ACUDIÓ PRÁCTICAMENTE TODA LA CORPORACIÓN, ENTRE ELLOS LA CRONISTA OFICIAL DE OVIEDO, CARMEN RUIZ-TILVE
San Mateo se puso ayer la camiseta azul y Oviedo revivió, de nuevo, el ascenso a Segunda División en el inicio de las fiestas. Un club y una ciudad que no se pueden entender por separado, como clamó durante la lectura del pregón Diego Cervero, llevándose el primer aplauso desde el balcón consistorial ante una multitudinaria y especialmente entregada plaza: «Desde 1926 este club ha sido el buque insignia de los valores que esta ciudad lleva por bandera».
El capital del primer equipo – quizá por su reciente experiencia el pasado junio más sereno que su compañero- abrió oficialmente los festejos con Héctor Fernández, capitán del Vetusta. Tomaron la palabra después de que saliera al mismo escenario Wenceslao López. En su primer San Mateo como alcalde se llevó una sonora pitada de la plantilla de La Auxiliar de Recaudación -cuyo servicio el tripartito quiere adjudicar al Ente de Recaudación del Principado, lo que deja en el aire sus 42 puestos de trabajo-. El ruido de los silbatos del grupo, situado al lado del chiringuito El Topu Fartón, impidió incluso escuchar desde el interior del Ayuntamiento las palabras de agradecimiento y felicitación del regidor a los ovetenses. Desde el salón de Plenos seguían el acto numerosos miembros de la Corporación municipal y del Real Oviedo, encabezado por su presidente, Jorge Menéndez Vallina, pero con menos invitados que en años anteriores.
Pasado ese trago, que el socialista superó con un vitoreado «Viva San Mateo», el pregón se convirtió en una celebración y en un repaso a las vivencias y afición de los dos oviedistas. Cervero recordó que el club «ha paseado su escudo por Europa y nuestros jugadores han capitaneado selecciones que jugaban mundiales y eurocopas», que cuenta con unos aficionados «capaces de contagiar este sentimiento a personas de todo el planeta» y del que él siente los colores desde su niñez. A los 9 años, tras iniciarse en el fútbol sala y jugar en el patio del colegio San Juan con pelotas de papel, probó suerte en el Carlos Tartiere. «Mi sueño era jugar en el primer equipo y lo conseguí», dijo ayer con orgullo. Unos años de adolescencia y juventud con «muchas tardes de autobús camino a Matalablima, a San Esteban, a La Morgal…», que le han llevado hasta hoy, hasta convertirse en médico y en el capitán.
Una etapa donde, dedicado a los estudios y el fútbol, sacó tiempo para divertirse y acudir, como mencionó, «a los conciertos de la plaza de toros, de Los Suaves o de Camela, que siempre había que ir porque había muchas chicas y oye, había que intentarlo», confesó entre risas, y que solo se perdió con 15 años, cuando le convocó la Selección Española.
Un canterano que representó ayer a toda la institución al igual que su compañero Héctor Fernández. Y también se acordó de sus padres, su novia y sus amigos durante la lectura, y de sus primeros años en el club: «Con 11 años comencé a formar parte del Real Oviedo; eran años complicados, donde había muchos que preferían irse a otros equipos». No fue su caso y no perdió la «ilusión» que destacó de esta afición capaz de sufrir y celebrar con todos sus sentimientos los descensos y la subida a la categoría profesional.
«Pasará a la historia»
«Lo hemos conseguido entre todos, con un equipo que pasará a la historia, con una afición que se ha ganado ser reconocida en todos los rincones; que ha logrado enamorar al grupo más importante del mundo, al grupo Carso, a Arturo Elías, a don Carlos Slim, a quienes les estamos tremendamente agradecidos», terminó Cervero en su segunda intervención, que dio paso al chupinazo.
Así, con un «¡Puxa Asturies!», «¡Hala Oviedo!», «¡y viva San Mateo»», Cervero y Fernández terminaron su pregón, donde antes de comenzar ya tenían al público metido en el bolsillo.
Otros jugadores de ambos equipos les arroparon ayer en su aparición ante los micrófonos, entre ellos Jon Erice, Gerardo Menéndez, David Fernández, Rubén Miño, Gorka Magunazelaia, Héctor Font, Jonathan Vila, Toché o Nacho López. También asistieron Fernando Corral, Manolo Paredes, Cesar Martín y David Alonso en representación del club. En el día en que justamente Messi tuvo a su segundo hijo que llamó Mateo, todos charlaron animadamente antes del comienzo del acto con el regidor, la vicealcaldesa Ana Taboada y el concejal de Cultura y presidente de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF), Roberto Sánchez Ramos. Acudió prácticamente toda la Corporación -faltó, entre otros, el edil de Economía, Rubén Rosón, a quien los empleados de La Auxiliar mencionaban en sus camisetas, al parecer, por asistir al musical ‘Mongolia’-. También Agustín Iglesias Caunedo, que llegó a las ocho en punto y encabezó la representación popular, y los ediles de Ciudadanos. Hubo invitados, pero menos que en otras ocasiones. Entre ellos la cronista oficial de Oviedo, Carmen Ruiz-Tilve. Así arrancó el primer San Mateo en décadas sin reinas ni damas.
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