POR LUIS MIGUEL MONTES ARBOLEYA, CRONISTA OFICIAL DE BIMENES (ASTURIAS)
Antiguos alumnos, como Petra Montes y Toni Díaz, recuerdan a doña Clotilde como una mujer luchadora, incorformista y valiente. Difundió la cultura desde su puesto de maestra en la casa-escuela de Suares durante buena parte de la primera mitad del siglo pasado. Defendió la educación como un valor fundamental, promovió el teatro en el pueblo, animaba a los escolares a leer en público, aprovechaba cualquier fiesta (Día de la Madre, el Antroxu, etc.) para que los alumnos recitasen monólogos y trataba de inculcar, tanto a los padres como a los hijos, la importancia del estudio y la formación. También ayudó a muchos mineros a superar los conocimientos básicos que exigían las empresas para entrar a trabajar en los pozos.
Doña Clotilde saltó a las páginas de los periódicos con motivo de la Conferencia de Múnich (1938). Fue un intento de apaciguar la política expansionista de Hitler por parte de Daladier (Francia) y Chamberlain (Gran Bretaña). La reunión se vendió en toda Europa como un triunfo de la diplomacia y los políticos fueron recibidos en París y Londres por unas multitudes enfervorizadas. También ese eco llegó a Bimenes. Doña Clotilde, ni corta ni perezosa, se puso manos a la obra, revolvió Roma con Santiago y puso todo su empeño en hacer llegar una carta al primer ministro británico, Arthur Neville Chamberlain, felicitándolo por el trabajo en pro de la paz europea. Lamentablemente, no disponemos de esta carta enviada por la maestra, seguro que estará a buen recaudo en los archivos británicos; sin embargo, sí conservamos la carta protocolaria enviada por Chamberlain y publicada en los diarios bajo el título: «Carta de Chamberlain a una señorita asturiana». Dice textualmente: «10, Downing Street. Whitehall (Londres). Le ruego acepte mi sincero reconocimiento por su afectuosa misiva. En estos tiempos difíciles y angustiosos que atravesamos, las expresiones de simpatía y buena voluntad que de todas partes vengo recibiendo, me confortan y alientan. Con toda estima. Firmado: Neville Chamberlain».
Clotilde Regueiro Castro, oriunda de Lugo, nació el 5 de junio de 1879, hija de Gregorio Regueiro Viñas, de profesión zapatero, y de Francisca Castro Tellado. Fue institutriz y maestra interina en las localidades lucenses de Ousende, Cabana y Otero de Rey hasta que en 1914 obtiene plaza en propiedad en la escuela de Suares con un sueldo anual de 500 ptas. Casó en primeras nupcias con José, muerto de la gripe del 18, y tuvo una hija póstuma, Eva; luego nació Pepito, fruto de su matrimonio con Vicente, hermano de José. Primero vivieron en la Villa Riba y luego en El Llugar.
También fue noticia en la prensa, en julio de 1939, con motivo del regreso de la Santina de París al leer un discurso en Nava bajo una pancarta donde se leía: «Bimenes con la Santina». Su nieta Cristina la recuerda siempre pendiente de la radio y preparando un huevo pasado por agua y con un vaso de vino en la mesa antes de comer. Doña Clotilde murió en Suares el 2 de noviembre de 1967 a la edad de 88 años.
Aprovechando estas fechas en que se celebra el Día Internacional de la Mujer, no queríamos dejar en el olvido esta curiosa e insólita historia de la correspondencia mantenida entre la maestra de Suares y el primer ministro.