POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Después de tanto confinamiento pandémico, que parecía que ya quedaríamos para siempre en este estado de libertad condicionada, limitando tantas libertades, valga la redundancia, en que nos hemos hecho a estar cerrados en casa por si acaso y por imperativo legal, con las piernas entumeciéndose porque no es lo mismo andar pasillo arriba, pasillo abajo, que un buen paseo, aunque sea a ritmo lento. Y ablando de ritmo, que otro podríamos tener los de la juventud apaciguada si hemos perdido las pocas piernas que nos quedaban. Claro, había unas normas de mantenimiento físico en el estado de confinamiento domiciliario, difíciles porque los que no hemos sido deportistas de jóvenes, difícilmente podemos empezar a estas alturas… y así estamos, como niños que comienzan a andar, poco a poco cogiendo músculo en esas piernas que delatan una edad, vivida y disfrutada, pero que ya no se presta a mucho ejercicio salvo que no lo hubieras dejado nunca. Eso dice un amigo mío, no voy a correr ahora lo que no he corrido cuando tenía las piernas agiles… y así, como hacía mi abuelo y yo entonces no entendía, hay que descansar de vez en cuando, que hace unos días nos decían miembros de las fuerzas de seguridad que no podíamos pararnos… ¡Que más quisiera yo! Dijo otro amigo.
Bueno, lo cierto es que hay un lío por eso de si estamos en el 0, o en el 1… no, en el 0,5… entonces, ya hoy, o el lunes próximo podemos pasear sin estar sujetos a horarios por edades. De verdad, mucha información, a veces mucho tiempo para no aclarar casi nada, para luego tener dudas y escuchar opiniones contradictorias. No, es que ya es en poblaciones menores de 10.000 habitantes… pues será así. La verdad es que nos sobra tiempo porque el paseo admitido por las piernas no llega ni con mucho al tiempo autorizado. La cuestión no es esa, es el sentir la libertad de salir cuando te conviene, te apetece o simplemente te da la gana… con todas las medidas necesarias, claro está.
Ya estamos haciendo planes para el número que sea, para salir de viaje y encontrarnos algunos cronistas, un viaje de amistad y también cultural. Yo me temo que aún tardaremos y se nos meterá el verano y a ver quien viaja a Córdoba, concretamente a Hinojosa del Duque… y allí unos amigos y colega, Meli y Luis. Y desde allí, con César y yo, al Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, una visita pendiente y tan deseada desde hace mucho… y ya de paso, el arte Ibérico de Cástulo y Jaén.
Pero hablando de cultura, difíciles momentos son estos que han roto toda trayectoria cultural, especialmente de actos púbicos, musicales, teatrales, conferencias y presentaciones de libros, porque, los adelantos técnicos de las redes están muy bien, y los museos han hecho un gran esfuerzo por acercarnos virtualmente tantas cosas bellas, se nos ha ofrecido teatro hasta en el teléfono, pero no es igual. Al contrario, que es lo que pretendían, quizás han despertado los ánimos a las visitas reales cuando sea posible. También ha sido un bombardeo, imposible de seguir, tantas visitas virtuales, conferencias en grupos y videollamadas, músicas, teatro y conciertos… Hay muchos temas esperando un hueco real, para el otoño, y si todo sigue mejorando como se espera, incluso creo que habrá dificultad para hacer un hueco a tantas cosas que se están aplazando.
Hay otro aspecto, nada despreciable, y yo creo que es de las cosas que irán a mejor en lo sucesivo, que valoraremos más, lo que tenemos al alcance nuestro, aquellas cosas alcanzables sin grandes problemas. Cuantas veces hemos dejado por pereza o por no hacer un mínimo esfuerzo, cosas valiosas para el espíritu y los sentimientos. Ahora, cuando hemos sentido la soledad de un confinamiento y la carencia de valores que quizás no hemos apreciado lo suficiente hasta que no nos ha faltado…
Dicen que ya nada será igual. Yo espero que no, sobre todo en algunos aspectos, a favor de una mayor apreciación de algunos valores que estábamos perdiendo sin darnos cuenta, cosas cotidianas que eran tan importantes… ¡Espero que así sea!