EL CRONISTA OFICIAL DE PUERTO DE SANT CRUZ (CÁCERES). FRANCISCO CILLÁN, AFIRMA QUE EL MATRIMONIO DE DOÑA ELVIRA DE MENDOZA FUE “A FINALES DEL AÑO 1550 O COMIENZOS DE 1551”, CON LO QUE ALCANZARÍA A SUS 15 AÑOS, HABIENDO NACIDO EN 1536
A propósito del Día de la Madre, nos vino la curiosidad de dónde fue el lugar de nacimiento de la primera madre que procreó hijos criollos cruceños, Doña Elvira de Mendoza, esposa de Ñuflo de Chaves.
Se cree que era criolla nacida en Asunción y los historiadores coinciden que se casó con el Fundador el año 1550. Sin embargo, Don Plácido Molina Mostajo en una refutación que hace a Enrique de Gandía, el siglo pasado, le dice que si fuera asuncena “apenas habría tenido en 1550 a lo más 12 o 13 años de edad, y es notorio que a esa edad no se casaban entonces las personas ‘de calidad’…” Pero no dice nada más sobre su lugar y fecha de nacimiento.
Elvira era hija mayor de Doña María de Angulo y de Don Francisco de Mendoza. Su madre, hija del acaudalado español Juan Manrique, llegó acompañando a su progenitor en la armada del primer adelantado del Río de la Plata, Don Pedro de Mendoza. Apenas establecido el Fuerte de Buenos Aires, Manrique murió en combate con los indios (1536), dejando huérfana a su hija, quien, sobreviviendo con templanza al cerco, a los ataques y a la hambruna, se trasladó después a la recién fundada Asunción (1537).
El capitán de caballería Don Francisco de Mendoza llegó a Sudamérica el año 1536, también en la expedición del Adelantado Pedro de Mendoza, quien fundó el Fuerte de Buenos Aires en febrero de ese mismo año, muriendo en el siguiente. El fuerte fue desmantelado y desaparecido el año 1541, pero Don Francisco se había trasladado antes a Asunción, donde encontró nuevamente a Doña María de Angulo, cuyo temple de cuna y conquista ya estaba forjado.
Hernando Sanabria afirma que Doña Elvira era la mayor de los hijos de la familia Mendoza – Angulo y que hacia 1550 tenía unos 15 años. También dice que su hermano Diego de Mendoza en ese tiempo tenía unos 10 años, pero la investigadora María Graciela Monte de López Moreira afirma que Diego nació en 1539, lo que le da un año más.
Esto implica que, cuando se fundó Santa Cruz de la Sierra, Diego tenía unos 21 años y Elvira 26 años. Pero también implicaría que, cuando nació la mayor, por el año 1535, no se había fundado ni el fuerte de Buenos Aires, ni la ciudad de Asunción. Entonces: ¿Elvira Nació en España y vino en brazos de Doña María? ¿Nació en el fuerte de Buenos Aires?
Monte de López deduce que Diego era el mayor, pero eso es menos posible, porque también confirma que Elvira contrajo nupcias en 1550. Más probable es que doña María de Angulo haya venido a América embarazada o con la niña en brazos, protegida de su padre.
Ahora, si nació en la casa del Fuerte de Buenos Aires, habiéndose conocido sus padres en España y viajado juntos, en 1550 Elvira tendría 14 años o meses más. Pero el historiador y cronista oficial de Puerto de Santa Cruz, Francisco Cillán, afirma que el matrimonio fue “a finales del año 1550 o comienzos de 1551”, con lo que alcanzaría a sus 15 años, habiendo nacido en 1536.
Ñuflo de Chaves conoció a la familia Mendoza porque, tanto él como Francisco de Mendoza, eran partidarios y hombres de confianza del gobernador Domingo Martínez de Irla. En la expedición de 1547, Irala dejó como teniente de gobernador a Mendoza y en ciertas rencillas políticas fue asesinado, dejando a Elvira y a sus tres hermanos huérfanos.
