EL ACUEDUCTO DE LAS “FUENTES DEL MARQUÉS”, UNA JOYA DE LA ARQUITECTURA HIDRÁULICA
Jul 22 2023

POR MIGUEL FORCADA SERRANO, CRONISTA OFICIAL DE PRIEGO DE CÓRDOBA (CÓRDOBA).

1 El acueducto por la cara sur

Antes de que, durante los años veinte del siglo XX, se iniciara la canalización de las aguas del manantial de la Fuente de la Salud para uso a domicilio, los habitantes de la villa y después ciudad de Priego se abastecían del líquido elemento de formas y procedencias muy distintas. Para beber y hacer la comida era conveniente conseguir agua de mayor calidad y limpieza; la ropa se lavaba en  las fuentes que ya tenían algunas casas con agua de la Fuente del Rey, en los lavaderos públicos, o en los ríos y arroyos más cercanos. Por eso, además del agua procedente de la Fuente de la Salud o del Rey, se tomaban aguas de otros manantiales. Tal vez el caso más conocido y con mayor historia sea el del manantial del agua del Marqués, todavía hoy disponible en dos fuentes en la zona alta de la ciudad, aunque son pocos los prieguenses que conocen donde está ese manantial y cómo llega el agua a las citadas fuentes. 

En la salida de Priego hacia la aldea de Lagunillas e Iznájar, entre las calles denominadas “Arenal” y “Montilla” (o “Camino del Arco”), existe un barranco cruzado en su zona alta por un arco construido en piedra, ladrillo y argamasa, cuyo único ojo puede tener una luz de más de 7 metros y una altura total de casi 12 metros. Sobre el arco no existe una calzada a modo de puente, sino que sobre él cruza el barranco una canalización de agua; es decir, no se trata de un puente sino de un acueducto que puede tener más de 40 metros de longitud, por el que el agua “del Marqués” llega a la ciudad. Cuando se producen lluvias abundantes o grandes tormentas, lo que pasa bajo el arco son las aguas que bajan por la calle Barranco, entre las calles Iznájar y Caracolas. 

Pues bien, el “agua del Marqués” procede de tres manantiales situados en los cerros que cierran el barranco, antes llamados “La Camorra”. El primero está al final de la calle Arenal, junto a una vivienda muy vistosa (también conocida como “El Cuartelillo”), que lleva el número 33 de esa calle. El segundo se encuentra unos metros más adelante, al borde del carril que desde la calle Arenal desemboca en la calle Montilla. El tercero, que no he llegado a visitar, está en una zona algo más alta. Los tres están protegidos dentro de casetas con puerta y llave o candado, que solo puede ser abierto por un técnico de la municipal “Central de Aguas”. Abierta la caseta del primero, encontramos una pequeña construcción de piedra, a modo de pozo o manantial en el que brota levemente el agua.

Por medio de acequias o tuberías, el agua de los tres manantiales confluye en un arquetón cercano a la cabecera del arco acueducto. Pero, para describir el itinerario que actualmente llevará el agua hasta las dos fuentes que hoy suministran el agua del Marqués a los prieguenses, nos vamos a situar en el origen de esta obra hidráulica, ya que su historia es larga y azarosa.

Ciertamente no son abundantes, ni muy concretos, los datos que nos aportan los historiadores. En su libro aún inédito “El Priego de los Álvarez” (Volumen II), Rafael Fernández López nos dice que “en el siglo XVIII el marqués de Priego con objeto de proveer de agua a su recién construido mesón alto de la Carrera de las Monjas la canalizó, construyendo tres fuentes para el abasto de la parte alta de la población”. 

Como es sabido, el Marqués de Priego tenía el privilegio de explotar de forma exclusiva distintos negocios en sus territorios. Entre ellos estaba ese “mesón” situado en la zona del Palenque, que llegó hasta mediado el siglo XX y era conocido como “La Posá”. Como a esa zona de la ciudad no llegaba el agua de la Fuente del Rey por estar a mayor altitud, el sr. Marqués decidió traer el agua de aquellos manantiales de la Camorra y encargó las obras que fueran necesarias. 

Tampoco se sabe en qué año se realizan estas obras ni quién fue el maestro alarife que las proyectó y realizó. Pero estamos en la segunda mitad del siglo XVIII y son “los Álvarez” (familia del escultor José Álvarez Cubero) los más reputados constructores de la ciudad. Se supone pues que, a partir de esa obra, estas fuentes son conocidas como “del agua del Marqués”.

El resultado fue la construcción de un puente-acueducto cuyas características ya hemos descrito y la canalización del agua hasta las citadas tres fuentes públicas que estaban en los siguientes lugres: calle Virgen de la Cabeza a media altura, en la posada del Palacio (“La Posá”) y junto a la puerta del Pósito.

