POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Para centrarnos en la historia de la finca de ‘Doña Sinforosa’ informaremos que, el 6 marzo de 1981, en sesión plenaria, el Ayuntamiento de Torrevieja adjudicó a un equipo, dirigido por Ramón Benito, la revisión y adaptación del Plan General de Ordenación Urbana. En junio del siguiente año, se adoptó de forma definitiva el acuerdo de redactar un Proyecto de Delimitación de Suelo Urbano para adaptarlo al Plan General. Y, por fin, después de su exposición pública y visitas de la directora general de Urbanismo, Blanca Blanquer, y del consejero de Urbanismo, Vicente Llombart, fue aprobado en diciembre de 1986; el entonces concejal de urbanismo, Manuel Lorenzo, dijo: “Estamos en el umbral de una nueva etapa; una Torrevieja para el futuro digna de tenerse en cuenta es por lo que hemos apostado”.

En el Plan General la finca de Doña Sinforosa estaba sujeto a un P.E.R.I. (Plan Especial de Reforma Interior), en el que estaban sujetas las siguientes propiedades: Hispamer S.A. del banco Hispano Americano (casa de doña Sinforosa y jardines), J. M. Ballester (terrenos del Campico de San Mamés), Klaus Osterrieth (antiguo restaurante ‘El Pescador’), y la antigua casa de la química de las salinas y terrenos adyacentes (finca inmatriculada, o sea que no ha tenido nunca acceso a las actas del registro de la propiedad y/o que han sido por siempre de dominio público, existiendo el inmueble antes de estar inscrito en el registro).

En 1988, a la llegada del Partido Popular a la alcaldía, descatalogó el P.E.R.I. declarándolos urbanizables los terrenos de ‘Doña Sinforosa’; mientras que Esquerra Unida, la ‘Plataforma en Defensa de Doña Sinforosa’ y muchos torrevejenses pidieron que se expropiaran los terrenos y que el jardín fuese declarado Parque Público Municipal.

Una importante reivindicación del jardín de doña Sinforosa para que fuese parque público fue impulsada por la oposición municipal, encabezada por el Centro Democrático y Social, como por los ecologistas locales e Izquierda Unida de Torrevieja, que presentaron una alegación al proyecto de edificar seis bloques de apartamentos en el lugar donde hoy está el ‘Parque de Doña Sinforosa’. Las ramas de ese grupo de grandes pinos, eucaliptos y palmeras se elevaron al cielo pidiendo clemencia para no acabar con una zona que hasta entonces había estado catalogada de interés científico ambiental y valorada por los ciudadanos como un auténtico oasis al lado del mar. Otra vez más, los intereses egoístas de un banco a través de una de sus inmobiliarias pareció que iban a pasar por encima del auténtico interés de la población por conservar esas señas de identidad. Una vez más el afán de lucro iba a poder convertir un parque público en una babel con vistas al mar, a la bahía y al nuevo puerto deportivo Marina Internacional que por entonces empezaba a construirse.

Tras las elecciones municipales de junio de 1991, el ayuntamiento concedió a Vallehermoso S. A. licencia para construir un complejo residencial en los jardines de doña Sinforosa, pero de forma inesperada cambió de idea ante las protestas de una gran parte de la población y el cabildo optó por la compra de estos terrenos pagando una importante suma a la referida empresa constructora, decisión que a todos los torrevejenses les constó quinientos millones de pesetas que, sumados los intereses se elevó a cerca de mil millones; cantidad que mucho antes que antes hubiera sido muy inferior. Además de adquirir con el dinero público municipal el jardín de doña Sinforosa, se consiguió la cesión de 646 m2 -hasta ese momento sin pasar por el Registro de la Propiedad, y por lo tanto ‘tierra de nadie’- de los que hasta esa fecha había hecho uso el Patrimonio del Estado -antiguas ‘Oficinas de la Química de las Salinas’- situados junto al jardín. Con esta acción, los propietarios del resto de las parcelas de la zona quedaron en condiciones muy óptimas para desarrollar una promoción urbanística de inmejorables condiciones, generando grandes plusvalías. Edificabilidad en primera línea frente al mar, junto a un jardín público que cuida y mantiene el Ayuntamiento y a una zona de servidumbre pública como es el canal del Acequión.

(Continuará)

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 15 de abril de 2017