El año 1548, Chaves había sido enviado por Irala como su embajador a Lima y retornó a Asunción en 1550, donde doña María de Angulo lo puso al tanto de todo lo ocurrido con su esposo. Ñuflo se encargó de capturar a los asesinos para su respectivo juicio y condena. Ese mismo año se hizo el compromiso de matrimonio con la hija mayor.
El conquistador tenía 32 años y era hombre muy serio con respecto al género femenino y al matrimonio. A diferencia de Irala, que tuvo nueve hijos reconocidos sin casarse y Garay que tuvo uno antes de su matrimonio, Chaves “que al parecer había sido respetuoso con las indias o al menos ninguno de los cronistas que he podido consultar dice lo contrario, a su regreso no dejó de realizar frecuentes visitas a la casa de doña María de Angulo, donde surgió el amor de doña Elvira…” dice el historiador extremeño Francisco Cillán.
Las decisiones protectoras de dos hombres podrían darnos otras pautas para acercarnos al lugar y año de nacimiento de doña Elvira de Mendoza, siempre siguiendo la travesía de la madre.
Nos llama la atención que un hombre como Don Juan Manrique se haya embarcado a América con su hija, siendo de situación acaudalada en España y de influencia en la corona, pues su otro hijo era el Duque de Nájera, ministro de Carlos V. El viaje en barco era seguro y viajaban otras mujeres, pero nada se podía decir sobre la situación que surgiría al desembarcar en nuevas costas del Río de la Plata, pese a que en Santa Catalina los guaraníes convivían en paz.
Por otra parte, que un capitán de caballería, como Francisco de Mendoza, haya dejado a su armada en el fuerte de Buenos Aires, antes de haber concluido la guerra y las expediciones, para casarse en Asunción, es una buena razón para pensar en un nacimiento anterior a la fundación de esa ciudad. Si el caso fuere que escoltó a las mujeres del fuerte hasta Asunción, el resultado es el mismo.
La cercanía de Ñuflo de Chaves con la familia de doña María, con 4 hijos desprotegidos, es un detalle para considerar en el contexto de aquel momento. Obviamente la juvenil Elvira habría tenido sus propios dotes de belleza, pues varios autores consideran que su madre no lo era menos y Sanabria la describe como “la linajuda dama de altivo porte y airosos ademanes…” En 1550 la damita ya estaba pensando en que, en pocos meses más, entraba a la edad hábil para «merecer» (tener pareja).
Esa era la edad; recordemos que dos siglos después María Antonieta, la reina de Francia, se casó a los 14 años (1770) y en 1812 María Remedios de Escalada se casó con el general San Martín a los 15 años, por citar dos ejemplos, aparte de los miles que cada uno ha visto en este siglo, después de la fiesta de quince años.
Doña Elvira de Mendoza y Ñuflo de Chaves tuvieron 5 hijos. Los primeros dos, Francisco y Catalina, nacieron en Asunción, pero en 1558 el Caballero de la Selva tiene que organizar, costear y salir en nueva expedición, la misma que concluye con la fundación de Santa Cruz de la Sierra en febrero de 1561.
Establecida la nueva ciudad, también a su costa, el año 1564 decidió traer a su mujer, sus dos hijos y a su suegra. En los años siguientes nacieron en Santa Cruz la Vieja: Álvaro, María y Elvira (hay diversas versiones sobre el orden de nacimiento). Más adelante también nacerán los hijos del capitán Hernando de Salazar, casado con Juana de Mendoza (hermana menor de Elvira) y las dos hijas de Diego de Mendoza, casado con Juana de la Torre.
Se tiene el año de nacimiento de los hijos cruceños del capitán Juan de Garay, Regidor y miembro del primer Cabildo de Santa Cruz de la Sierra. Todo indica que trajo a su esposa, la extremeña Isabel de Becerra y Mendoza y a su hija asuncena María de Garay (n. 1559) en el éxodo de 1564, pero hay historiadores que afirman que se casaron en Santa Cruz la Vieja, donde el año 1565 tuvieron a su hija Jerónima de Contreras y Garay, probablemente melliza de Juan de Garay y Becerra “el legítimo”, quien años más tarde sería el Teniente de Gobernador de Santa Fe, fundada por su padre.
