POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Un breve poemilla, muy antiguo, resumía aquellas tres festividades de singular relevancia en el culto católico.
Todos lo recordarán:
«Tres jueves hay en el año
que relucen más que el sol:
Jueves Santo, CORPUS CHRISTI,
y el día de la Ascensión.»
A excepción del Jueves Santo, tanto el Corpus como la Ascensión han trasladado su celebración al domingo inmediato siguiente al jueves que correspondería en su calendario tradicional.
Solamente algunas localidades muy renombradas, como es el caso de Toledo y Granada, mantienen el Jueves del Corpus en máximo exponente de devoción y culto.
Podría pensarse que el culto a la Hostia Consagrada, o Sagrada Forma, debió ser el más renombrado desde los primeros tiempos del cristianismo. Y no es (o fue) así.
Todo comenzó cuando en el año 1230 la beata Juliana (1193-1255), priora del monasterio de Mont Cornillon (Lieja) comunicó a su obispo el haber tenido una especie de «revelación» que la impulsaba a promover la festividad del Corpus.
Este Obispo, después Papa con el nombre de Urbano VI, mediante la Bula «Transiturus de hoc mundo», instituyó tal fiesta, confirmada después, ya en el siglo XIV, por los Papas Clemente V y Juan XXII.
Les comentaba al principio que Toledo mantiene aún su JUEVES DEL CORPUS.
Y con Toledo toda la Comunidad de Castilla-La Mancha revive la tradición dulcera de los riquísimos DORMIDOS, que tanto en Toledo como en Cuenca se elaboran con maestría de siglos de experiencia.
Esta es mi receta:
Se baten muy bien 10 huevos con el azúcar que se desee para, después, incorporar una taza (de las de desayuno) de aceite de oliva.
Seguidamente se agregan, de forma lenta y mezclando bien, un poco de harina y levadura (de panadería) desleída en agua templada.
Todo bien mezclado, se sigue sumando harina a la vez que se amasa a mano hasta conseguir una masa homogénea elástica y blanda.
Se hace una bola grande con esta masa y, tapada con un paño blanco, reposa en lugar templado durante 24 horas.
Con porciones de esta masa se forman un a modo de tortas ovaladas, o de «bollos suizos» ovalados o semiesféricos (al gusto) que, dispuestos sobre una bandeja de horno engrasada, hornean hasta que adquieran color dorado (tostado).
Se sacan del horno y se espolvorean con azúcar.
NOTA.- Ignoro el porqué del nombre -DORMIDOS- de esta dulcería.
Agradecería muchísimo toda información al respecto.