POR ANTONIO HORCAJO MATESANZ, CRONISTA OFICIAL DE RIAZA (SEGOVIA)

De esa legión de segovianos que se hubieron de buscar la vida en otros láres yo destacaría a Domingo Tinaquero, por cuanto ha sido un espejo en el que mirarse, en un comportamiento al que seguir y un tesón al que admirar; un hombre laborioso que ha sabido escardar en el terruño del mundo empresarial y en el, no fácil, de la administración local como alcalde de su pueblo, Codorniz, para lograr en ambos campos sanas, abundantes y bien granadas espigas.

Hombre polifacético. Como empresario ha utilizado su experiencia y aumentó su campo de acción ampliando prestaciones en su municipio, del que era máximo responsable, arriesgando recursos propios y montones de ilusión. Como hombre de pocas palabras y clara decisión no es extraño que Codorniz le volviera a reelegir como alcalde, en la primera oportunidad y así habría seguido siendo si su fortaleza física no se hubiera resentido en pleno fragor de su competencia empresarial con, y por unos largos, intensos, años de laborar constante.

De donde hay espigas, saca espinas
dicho castellano viejo

Humilde, discreto hasta en la confidencia, es una de las personas con las que, por su prudencia y discreción, hacen de las palabra regalo para aquel con quien conversa. Acaso por ello se afianza en él la brillantez de su hoja de trayectoria personal cuajada de grandes logros y adornada con la virtud de la bohonomía.

Solidario con los demás en su lucha, siempre discreto, hace todo con una casi imperceptible sonrisa, no benevolente sino afectiva. Domingo Tinaquero es el hombre de la cordial media voz.

Pero el ser humano, como una máquina que somos, se desgasta y pasa factura cuando se le sobrecarga y aumentamos la presión de las calderas y, en esa carga, Domingo ha visto como su generosa y nunca rehuida entrega ha deteriorado su salud.

Desde muy niño se arremangó con coraje y arriesgando, atrevido pero responsable, ha ido recolectando éxitos empresariales y, como buen emprendedor, creando puestos de trabajo con firmeza y seguridad.

Es un ejemplo claro, si la verdad se busca, para los que hacen posible el llamado “estado de bienestar”, que tan artificiosa y demagógicamente es utilizado por todos los rincones del desgobierno.

Ese “estado del bienestar” que tanto pregonan los rémoras y parásitos como si ellos fueran los que lo labran sin haber cogido nunca las riendas de la yunta que hace posible la siembra. Son los que, como Domingo Tinaquero, que arriesgan lo suyo y con el esfuerzo y el tesón perenne, nutren las arcas que hacen posible ese bienestar común. Son hombres, y mujeres decididas y voluntariosas, trabajadoras en el anonimato, que arriesgan lo suyo buscando la seguridad de los demás. Callados, discretas, arriesgados y decididas, humildes que sin sacar nunca la cabeza, se ven muchas veces acosados por una irracional interpretación de su papel en la sociedad a la que sirven.

Por esa generosidad pragmática y un demostrado amor al pueblo que le vio nacer, y al que ha entregado esfuerzos y medios para mejorarlo para todos, se ha ganado el respeto y el aprecio durante casi 10 años de acertada gestión. Muchas veces se dice que sería bueno para la gestión pública el reclutamiento de empresarios como buenos gestores. Lo que ocurre es la consecuencia de una dicotomía divorciada, de pensamiento dispar.

El caso de Domingo Tinaquero es un ejemplo de concurrencia de las dos maneras de pensar. Gobernó su Ayuntamiento con dedicación, amor y honestidad, con una conciencia social que, como primer atributo se debería exigir a todo aspirante a servidor público.

Con una conciencia social, que hay que esperar que siga viva, inmaculada, como premisa de comportamiento exigente, ya ello será el mejor homenaje que se les pueda tributar a tantos hombres y mujeres dedicados a sacar adelante nuestros pueblos amenazados de desaparecer.

Dadme cinco como él en cada punto cardinal de la provincia y veréis como vuelve a florecer la vida que con tanta irresponsabilidad hemos dejado fenecer.

Este es el pragmatismo que necesitamos, no las visitas que nos vienen de nuestro norte próximo, buscando la imagen para salir en los medios y con frases rimbombantes que nada dicen, pero que quedan muy bien en los titulares, tan llenas de egocentrismo como vacías de contenido mientras la tierra, la nuestra, se muere sola y sin que ya nadie la pise para honrarla con el trabajo, duro, cierto, pero el de muchas generaciones que no volvieron la cara.

Hacen falta voluntades como la de Domingo, capaces de crear incluso los planes de actuación que no les llegan por la incapacidad o la negligencia de quienes solo se dedican a cuidar el huerto de los votos vacíos de contenido y rebosando protagonismos, sino falsos si injustificados.

Hacen falta planes racionales, equilibrados al objetivo, sencillos de desarrollar y sin pensar tanto en que de Europa nos debe llegar el maná y con ello todo resuelto.

Planes locales y comarcales inter comunicados y disciplinando a los responsables de facilitar gestiones, autorizaciones, licencias que sean precisas para reformar la actividad que haga posible las aportaciones reales para retornar a la población fija. que ame la tierra y la mime para que, agradecida, fructifique.

El adormecimiento y la pasividad con que se está afrontando la despoblación contrasta con el dinamismo con que se están saturando las grandes ciudades a punto de explosionar, mientras que nadie propone una solución para la compensación de iniciativas, que como vasos comunicantes dé la información y la facilidad de asentamiento. donde las iniciativas sean rentables y equilibradas

Pero no es este el sitio para detenernos en ello, para razonar sobre tema tan importante y ya tendremos ocasión de referirnos puntualmente a ello. Segovia no puede seguir dormida, mientras sus pueblos, muchos ya, duermen el sueño eterno.

Un hombre de mucho coraje, de fuerte voluntad lo ha intentado en Codorniz y por ello aún sigue vivo ese bendito pueblo segoviano, pero a él le ha gastado medios y vida. Ese es el ejemplo. Ha elaborado, con una vida metódica, un proyecto empresarial difícil y generoso, con riesgo evidente y esfuerzo no regateado. De ello se desprende muchas familias con trabajo y una solidaridad con los que necesitan apoyo. como lo es toda trayectoria empresarial cuyo fundamento es el servicio a los demás.

Volvemos a la figura y a su dinamismo incansable. Y por ello soy de los que creen que hay que transmitir en vida de los protagonistas el reconocimiento y el homenaje de gratitud que merecen. Que aquel que se lo ha ganado oiga en sus propios oídos las palabras de elogio que pronuncien nuestras bocas, desde la emoción de, y, el sincero sentimiento. ¡¡ Que olvidada tiene el mundo la gratitud !!. y que sepa que si el baja su entrega contra su voluntad, otros que se miran en su espejo, seguirán su senda.

Porque su bondad le coloca en un lugar de privilegio entre los que interpretan correctamente lo que significa ser empresario hoy, acaso como uno de los estamentos mas sanos que tiene España en todos los niveles de dimensión y sin los que, sin demagogias baratas, cualquier país que quiera un estado de bienestar aceptable no solo no puede prescindir sino, mas bien, ayudar con eficacia.

Fuente: http://www.eladelantado.com/opinion/tribuna/antonio-horcajo-domingo-tinaquero/