Aparte el Capitán tenía otro hijo mestizo, que llevó también su nombre, pero conocido como “el Mozo”, que hoy podría equivaler a Juan “hijo” o Juan “junior”. Este último, figura en documentos de la fundación de Buenos Aires en 1580, pues era el único mayor de 25 años. A la cruceña Jerónima se la recuerda por haber donado a Santa Fe uno de los tesoros históricos más importantes de la Argentina: La Virgen de Garay.
Doña Isabel de Becerra era hija de Francisco Becerra y de Isabel de Contreras; acompañó a su madre desde España hasta a América, en el viaje liderado por la famosa Adelantada Mencía de Calderón quien, tras el fallecimiento de su esposo Juan de Sanabria, cumplió el compromiso de llevar al Río de la Plata un mínimo de veinte doncellas que suplieran la falta de mujeres en Asunción. De medio centenar de damas que iniciaron esa expedición, llegaron sólo veinte (1556).
Esos fueron los primeros criollos y criollas de Santa Cruz de la Sierra, pero no se descarta el nacimiento de mestizos cruceños entre 1562 y 1564, pues los pactos que se hacían en aquellos tiempos con los pueblos nativos incluían la integración total de ambas partes, autorizada y limitada por los caciques, los gobernadores y por la propia iglesia; era una forma de garantizar la paz duradera. Además, nunca hay que subestimar las cuestiones del Amor. Aquellos nacimientos deberán investigarse con más tiempo.
Doña Elvira, con la muerte de Ñuflo de Chaves en 1568, quedó muy pobre y con sus 5 hijos a cargo, pues la fundación y las expediciones habían dejado a la familia Chaves Mendoza hasta con deudas. Sólo tenía la asistencia de su hermano Diego y de su cuñado Hernando, que también lo habían dado todo en la conquista. A la muerte de Diego de Mendoza, tras su rebelión en 1571, el virrey la declaró enemiga de la corona y encima tuvo que hacerse cargo de las dos hijas de su hermano (por eso aparece en algún documento con 7 hijos).
Caso muy especial fue la tragedia de Doña Elvira de Mendoza. Era familiar de quien fue tercer virrey del Perú, Don Andrés Hurtado de Mendoza y, obviamente, del hijo Don García Hurtado de Mendoza, gobernador de Chile; fue hija del gobernador Francisco de Mendoza, esposa del gobernador Ñuflo de Chaves, hermana del gobernador Diego de Mendoza y madre de dos capitanes que murieron al servicio del rey… pero hacia 1580 no tenía para su sustento.
Con el apoyo de los leales amigos de Chaves y fundamentalmente con las diligencias de su hijo mayor, Doña Elvira había peregrinado con su familia durante mucho tiempo buscando el reconocimiento a los servicios del General y así lograr el sostenimiento digno de su familia. Para ello, la heroína de la selva se trasladó al Perú, pero fiel a su alma de cruceña volvió a la ciudad que fundó su esposo. En el camino murió trágicamente su madre, Doña María de Angulo.
“Siguiendo la fragosa ruta entre La Plata y Santa Cruz de la Sierra, marchaba la caravana que conducía a doña Elvira, su madre y sus tiernos hijos, escoltados por una corta fuerza al mando de Hernando de Salazar, cuando cayó en una emboscada que habían preparado los feroces chiriguanos (…) Nueve hombres habían caído atravesados por los dardos mortíferos de la embravecida indiada; doña María de Angulo yacía debatiéndose en las angustias de la muerte; una de las niñas también estaba herida…
En tan terribles circunstancias doña Elvira tuvo un arranque digno de la esposa de Ñuflo de Chaves. Mostrándose a los indios y hablándoles su propia lengua, con acento elocuente y conmovido, alcanzó a contenerlos y apaciguarlos al extremo de que depusieron las armas…” (E. Finot).
