POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Fue don Diego de Muros (1450-1525) un gallego coruñés que, en brillante carrera eclesiástica, llegó a ser Obispo de Tuy y de Oviedo. Siendo Obispo en nuestro Principado de Asturias quiso fundar en la capital un Colegio Mayor para una mejor formación de estudiantes y sacerdotes; pero, dadas las trabas administrativas y eclasiales que surgieron, hizo realidad su propósito en SALAMANCA. En la ciudad salmantina, y a la sombra de su prestigiosa Universidad, fundó en 1521 el COLEGIO MAYOR DE SAN SALVADOR DE OVIEDO; institución que, abreviado el nombre, pasó a llamarse COLEGIO MAYOR DE OVIEDO. Sus Estatutos fueron aprobados por Bula Pontificia del Papa Adriano VI en 1522. Sus «colegiales» se distinguían de los de otros Colegios Mayores por el uso de manto pardo y beca azul. Este Colegio cesó en su actividad en 1797.
Pues verán ustedes. En este salmantino Colegio Mayor de Oviedo, en los finales del siglo XVI e inicios del XVII, prestó servicios de cocinero DOMINGO HERNÁNDEZ DE MACERAS quien, en 1607, publicó un precioso librito titulado «LIBRO DEL ARTE DE COZINA…» en el que, entre recetas muy de origen asturiano como el arroz con leche, ofrece una que él denomina como TORTADA DE LECHE, a modo de lo que hoy llamamos crema pastelera, que es una delicia.
Se la transcribo:
«Para hazer esta tortada se ha de echar media açumbre de leche, y dos onças de harina en un caço, y se desatara con los huevos como quien haze natillas, y echaranse seys huevos, sal y yerba buena, y la desataras con la leche, y echale media libra de açucar, y estará hecha la tortada de la masa, poniendola luego a cocer con poca lumbre, que ella se coajara poco a poco , y no se ha de pegar a la tapadera, y se le echará açucar, y canela, por encima».
En la Asturias carnavalera y cuaresmal son muy frecuentes y tradicionales las dulcerías tipo TORRIJAS (que en algunas zonas llaman «picatostes»), la LECHE FRITA, los MIÑUELOS, las TERESITAS o TERESICAS fritas o de horno, de masa tipo pasta quebrada o de hojaldre…
. El relleno para las TERESITAS puede ser de CREMA PASTELERA, CREMA DE ALMENDRA… o lo que sea de su gusto.
Yo hago así mis TERESITAS.
Compro masa congelada de hojaldre de la máxima calidad posible (no acostumbro a citar marcas comerciales) y, ya descongelada y blanda, la estiro un poco con el rodillo. Corto piezas rectangulares de unos 10 cm de largo por 5 cm de ancho y en una de las dos mitades pongo una buena porción de crema pastelera. Doblo la otra mitad sobre la primera para cerrar, «remacho» los bordes apretando con un tenedor y frío en abundante aceite no demasiado caliente. Cuando tomen color dorado las saco, coloco sobre papel absorbente y después, ya en fuente, espolvoreo con azúcar blanquilla.
En ocasiones, en vez de freír, las hago en horno; pero a mi me gustan más «de sartén».
Pues ya lo saben. Pasado mañana, viernes, es día de vigilia; es decir, día de abstinencia de carnes y de derivados cárnicos. El recuerdo del Obispo don Diego de Muros y del cocinero de su Colegio Mayor salmantino, Domingo Hernández de Maceras, nos sirve de disculpa para degustar unas exquisitas TERESITAS DE SARTÉN.