POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Revista La Moraleja número 92, en imprenta
(El coordinador de la revista nos había pedido unas líneas sobre el coronavirus, y cómo se estaba viviendo en las distintas localidades. Han llegado colaboraciones de Roma, Málaga, Sevilla, Granada y Villanueva. Esta fue mi texto, escrito en abril y que ahora sale a la luz).
En estos momentos mi primer sentimiento es de dolor, por los miles de ciudadanos muertos en España y el mundo. De unirme al dolor y sufrimiento de todas estas personas, que han debido soportar la muerte de familiares con una capacidad de sufrimiento inmenso. Mis palabras de ánimo para todas las heridas del alma que ha supuesto la pérdida de un ser querido.
Mi dolor por la muerte en esta mañana de abril de un médico del hospital de Úbeda, Pedro Marín, a consecuencia del coronavirus, dolor por otros sanitarios fallecidos en la provincia y en España El número de contagiados en personal sanitario, es infinito, por una pésima actuación de las autoridades, nacionales, andaluza y provincial, en proteger adecuadamente, a todo el personal sanitario o de primera línea.
De responsabilidad suprema en todos los casos desde el personal sanitario, asistencia a domicilio, trabajadores de residencias de mayores y discapacitados, Policía, Guardia Civil, Protección Civil, Cáritas, Cruz-Roja, asociaciones, empleados, agricultores, comerciantes, conductores, limpieza… que han tenido que desarrollar sus trabajos con medios precarios, lo que los ha convertido en presa fácil del coronavirus; responsabilidad y vocación a maestros y profesores de todos los niveles por su trabajo con alumnos por sistema telemático.
Solidaridad, ante la carencia de material de protección del personal sanitario o de atención diaria con los vecinos. Una marea de solidaridad ha llenado a nuestra localidad: grupos de mujeres realizando y entregando mascarillas, comercios y empresas con equipos de protección variados; los que se han dedicado a los mayores en atención telefónica; las distintas concejalías que se han preocupado del tema, con excelente respuesta; la atención a los mayores llevándoles, medicamentos, alimentos o comida; los que han aplaudido a las ocho, los que desde su balcón han ofrecido su arte para aliviar la dura monotonía, los sones de las trompetas con marchas de semana santa, la bocina sonando los viernes; los responsables de ofrecer las imágenes de las celebraciones religiosas, las actividades culturales en las redes; los agricultores con sus tractores desinfectando todas las calles y rincones. A todos mi agradecimiento y sé que daremos la talla para lograr una ciudad más rica en todos los sentidos.