DON JENARO CAJAL DE GORBEA. EL SALMANTINO QUE CONSAGRÓ SU VIDA A LA FUNDACIÓN CONCHA Y A NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Abr 07 2018

POR DOMINGO QUIJADA GONZALEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVAMORAL DE LA MATA

Don Jenaro Cajal y su familia

Dada su larga estancia en Navalmoral, así como la imponente labor llevada a cabo en esta localidad, sería imposible resumir en pocas líneas una completa biografía sobre Jenaro Cajal de Gorbea, este salmantino de nacimiento, pero moralo de vivencia y corazón; que durante casi 60 años sembró aquí en mi pueblo, profusamente semillas de beneficencia, educación, cultura y libertad.

Al margen de fructífera y valiosa, la obra de don Jenaro (con “J”, porque procede del latín “Jano”, uno de sus dioses) en Navalmoral será muy complicada, dada la difícil época que le tocó desempeñar su misión –Monarquía de Alfonso XIII, Dictadura de Primo de Rivera, II República, Guerra Civil española y Postguerra– y la delicada situación en que se hallaba, sorteando a menudo sus deseos personales u obligaciones profesionales con los factores políticos o los ideales particulares de los patronos y de la sociedad del momento.

Tras iniciar los estudios en el seminario de Salamanca, los abandona y entra a trabajar en el periódico “El Adelanto” de la misma capital charra, como redactor cultural. A la vez que cursa la carrera de Magisterio, que culmina en un solo año.

Conoce y contrae matrimonio en 1914 con una excelente mujer, maestra, madre y esposa: María Cruz Mathías González (salmantina también).

Por cuestiones docentes tienen que separarse cuatro años, marchando nuestro protagonista a ejercer como profesor de Latín en el instituto de Puertollano. Mientras doña Cruz y sus hijos son destinados a Guijo de Ávila (Salamanca), cerca de Guijuelo.

Y así permanecen hasta 1922. Fecha en que es elegido como maestro y director de las Escuelas y Biblioteca Concha de Navalmoral. Mari Cruz pide la excedencia por diez años y durante esa década serán los responsables (con otras) de tan bienhechora Fundación.

En ese mismo año 1922, ya bajo la dirección de don Jenaro y siendo patronos de la Fundación Concha la familia González Serrano, culminan la compra de un solar en las “Eras de Arriba”, zona del Cerro o del Rollo, con la finalidad de edificar un nuevo Grupo Escolar de párvulos, que se construye en 1925 y se inaugura al año siguiente.

El 14 de Abril de 1931 se proclama la II República española. Y, fiel a sus ideales liberales y republicanos (pero moderados); tal vez influido por uno de los mayores representantes del “clientelismo político” como fue José Giral (“moralo consorte” y patrón de la Fundación Concha), se afilia a «Alianza Republicana» (primero) e “Izquierda Republicana” (1934, el partido de Azaña y Giral).

Pero él, no interviene en ningún acto político y será querido y respetado por todos los moralos, volcado en sus deberes educativos y culturales.

En esa época, el estado de la Fundación Concha era envidiable: seis docentes, cinco aulas de párvulos (a las que asisten 230 niños/as, de 3 a 6 años), otra de adultos (con 35 alumnos) y una biblioteca (abierta 5 horas diarias, con más de 4.000 volúmenes de todo tipo (sin contar las revistas de temática muy variada). Todos los servicios eran públicos y gratuitos.

Pero en el verano de 1932 se complica la situación familiar, ya que finaliza la excedencia de doña Cruz y es destinada a la localidad de Villamanta (Madrid), con sus hijos. Mientras, don Jenaro continúa su labor en Navalmoral, pasando el poco tiempo libre que tenía en el “Centro Moralo”, entidad en la que desempeñaba la secretaría.

Pero las esperanzas se desvanecen y la crisis obrera, económica, política y social es alarmante. La República no pudo –o supo– solucionar los graves problemas del momento, el país se fragmenta y la Guerra Civil será inevitable, acabando –por el momento– con la actividad pedagógica y fraternal que caracterizó a la Fundación.

Y, como tantos millones de españoles, la familia Cajal-Mathías no se pudo librar de la tragedia, ya que Mari Cruz y don Jenaro son expedientados y suspendidos del cargo: éste permanecerá encarcelado en Cáceres un año, hasta que se demuestra que no había cargos políticos contra él, dos hijos del matrimonio mueren en Navalcarnero (Madrid) por las bombas de la aviación republicana (…), el hambre, la miseria…

Pero, tras la “tempestad llega la calma”. Vuelven a reunirse todos los miembros de la familia en Navalcarnero, muy cerca e Madrid, la capital, donde regentan una fonda-casa de comidas para sobrevivir. Pero sólo brevemente, porque en 1939 la familia vuelve a disgregarse (“repartidos”): por Valladolid, el Guijo de Ávila y Navalmoral.

Hasta 1942, es cuando regresan casi todos a Navalmoral, a “su” morada de la Fundación. Aunque doña Cruz es destinada tres años a Casas de Don Antonio (Cáceres).

En 1945 se instala definitivamente en nuestra localidad, al conseguir su plaza de maestra en propiedad en el popular Colegio de la Vía. Mientras, D. Jenaro se dedica a impartir clases particulares, preparando alumnos de Bachillerato, como hicieron otros tantos.

Respecto a las Escuelas y Biblioteca, tras sufrir el cierre, expoliación y otros avatares, en 1948 vuelven a abrir, aunque con un nuevo Patronato y Reglamento (muy diferentes del original).

Beneficiando a miles de moralos y un buen número de maestras. Y recibe una gran noticia , acogida con satisfacción cuando en 1950 –en pleno periodo del franquismo– se logra instalar el busto de  Antonio Concha en el Parque Municipal, después de tantas promesas incumplidas (desde 1926).

En 1960 se jubila don Jenaro como maestro, al cumplir los 70 años. Aunque seguiría unos años más como director, administrador y responsable de la Biblioteca. Dos años después lo hace doña Cruz, que fallece en 1971.

Sin embargo, tuvo que conocer las graves dificultades que sufrió la Fundación con la crisis agraria de los años 60 y el éxodo rural. Los arrendamientos rústicos se ven perjudicados, afectando directamente a la Fundación y al personal docente y laboral. Firman un convenio con el Estado para las aulas del Cerro en 1962, pero no para las de la Fundación.

Tras litigios y otros conflictos, los problemas se irían solventando poco a poco, culminando en 1984, cuando se firma el convenio entre la Fundación Concha y la Institución Cultural «El Brocense” (de la Diputación). En septiembre de 1989 vuelve a abrirse la Fundación. En 1991 la Biblioteca. Y el Reglamento y Patronato se democratiza.

Pero nuestro protagonista de hoy no llegó a conoce todo esto ya que murió el día de Nochevieja de 1985, a los 95 años de edad.

Siendo despedido por los moralos en un sepelio en olor de multitudes y cariño. Tampoco llegó a ver la “Biblioteca Infantil” (1999) o el “Museo Arqueológico” (2005).

Aunque sí recibió en vida (abril de 1974, como vimos en nuestra Agenda de esta mañana) el nombramiento de “hijo adoptivo”, la Medalla de Oro de la Villa y la dedicación a su nombre de la anterior avenida de las Flores (sobre el antiguo y popular arroyo “Casas”).

Fuente; Publicado el miércoles día 4 de abril de 2018

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