fue donada por el Ayuntamiento de Valencia de la época para presidir el frontal del paso de la Dolorosa.
Esta Cofradía tiene mil trescientos nazarenos aproximadamente que visten túnicas de color crema con capa, antifaz y botonadura azul celeste con cíngulo azul y crema; y tiene sobre tres mil cien hermanos, la banda de música que acompaña el palio es la de Mª Santísima de la Victoria, más conocida como «Las Cigarreras.»
Termina el lunes, vamos camino del martes, estas ideas históricas nos ayudan a conocer la importancia que tiene Valencia y su Patrona, en el mundo. Es una experiencia importante descubrir y conocer hechos de nuestra historia, que en ocasiones por desconocimiento nos pasan desapercibidos, pero es un buen momento para saber que cada martes santo la Virgen de los Desamparados, recorre las calles y plazas de Sevilla.