POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
En el año de 1675 el duque de Medina Sidonia, Juan Claros Pérez de Guzmán y Fernández de Córdoba (1667-1713) –señor solariego de Chiclana– autorizaba un nuevo repartimiento de tierras en el término de la villa. Esta vez en el pago de Las Majadillas perteneciente a la Dehesa Boyal. Se trataba de tierras de labor para plantarlas de viñas en las que “se ocuparán los hombres pobres y jornaleros” y, al mismo tiempo, incrementar con sus impuestos la renta Real y las Rentas decimales que correspondían a la Iglesia. El pago al duque, a perpetuidad, sería de medio ducado anual –83,55 euros actuales– por cada suerte de tierra. En total fueron 762,5 suertes muy fértiles, de una aranzada y media de superficie –6.708 metros cuadrados–. Además, tenían la ventaja de encontrarse cerca de la población.
Tal día como hoy, 25 de marzo de 1676, era el último para que los 105 pequeños viticultores, y otros más pudientes, firmasen las escrituras ante el recaudador del duque, Francisco Benítez de Mesa.
Estos repartimientos de tierra entre los siglos XV al XVII sentarían las bases del minifundio en nuestro término municipal y el inicio del fenómeno de la mayetería en los siglos XIX y una parte del XX.
Bibliografía:
-BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ, D. (1990): “Vino de Chiclana: el oro blanco”. Revista El trovador, nº 42.