POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)

Así, reunida la Junta Gubernativa en una sesión de carácter extraordinario, el día 30 de marzo de 1810 –tal día como hoy–, el corregidor interino de la villa José María Gómez, procedió a la elección y nombramiento de los nuevos capitulares –concejales o regidores– que conformarían el nuevo Cabildo bajo la ocupación francesa. No hubo grandes cambios y la elite seguiría gobernando la villa, aunque bajo las órdenes militares francesas. Se evitaba, en la medida de lo posible, perder el control total de los asuntos municipales. Algunos de los excluidos protestaron, como Ambrosio Muñoz, que no quiso entregar la vara de alcalde ordinario. Los elegidos aceptaron sus cargos jurando:

“Por Dios Nuestro Señor y su Santa Cruz según dicho, ofreciendo encargo de defender la Pureza de María Santísima Nuestra Señora, guardar fidelidad y prestar obediencia a S.M. Católica el Sr. Dn. Josef Napoleón primero (…) á las Leyes y á la Constitución [Estatuto de Bayona] del reino y usar bien y fielmente de los empleos Municipales, para que han sido nombrados, haciendo quanto conduzcan en beneficio de la Patria”. De esta manera, “quedaron instalados en sus respectivas funciones, y enterados, llevaban una Banda encarnada en el brazo izquierdo para que sean conocidos y respetados, firmando el acto de constitución todos los presentes”.