POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Desde tiempo inmemorial campa el jabalí en nuestros blasones, por su sapiencia, coraje, fiereza en la batalla y signo de hospitalidad. Muchas familias astures exhiben jabalíes de sable sobre campo de plata: los Saro, de Cantabria, pasaron a Llanes, y pintan tres jabalíes bien dispuestos; los Carrasco, de Palencia, entraron por Ponga y pintan un jabalí bajo carrasca de sinople; los Pedregal, de Tineo, y los Concha, de Villaviciosa, un jabalí bajo roble de sinople, frutado de oro; los Arganza, de Tineo, un jabalí andante; los Ares, que de Galicia vinieron a Ibias y Castropol, otro jabalí sobre campo de oro… ¿Por qué expulsarlos de Oviedo?, ¿no se asustan ante nuestra presencia y agreden si se les espanta?, mejor me lo pones; ¡integrémoslos! Yo he visto jabalíes en la ópera, en el Campoamor, y he charlado con ellos en el ambigú, mal que bien. No digo escolarizarlos, pero “Noblesse oblige”.
Fuente: http://www.lne.es/