¡Qué Mujer! No hay otro registro, en la historia de la conquista, de General o Adelantado alguno, que haya hecho cesar el ataque de tan temibles guerreros con la sola elocuencia de la palabra.
Y Doña Elvira sufrió con humildad los designios del destino. Muerto su padre, muerto su esposo, muerto su hermano y muerta su madre, con cinco hijos y dos sobrinas a su cargo, con las autoridades virreinales en su contra, que presionaban a los vecinos de Santa Cruz, la gran Madre tuvo que vivir una historia llena de privaciones y desvelos; “no hay casa más pobre y necesitada”, decía Pedro de Segura en aquel tiempo. El propio virrey Toledo habría ordenado su traslado a Lima, junto a su madre, por considerarlos “individuos sospechosos”, afirma Gabriel René Moreno. Francisco de Toledo se ensañó con esta familia cruceña, después que los chiriguanaes le impidieron llegar a Santa Cruz de la Sierra, avergonzándolo en el monte.
No es aventurado pensar que la herencia de su madre se haya invertido también en la construcción de la nueva ciudad y fuera una de las deudas asumidas por su esposo, a quien la corona sólo le aportó con 1.000 pesos de plata, que recibió una sola vez como salario, en sus 27 años de campaña y en los que no tomó encomienda por dársela a su soldado Pedro Guerra. Lo mismo había hecho Diego de Mendoza. Esta familia lo dio todo por Santa Cruz y por eso ya no tenían casi nada.
Su segundo hijo varón (Álvaro), después de haber servido como militar desde sus 16 años, a la edad de 26 murió en Madrid diciendo “lo mucho que sentía morir sin dejar de comer a su madre y hermanas…”, y por lo cual pedía al Rey que la renta que le habían asignado a su hermano mayor (Francisco – muerto en Lima), se la transfieran a doña Elvira.
Con el tiempo, sus tres hijas se casaron con hombres hidalgos. El hijo de María, Francisco Osorio de Chaves, fue Alcalde de Santa Cruz de la Sierra durante la traslación en 1621 y el hijo de Catalina se llamó Nufrio de Chaves. Elvirita se casó con el capitán Hernando de Jaramillo, quien se interesó por los méritos de su suegro y continuó aquellos trámites; enviudó y se casó por segunda vez con Alonso Maldonado de Torres, con quien se trasladó a Madrid hasta sus últimos días, que vivió con decoro.
Doña Elvira de Mendoza murió probablemente hacia el año 1599, pues los trámites que inicia su yerno son del año 1600, según Cillán. Sin embargo, no se sabe dónde murió la notable dama, si en Santa Cruz, Cotoca o España, tres lugares que el historiador Enrique Finot establece como posibles. Es de suponer que su voluntad fue descansar cerca de su esposo y de su madre.
Por todos esos trámites que hicieron la heroína, sus hijos, su cuñado y su yerno, además de los bandos e informes que firmó en vida, probados con encuestas registradas a vecinos, se puede documentar contundentemente la biografía y el pensamiento de Ñuflo de Chaves.
Los nietos y bisnietos de la familia fundadora no se rindieron, sembraron caña y se dedicaron a la producción de azúcar. En tiempos de la Traslación aparecen como azucareros don Francisco de Chaves y don Juan Manrique de Salazar, entre otros, según datos del genealogista Julio Ernesto Osuna Rivero. Este rubro fue sustento de la economía cruceña desde aquellos tiempos.
El lugar de nacimiento de Doña Elvira en verdad no importa tanto, lector amable, fue sólo una forma de contarle esta apasionante historia de grandes madres fundadoras y trasladarnos un momento hasta esos tiempos. Si nació en España o en América, igual esta enorme Dama merece un sitial importante en la historia de la conquista, al igual que lo tiene la adelantada Doña Mencía de Calderón. Merece que, junto a su madre doña María de Angulo, se las reconozca en la tradición como heroínas del Río de la Plata y del Oriente boliviano.
Feliz día de las Madres.