POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Era este un refrán muy antiguo, citado por Luciano Castañón en su «Refranero asturiano» (IDEA. Oviedo 1962) y del que muchas gentes hicieron copla con este texto añadido:
«Domingo de Ramos,
panizos comíamos.
Con leche o en sin ella
allá los tengamos».
El panizo, que muchos denominan mijo menor, es un cereal de grano pequeño originario de Asia, siendo China -y esto desde hace unos 6 000 años- el país qué más lo cultiva y consume. Parece ser que todas las variedades de mijo, y entre ellas el panizo, llegaron a Europa, vía Turquía, hace de esto muchos cientos de años.
Y hace muchos cientos de años también el panizo y otros mijos de grano pequeño, junto con el trigo, escanda, centeno y avena (cereales de grano mayor) fueron materia prima para la obtención de harinas y, por supuesto, como ingrediente de muchos platos.
Cereales todos ellos que aquí «sucumbieron» al dominio del maíz, gramínea que llegó a Asturias en el año 1605 de la mano de don Gonzalo Méndez de Cancio, gobernador general de La Florida.
El panizo era cereal de pobres, de gentes campesinas humildes, y con su harina se preparaban unas gachas al estilo de las gachas castellanas, manchegas y extremeñas elaboradas con harina de trigo o de almortas.
En Asturias llamamos FARRAPES, FARIÑES o PAPAS a las gachas elaboradas con harina de maíz y, al igual que se hacía con las de panizo, se consumen edulcorándolas con azúcar o miel y complementando con leche caliente.
Pues, ¿saben una cosa, hoy que el mijo y el panizo son «graninos» para los pájaros de jaula?
La harina de panizo, al no contener prolaminas (proteínas vegetales existentes en el gluten), es ideal para consumo de personas celíacas. Pero, ¡ojo!, siempre que se consuman con cierta moderación y de forma no habitual puesto que poseen ciertos flavonoides que afectan al metabolismo del iodo y son causa de bocio.
En Asturias solucionamos el problema degustando un par de docenas de oricios (arcinos, arancinos, aleznes) antes de cenar los panizos… ¡y ya está resuelto el caso!
Volvamos al Domingo de Ramos.
Otro refrán de ese día advertía que «El que no estrena en Ramos no tiene ni pies ni manos».
Detalle este que obligaba a que toda la población infantil presumiera «de algo nuevo» y que fuera bien visible («ostentorio» decía un presidente del At. de Madrid) al procesionar con la palma o el ramín de laurel florido junto con su «cañina de romero» atada a él.
Bueno, algunos hasta llevaban palmas.
¡Ah! ¿Y saben otra cosa?
Esa costumbre de que los ahijados lleven la palma o el ramín benditos a sus padrinos y estos, el día de Pascua, «respondan» con un regalo (el antiguo «bollu») es costumbre importada a Asturias desde bien entrado el siglo XIX.
El «bollu» de ahora se llama «maquinina de jugar», teléfono móvil, dinerito.dinerito, visita al Museo Británico … Que sí, que es verdad.
En fin, como no tengo harina de panizo, preparé «unes farrapes a lo animal» utilizando, según pregona don Pedro Sánchez, un criterio plurinacional: Jamón extremeño de Monterrubio de la Serena; chorizo leonés de Villamanín; fuet de Cataluña (comarca de Tabarnia) y queso manchego.
Todo ello bautizado con vino asturiano de Cangas del Narcea.
No, si ya lo decía un sabio jesuita: «De aves que vuelan, el cerdo; de productos de huerta, el jamón».
¡Feliz Domingo de Ramos …y sin «Hugo»!