POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Es una buena noticia; que se pueda salir de casa es una gran noticia. Este domingo los niños tomaron las calles, con los papás, con las medidas marcadas por la Autoridad competente.
Al momento de salir ya se han oído muchas voces, muchas fotos, muchos vídeos, mucho contento y por supuesto mucho descontento. No quería entrar en valoraciones, ni es mi intención decir a cada cual, lo que tiene que hacer, ya somos todas y todos mayores para saber cómo debemos comportarnos, y a que normas atenernos en aras a la prevención, no contagio y extinción de la pandemia.
Al médico y filósofo griego Hipócrates (460 – 370 a.C.), se le atribuye una frase que dice «Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que le enfermaron«. Muchos días lo he escrito, pero hoy es un día que en verdad lo he pensado y me atrevo a expresarlo, ¿estamos dispuestos a renunciar a las cosas que nos enfermaron? Realmente ¿somos conscientes del antes y del después? Si sirve de algo para aquellos que me dicen que me leen, les invito a que se hagan esta pregunta y esta reflexión.
¿Dónde empieza mi renuncia, cuando y como acaba la enfermedad del mundo? Hay palabras claves que nos ayudan a vivir la vida, a ser mejores o a ser peores personas, a definir nuestra actitud ante ciertos momentos. En ese amplio abanico entran entre otras muchas palabras la dignidad, libertad, igualdad, justicia, verdad, honradez, trabajo, paz, salud, dolor, hambre, empatía, generosidad, arrogancia, ilusión, manipulación, sencillez, amor, odio, perdón, rencor, abandono, aburrimiento, rabia, sabiduría, bondad y amor, podía poner una lista interminable, pero lo dejo aquí como un ejemplo, y cada uno que añada las que quiera.
¿Cuántos mensajes recibimos y pasamos cada día, a cada momento arreglando el mundo, la medicina, la sociedad, todo aquello que se «les» ocurre y nos llega? ¿Cuánto tiempo dedicamos a generar confianza, ilusión, generosidad para salir adelante? ¿Cuántas ganas tenemos todos de abrir los ojos y que vuelva a ser todo como antes? ¡Qué difícil es escribir esto sabiendo que la realidad está lejos de nuestra ilusión! Sin embargo vemos que en otros lugares del mundo, están saliendo, vemos que se va superando, vemos que se progresa adecuadamente, como dicen en escuela.
Pero también vemos, o veo, que hay renuncias que quedan lejos de nuestra mente, renuncias que son difíciles de renunciar, valga la redundancia. Desde mediados de marzo, reflexionando, meditando, cerrados, cumpliendo, «yo me quedo en casa» frase viral, pero ¿en que ha mejorado el confinamiento a mi persona? No lo sé, y de eso se trata. El aire está más limpio, el ambiente no está contaminado, no hay accidentes de tráfico, hemos sido muy obedientes, pero hoy según dicen los infinitos mensajes que nos han llegado, parece ser que hemos vuelto a las andadas.
Es tarea de todos, es empeño de un pueblo, de cada uno en su pueblo, el poner las cosas en su sitio para hacer las cosas bien, según establece la normativa dictada. Hay temas que ni podemos resolver, ni podemos penetrar en la intensidad de los mismos, podemos modestamente opinar, pero jamás podremos solucionarlos porque se escapan de nuestras manos. Lo que si debemos hacer es respetarnos unos a otros, respetar la opinión que nos ofrecen si está cargada de sinceridad y verdad; una terapia muy interesante que pienso pueda ser necesaria, es a la hora de juzgar a una persona ponernos en su lugar y pensar como actuaríamos nosotros en esa situación que estamos juzgando.
Esta es mi modesta opinión, la doy para el Periódico de Aquí, hoy no hablo del Casinos de hace doscientos años, o del de hace cincuenta, hoy me preocupa el Casinos del futuro, del mañana inmediato y espero por el bien de todos, que pronto recobre su normalidad dentro del proceder que establezca la norma, que en definitiva es la que está guiando e instruyendo el tema desde mediados de marzo, deseando que todos disfrutemos de muy buena salud y ánimo para seguir adelante, volver al trabajo y a la vida en sociedad.