POR JOSÉ SALVADOR MURGUI. CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Hoy transcribo un documento, escrito en 1906, por el alumno citado de la Escuela Pública de Niños de Casinos: Crescencio Rodilla, nacido el 10 de marzo de 1891.
«Señores:
Aunque mi débil inteligencia no está acostumbrada a este tipo de trabajos literarios, y mis facultades no están aún en el grado de desarrollo que se necesita para hacer un discurso acabado y perfecto como yo desearía y vuestra digna autoridad lo merece, me veo obligado a redactar esta memoria cumpliendo con ello un mandato de mi profesor y un deber de gratitud hacia la persona respetable de D. Juan Manuel Murgui y la de D. Vicente Rodríguez, que son los verdaderos amantes de la cultura popular, así como los demás miembros de la Corporación Municipal que tan acertadamente administran los intereses de este municipio. Así, pues, haré la memoria.
Salimos el Jueves Santo, a las catorce horas de este pueblo, quince alumnos a las órdenes de nuestro maestro D. José Ruano y llegamos a Liria a las dieciséis, y como faltaban 2 horas para salir el tren, los aprovechamos visitando algunos puntos de dicha población.
Ante todo debo decir algunos datos históricos de la ciudad de Liria: es Partido judicial, está situada a 23 kilómetros de la capital, entre los cerros de San Miguel y de Santa Bárbara. Creen algunos que se fundó por los años mil ochocientos cincuenta de la creación del mundo, y se atribuye a los armenios que la llamaron Edeta. La ensancharon los cartagineses apellidándola Gran Edeta, y haciéndola cabeza de los pueblos edetanos. Los romanos la denominaron Laurona, del cual proviene el nombre de Liria. Luego distribuida en las guerras de Pompeyo y Sartorio; la reedificaron y fortificaron los moros, de quienes la tomó D. Jaume I. Tuvo voto en Cortes y Felipe V hizo merced de ella al Mariscal de Berwick, que desde entonces fue cabeza de ducado.
Entre sus edificios notables, está la iglesia parroquial de tres naves, con la fachada principal de sillería y de tres cuerpos de los órdenes dórico, corintio y compuesto. Se construyó en 1642 bajo la dirección de Tomás Leonardo Esteve. En el presbiterio hay un precioso mausoleo labrado en Roma por el célebre D. José Álvarez, dedicado a la memoria de Dña. Teresa de Silva y PALAFER, duquesa de Berwick, que murió en Florencia en el año 1818.
También visitamos la iglesia de S. Francisco que solo apreciamos en ella un zócalo de azulejos, preciosos artísticamente considerados, del S. XVI, y como se acercaba la hora del tren nos fuimos directos a la estación de la vía ancha; en cuyo punto examinamos, previo permiso del maquinista, la locomotora en sus partes principales, de caldera, depósito de agua y de carbón, graduador, vapor y contra-vapor y válvula de escape. Inmediatamente subimos al tren que salía enseguida en dirección a Valencia.
Con intención de aprovechar el tiempo comimos en el tren.
Benaguacil= Este pueblo es puramente agrícola cosechando muchas cebollas que son exportadas en su mayoría a Inglaterra, entablándose con este motivo comercio de cabotaje con dicha región.
Después paró el tren en un apeadero: era el molino harinero del Señor JERVANDIS, cuyo motor es el agua del Turia que llega allí por un canal.
Puente de hierro junto al río Turia. Hay grandes depósitos de madera en el margen derecho, arrastrada por las aguas.
Estación de Villmarchante= a la derecha de esta hay un horno de cal hidráulica y el terreno del contorno contiene gran cantidad de mineral de esta clase.
Estación de Ribarroja= En las inmediaciones de esta hay viviendas subterráneas llamadas cuevas: originando la vista de ellas, una explicación de la escala gradual que ha seguido el hombre en la construcción de sus moradas, desde los tiempos primitivos hasta nuestros días.
Pasamos luego por la presa y el depósito de aguas potables para las fuentes de Valencia. Este punto será objeto de otra excursión, directamente, por cuyo motivo no fue explicado.
Detiénese un poco el tren y era la Llosa, un apeadero de poca importancia.
Manises: Este pueblo se distingue por el gran desarrollo y perfección que ha alcanzado en él la industria cerámica y la rama de esta industria, llamada mayólica.
Entramos en la Vega de Valencia, cuyos campos se riegan con las aguas del Turia que canalizaron los árabes.
Quart de Poblet= No tiene nada de notable.
Mislata= Tampoco tiene ninguna cosa digna de mención.
Allí, a la izquierda de la vía destáquese un soberbio edificio que tiene muchas ventanitas alumbradas y se distingue perfectamente, su construcción que es de forma de un abanico: es la convencional cárcel modelo, y nuestro maestro nos propone visitarla antes del regreso, dejando para entonces la explicación oportuna.
Valencia= Como eran ya más de las ocho de la noche marchamos directamente hacia la calle de Alboraya, donde está el colegio de vocaciones eclesiásticas y donde habíamos de pasar la noche. Llegamos a él y fuimos recibidos por el Sr. Director D. Manuel Grau y algunos profesores, los cuales nos hicieron algunas preguntas de puntos sobre enseñanza primaria y algunas frases en francés, que fueron todas ellas contestadas de manera que nos valieron muchos elogios y palabras cariñosas. Luego pasamos a un gran salón donde jugamos una hora mientras nuestro maestro y director paseaban conversando amigablemente. Nos ofrecieron cena que rechazamos y acto seguido entramos en el oratorio, rezamos las oraciones de la noche y nos acompañaron a un salón dormitorio que habían más de trescientas camas, nos designaron a cada cual la suya, nos despedimos del director y maestro, encargándonos este mucha formalidad y aquel encargó nuestra custodia y vigilancia a ocho dependientes o fámulos que se quedaron cerca de nosotros, retirándose los otros señores que subieron a dormir al piso del profesorado.»
(Continuará).