POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Hoy, domingo 5 de abril de 2020, la Iglesia Católica celebra la entrada «triunfal» de Jesús en Jerusalén, entre vítores y palmas, para, así, iniciar una semana de dolor y de muerte que tendrá su fin en la Pascua del día 12, día de la Resurrección de Cristo.

Me van a permitir que en estos días penitenciales les «aburra», aumentando el obligado aburrimiento de la clausura doméstica, con recuerdos de estos actos que tradicionalmente celebrábamos en Colunga y más concretamente en mi parroquia natal de SAN JUAN DE DUZ.

El DOMINGO DE RAMOS era un día de fiesta con protagonismo de niños y jóvenes, si bien los adultos también participaban con más carga de devoción que de «folixa».

De hecho, la «juerga infantil y juvenil», ya tenía sus inicios el viernes y el sábado anterior puesto que había que salir «al prau » a buscar y cortar los floridos ramos de laurel («lloreu») y las ramitas de romero que iban a ser bendecidos posteriormente.

Ya el domingo, el acto religioso se iniciaba con la bendición de los ramos. Allí, en la iglesia, niños y niñas levantaban en alto sus ramos y palmas y, en medio de risas disimuladas, daban algún que otro «ramascazu» al vecino o, mejor aún, a la «neña vecina» que había estrenado vestido nuevo, zapatos nuevos… Ya lo decía el refran: «El que no estrena en Ramos, ye que non tien ni pies ni manos».

Después seguía la procesión alrededor de la Iglesia. El párroco iba salmodiando la antífona Pueri haebreorum portantes ramos olivarum… seguida de las estrofas del salmo 23. Retornada la procesión a la iglesia, que estaba con la puerta cerrada (según el Pontifical Romano del siglo XII y modificado por Clemente VIII en 1604), el sacerdote daba tres golpes en ella con el asta de la cruz procesional y desde dentro del templo un cantor respondía con el Gloria, laus et honor tibi sit, Christe Redemptor…

Bueno, a decir verdad, la persona encarga de ese canto, que normalmente no sabía latín, solía decir cosas tan originales como esta: «Gloria, laus y honor pa Ti, si yes Cristo el Redentor». No era lo mismo que lo que dice el himno del santo obispo zaragozano Teodulfo de Orleans (750-821) , pero el sentido no difiere en demasía.

Y ahora viene lo bueno. Ya abierta la iglesia, se entraba «a saco», es decir, a barullo, entre ramascazos, gritos, algarabía general.

Las personas adultas contemplaban el espectáculo infantil con devota comprensión, manteniendo intactos en sus manos los ramos de laurel complementados con ramitas de romero florido.

La Misa ponía punto final a la celebración litúrgica.

¿Por qué esa conjunción de LAUREL Y ROMERO? La tradición y el refranero lo aconsejan; «LAUREL Y ROMERO ALEJAN LO MALO Y ATRAEN LO BUENO.

Ahora bien, el que la Misa fuese el final de los actos litúrgicos de Ramos, eso no quiere decir que «la fiesta» terminara para los niños. Por la tarde, con calma, la población infantil visitaba a sus padrinos y madrinas para «entregarles el ramu benditu» (o la palma) y advertirles que el próximo domingo, día de Pascua, repetirían la visita para RECIBIR EL BOLLU de regalo.

¿Y qué se comía en este día tan celebrado?

Un cantar muy antiguo decía que:

«Domingo de Ramos
panizos comiamos ;
con llechi o en sin ella
allá los tengamos»

Estos «panizos» consistían en «unes farrapes» (fariñes, papas,pulientas…) elaboradas con harina de panizo , leche, mantequilla (si la había ) y azúcar.-El panizo (Setaria itálica) es una gramínea de pequeño grano con cuya harina se elaboran gachas, tortas, panes… Actualmente en España no se destina a la alimentación humana (según tengo entendido).

En CASA PRUDO, hoy, disfrutaremos con un pistín a lo asturianu con unes patatines frites y un huevín fritu pa con ello.

¡FELIZ DOMINGO DE RAMOS!