POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Iba a opinar acerca de las palabras que Miguel Alarcos dedicó al asturiano (la lengua), pero me contengo, como Santa Teresa, hoy voy con cuidado; iba a opinar sobre mi amigo Javier Suárez y el órgano de San Juan (la basílica), aunque prefiero disimular lo que no tiene remedio; iba a opinar del amago tripartito a los bancos (los que desahucian) y sobre la grúa (la de trinca y palanquín) transigente con Taboada, pero hoy me comió la lengua el gato; también iba a contar donde cogí ayer boletos edulis, pero es virtud bien probada guardar secreto; ¿fue entre arces, roble americano, abedules, pino tea, abetos, castaños de indias, hayas, plátanos de sombra…? Cosas hay que pierden valor si las hablamos. Eso sí, cené los boletus en la Bolgachina, en casa de A. C., a la plancha, con coles, en risotto, con rodaballo…, y brindé con tinto de Cangas de Narcea por nuestra gloriosa llingua, la música celestial y la política de altos vuelos.
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