POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Regreso a Murcia ¿Por qué a Murcia?
A mi marido que lo conocía desde que estuvo en la aviación, le gustaba esta tierra y aquí aterrizamos, para el resto de nuestras vidas. Aquí están mis hijos y nietos, siete nietos y nueve biznietos. Mi marido murió hace veintitrés años y yo ya tengo cumplidos los ochenta.
Tras regresar de nuestro encuentro en Villanueva, tuve dos ictus, que me han postrado en una silla de ruedas, dependiente para todo y no sé cuánto aguantaré. Estoy escribiendo con dificultades, perdone los errores.
Mi afición a los bolillos
Aprendí de pequeña en el pueblo. Tendría unos ocho años y me enseñó una vecina. Después, estando en Murcia volví a cogerlos y con otras amigas formamos una asociación, llamada “Amigas del Bolillo”, haciendo cursos y encuentros en Murcia y por toda España, entre ellos en Úbeda y Linares. En Murcia convocamos un encuentro internacional, con 900 participantes entre España, Inglaterra, Suiza, Francia y Holanda. Una preciosidad. Nos han invitado por toda España y en Almería durante cinco días participamos en una Feria de Muestras de los Emiratos Árabes. Todavía sacamos una carroza en el Desfile del “Bando de la Huerta”, haciendo bolillos. Lleva la carroza un Bolillero gigante y un letrero “Bolilleros de Murcia”, precioso. Desgraciadamente creo que ya se ha terminado para mí. He sido monitora y tesorera durante los 20 años de la Asociación.
Mi vuelta a Villanueva
Volví a los treinta años de haber salido con trece. Fui a casa de unos tíos, en la Cuesta de las Fuentecillas, ahora ya fallecidos. Me llevé el primer “mazazo” al ver que había desaparecido una Obra de Arte, la gran “Fuente de Galán”, lloré de pena y pensé, que el que mandó destruirla, si todavía vive, le pondría el castigo de volver a ponerla como estaba; el orgullo de Villanueva con sus escalinatas blancas y sus pilares llenos de agua, que servían para beber todas las bestias que pasaban. En estos pilares han bebido los caballos de rejones de Ángel Peralta, que rejoneó en “La Perla Chica”, nombre de nuestra Plaza de Toros.
Volviendo a la Fuente ¡Cuántos cántaros y calderos cogimos para beber , gente que vivía a tres kilómetros. En verano poder oler la flor del “cambrón”, que sabía a gloria y los árboles que sabe Dios los años que tendrían. ¡De verdad, una pena lo que hicieron!
Ahora cuando vuelvo, paro en casa de un primo en el Camino Viejo. Su mujer María del Señor me recibe siempre con mucho cariño ¡Gracias Prima! Cada vez que estamos juntas nos reímos mucho. Recordamos que viviendo mi primo eran las fiestas y dijeron de ir a los toros. Me dio mucha alegría, ya que desde pequeña no pisaba nuestra Plaza de Toros, “Perla Chica”, nombre que se lo puso Manolete, que toreó en esta Plaza, “Perla Grande se llama La Maestranza.
Fuimos a los toros y a mí que me gusta saber un poco de todo, al salir de la plaza vi un señor que llevaba una serie de pañuelos de los que había utilizado el presidente de la corrida, hice más de veinte preguntas para que alguien me indicara cuando se utilizaba el pañuelo naranja.
También que cuando subí a visitar a nuestra Virgen de la Fuensanta, comprobé como los jardines habían perdido su encanto, y me dolió, que se hubiesen marchado los trinitarios del santuario después de más de 125 años. En Murcia también tenemos como patrona a la Virgen de la Fuensanta. Cada vez que he ido al pueblo, desde la casa de mis primos, dedico un día a recorrer todas las calles. Me gusta el pasillo que han hecho en la Iglesia de la Vera-Cruz, con esas cristaleras que te permiten ver la mejor imagen del Cristo y rezarle. Aquí hice mi Primera Comunión, y tantas veces le besé los pies al Cristo tan precioso.
