POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA.
LA MURCIA QUE NO VEMOS
Las crónicas recuerdan que un profeta llegó a Murcia para predecir la peste de 1648 y hasta regresó para anunciar la riada de San Calixto
Iba «vestido de pieles, copioso el cabello crespo y enmarañado, tostado el rostro» y se ayudaba «para caminar con un tosco báculo y con pasos apresurados». De esa guisa se plantó en Santa Catalina, entonces la plaza Mayor de la ciudad…