POR BIZÉN D’O RIO MARTÍNEZ, CRONISTA DE LA HOYA DE HUESCA (HUESCA).

La Iglesia celebra el primer domingo de Octubre, por su proximidad con el día siete de ese mes, la fiesta del Rosario, en conmemoración de la Batalla de Lepanto, que tuvo lugar ese día 7 de octubre del año 1571. Siendo en esta batalla naval, en la que las huestes de la llamada «Liga Católica» formada por Las Escuadras española, veneciana y pontificia bajo el mando de D. Juan de Austria y dirigida por el almirante D. Luis de Requeséns, inflingieron una terrible derrota a las fuerzas navales turcas, abatiendo así su potencia naval. Con este motivo, y para rememorar esta hazaña, el Papa instituyó la fiesta del Rosario. 

Bajo otras advocaciones diferentes, la Virgen recibe culto y veneración en numerosas poblaciones, pero la Virgen del Rosario es, y singularmente ha sido desde aquellas lejanas fechas, venerada en aldeas y pueblos, en comarcas y naciones, porque durante muchos siglos, en gran número de estas poblaciones, sobre todo rurales, no había habido otra asociación piadosa que la «Cofradía del Rosario». A ella pertenecían hombres y mujeres pagando una pequeña cantidad anual, que les daba la opción de poder contar con una misa dedicada por su alma, después de su fallecimiento. 

El porqué o el origen de los rosarios, queda descrito en una sencilla leyenda que nos habla de un piadoso pastorcillo que al objeto de llevar exacta la cuenta de las avemarías que rezaba, empleaba un tallo de junco en el cual hacía un nudo por cada avemaría y en cada diez un nudo doble y mas distanciado. Dice la leyenda que un buen día se lo olvidó colgado de un árbol al terminar sus rezos, encontrándolo al día siguiente con los nudos convertidos en rosas blancas, y los nudos correspondientes a las decenas en rosas coloradas. Así es que se interpretó este hecho como milagroso y como una indicación de Ntra. Señora, de que le era placentero el sistema de rezos y cuentas empleado por el pastorcillo, dando con esto origen a la confección de los rosarios, sustituyendo por granos o pepitas las rosas. 

Tras el Concilio de Trento (1545-1563) las Cofradías medievales adquieren una nueva utilidad. La Iglesia intenta llevar a cabo una reforma en este tipo de corporaciones, ya que en numerosos casos se entremezclan o unen los aspectos religiosos con los gremiales y económicos, en otras ocasiones, son aspectos religiosos de algunas Cofradías los que deben ser cambiados dentro de ese aire renovador que el Concilio impone. Supuso una intensa actividad y sobre todo, un largo tira y afloja de la Iglesia con las Cofradías y gentes de numerosos lugares del Altoaragón que son reticentes a cambios, o más bien a perder algunos de sus privilegios, y desde luego sus tradiciones; lo que no ha conseguido el clero secular de la diócesis en ocho años, lo conseguirán los frailes de las diferentes Ordenes religiosas en una misión renovadora llevada a cabo con las predicaciones de la Cuaresma por los pueblos, en los que hablan de la devoción a la Virgen del Rosario, y de esa Cofradía que viene a cumplir de alguna forma con lo divino y humano, por medio de la devoción y la ayuda al necesitado, las subastas de carne y la comida de hermandad, la solidaridad con el enfermo y la ayuda económica al necesitado por medio de la caja de la Cofradía, el crédito para la siembra, etc. Esto será llevado a cabo por los frailes predicadores que convencen a los naturales y efectúan fundaciones de la Cofradía del Rosario, a la vez que otras muchas refundaciones y cambios de fines y estatutos en las Cofradías que ya existían y tenían un arraigo incapaz de trastocar. 

A esta época pertenecen las implantaciones de esta Cofradía de Nuestra Sra. del Rosario que se instituyen en la Hoya de Huesca, perviviendo unas, languideciendo otras y algunas perdidas casi ya en el olvido. 

Alerre .-Fue la primera fundación de toda la provincia, según su Rolde y contó la Cofradía con numerosos Cofrades de toda la Comarca, hasta que se fueron constituyendo otras Cofradías en distintas poblaciones del Altoaragón. Por lo que llegó a congregar a cofrades desde Zaragoza y Huesca, a Sietamo y Angués, o Ayerbe y Agüero. Dispuso de Caja de Ahorros propia, Atajo de Ganado y Pósito de Simiente 

Sucesivamente se fueron fundando con celebración de Misa y Releo el Domingo Rosario en las poblaciones de: Alcalá de Gurrea, Angüés, Arascués,Argavieso Arguis Banastás Barluenga Blecua, Chimillas, Esquedas, Ibieca, Lierta, Liesa, Loarre, Montmesa, Plasencia del Monte, Salillas, Tierz, Torres de Montes.

FUENTE: CRONISTA