POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Visité Villabona en construcción en 1991, donde (lo dice Cervantes en el prólogo del Quijote) “toda incomodidad tiene su asiento y todo triste ruido hace su habitación”. Volví con su entonces capellán, José Julio Velasco, párroco de Llanera, y conseguí que me encerraran en una celda 45 minutos y un segundo, muchísimo si fuera yo inocente, que no es el caso. Cuento esto porque lamento la prisión de José Luis Iglesias Riopedre y Víctor Manuel Muñiz, a quienes aprecio; supe de Riopedre por una guardia civil, amiga mía, que sin conocerlo le pidió un traslado y la ayudo a conseguirlo; de Víctor fui cliente en Igrafo, aunque los Pilot y las Moleskine me las despachaba, qué curioso, un tal Antonio Machado. Otro Machado, Francisco, hermano de los poetas Manuel y Antonio, fue funcionario de prisiones y también escribía poemas; en uno, “El reloj de la cárcel”, habla del “alba de la siniestra mansión del infortunio donde mora la pena”.
Fuente: https://www.lne.es/