Al final de la calle Nueva, ya en la calle Gitanos había una fuente llamada La Minducha, que casi nunca echaba agua y cuando salía era salitrosa, pero la cogíamos para fregar. En la esquina estaba Casa Torres, una tienda que vendía de todo, más que nada era “Cantina”, todavía en el escalón está el letrero de “Torres”. Su mujer Ramona, hacía unos excelentes embutidos, era súper limpia. En uno de mis viajes conocí a una persona que me ayuda en muchas cosas, “El Cronista Oficial, Manuel López Fernández y su señora Loli a los que tengo en gran aprecio.
En las fiestas estuve en el Santuario en la misa y en la procesión. Me vestí con el traje Regional de Murcia, ya que aquí cuando bajan la Virgen de la Fuensanta del Santuario a la Catedral de Murcia, en las Fiestas de la Primavera, la gente se viste de huertana. Es un traje precioso y ninguno es igual. Gustó mucho.
En esos días pasé por la farmacia, del Camino Viejo, en la calle Ramón y Cajal. Mi prima me dijo que la farmacéutica era Doña Estrella, hija de Ramón, uno de los hermanos “García Franco”, yo conocí a esta señora cuando tenía dos años y vivíamos en su finca, Entré en la farmacia, me di a conocer y le dio mucha alegría. Ese mismo año la felicité en Navidad, con un villancico que dice: San José vino a comprar/ a esta bendita farmacia/ pañales para su hijo/ qué está desnudo entre pajas/. Del tronco de una morera/ San José hizo la cuna/ las estrellas la mecían / y le cantaba la luna.
Otro gran cronista oficial y escritor Fernando Usero en su libro “El habla de Villanueva”, habla de los que estamos “esturreaos”. Aunque no los conozco personalmente los aprecio a él y a su mujer Loli, que viven en Sevilla.
También soy suscriptora de la revista “La Moraleja”, que ha decidido suprimir un número al año, dejando solamente dos envíos, y escribí y protesté, pero no he tenido contestación.
Veo la televisión, poco, es un medio de información muy bueno, pero salen en la pantalla, algunos solamente para cobrar por decir cuatro tonterías. En cuanto a la Sanidad en Murcia, siempre me han tratado muy bien. Siempre me he considerado católica practicante. Mis padres me enseñaron, y yo hice lo mismo con los míos. Creo en Dios, creo en las personas buenas, en la amistad, en la ayuda cuando se necesita, en el respeto a todos.
Sobre el Covid-19, es una epidemia de la que tenemos que cuidarnos todos, porque esto no es para unos pocos, no es una broma. Tenemos que tomarlo en serio. Recuerdo que en el año 1957 tuvimos “La fiebre asiática”, que yo la pasé y se contagió mucha gente. Nos vendrán peores, porque contaminamos mucho y todo es químico.
Ya me preocupa, no la vida de mis hijos ya hecha y formada, me preocupa el futuro de mis nietos y biznietos, ya que considero que está cambiando todo demasiado de prisa.
Estos son los datos que Lola Franco, mujer del mundo rural, que tiene como lema la amistad, su pueblo y sus recuerdos. Es un modelo de mujer, sencilla, pero luchadora, a la que las dificultades de la vida, la ha hecho fuerte, quisiera en la persona de Lola, rendir un sencillo homenaje, dar luz y taquígrafos para que conozcamos, el ayer, el hoy y el futuro de estas mujeres que han trabajado por una vida digna para toda su familia. Su vínculo con la localidad que la vio nacer, es periódica, a través de la revista La Moraleja” y siguen implicada ayudando a la Cofradía de la Virgen de los Dolores, con la venta de lotería de Navidad.
Nos remite una colección de poemas de distinto contenido, pero que muestran su amor por la localidad que la vio nacer, el respeto, el recuerdo a la Virgen de la Fuensanta, lo que ayuda una sonrisa, la paz, sus duros trabajos en la juventud, el respeto a todas las razas, y el respeto y cariño a los mayores…
Nos queda el reencuentro en las próximas fiestas y volver al retorno de las calles, santuario, fuentes y gentes de Villanueva, entre sus recuerdos y la charla intensa… Así se hará.
Fuente: M.L.F.