Esta situación se mantiene durante todo el siglo XIX y parte del XX hasta que, en septiembre de 1924, el Ayuntamiento presidido por D. José Tomás Valverde, encarga el anteproyecto de una red de distribución de las aguas de la Fuente de la Salud y de la del Marqués; se crea una comisión de obras de la que forma parte “un representante del barrio alto de la ciudad, que había de abastecerse con las aguas del Marqués”. Por su parte la Comisión provincial de Sanidad realiza un estudio en el que se concluye que “… las aguas de la Fuente del Rey no podían considerarse potables por rebasar con exceso algunos de sus componentes los limites señalados” por la legislación sobre el tema: alto contenido en Calcio, Magnesio y Cloruro Sódico, además de la flora bacteriana. En cambio, “las del venero del Marqués tenían una excelente composición química”. (Valverde Castilla, José Tomás. “Memorias de un Alcalde”. Madrid, 1961. Pg. 39)

Surge además otro problema. Mientras la Fuente del Rey en septiembre de 1924 aportaba un aforo de 385 litros por segundo (33.264 metros cúbicos por día), las del Marqués solo daban 71 litros por minuto (102 m3 diarios), surtiendo entonces a una sola fuente pública situada en el Palenque. Vista la situación, el Ayuntamiento decide canalizar las aguas de la Fuente del Rey y al mismo tiempo “ampliar la captación del venero del Marqués hasta conseguir la cantidad de agua necesaria para instalar otras catorce fuentes públicas intermitentes, estratégicamente situadas, con lo que todos los vecinos podrían servirse de ellas para la comida y la bebida”. 

El 31 de Octubre de 1929 las obras realizadas sobre la instalación de fuentes con el agua del Marqués eran las siguientes. Se construyen en los propios manantiales de la Camorra, tres galerías de exploración que aumentaron el primitivo caudal de 102 metros cúbicos por día hasta 216 m3 por día. Se construye un depósito regulador que puede ser el que todavía se mantiene en servicio en la esquina de calle Rute con subida al Calvario. Se construye una canalización de 1.143 metros de tubería “Labril” de 60 y 80 milímetros para abastecer a las 12 fuentes proyectadas. El importe de estas obras fue de 457.381,72 pts. (“Memorias de un Alcalde” Pg. 48)

Las fuentes instaladas estaban en los siguientes lugares: Santo Cristo, Palenque, Llano de San Pedro, Plaza Montenegro, calle Las Parras, Cruz de la Aurora pegada a la sacristía, Puerta del Sol, Llano de la Iglesia, Paseo de Colombia, Paseíllo junto al Hospital, calle Alonso de Carmona y calle San Luis. Se mantenían las que ya funcionaban con anterioridad. 

Las fuentes del agua del Marqués empezaron a funcionar en los meses siguientes. En teoría, a partir de entonces, todos los habitantes de la población (no solo los de la zona lata), podían tomar de las fuentes públicas agua de calidad para beber y hacer la comida, mientras que la canalización a domicilio de las aguas de la Fuente de la Salud, mucho más limpias que antes, pero muy “duras” para beberlas ya que habían sido calificadas como “no potables” por la Comisión Provincial de Sanidad, se usaban para los demás servicios. 

Sin embargo, surgió un problema que hizo fracasar el proyecto. En las Fuentes del Marqués, en cuanto se apretaba el botón o se abría el grifo, comenzaba a salir agua, pero también un hilillo de tierra o de arena que había que filtrar posteriormente. Poco a poco, las amas de casa, que habían notado la mejoría de las que llegaban de la Fuente de la Salud, fueron dejando de tomar el agua de las fuentes del Marqués. En los años siguientes, algunas de ellas incluso desaparecieron. 

Y transcurren otras tres décadas. En 1962 se da un nuevo paso en la mejora del abastecimiento de agua en Priego. El 16 de Agosto de ese año la Junta Provincial de Servicios Técnicos adjudica obras por 220.000 pts.  para obras de elevación de guas desde la fuente de la Salud hasta los depósitos de la del Marqués en calle Rute a fin de distribuir agua potable a las zonas altas de la ciudad que seguían careciendo de agua a domicilio.  (Revista ADARVE, primera época, nº. 515 y 569 )

Al realizar este proyecto se mantiene por separado la canalización de agua para las Fuentes del Marqués, una en calle Rute junto a los depósitos y otra en calle Caracolas, antes llamada “Fuente de la Cachiporra”. El agua sobrante del venero del Marqués se mezcla en el depósito con la elevada de la Fuente de la Salud. Se supone que a partir de este momento se realiza el tratamiento químico del agua en el depósito para mejorar su potabilidad y eliminar la contaminación bacteriana; en cambio el agua de las dos fuentes citadas no recibe ningún tratamiento. Esta situación permanece hasta hoy. A partir de los años setenta se construyeron los demás depósitos en el Calvario, para abastecimiento con agua a presión de toda la ciudad. 

Y una vez hemos dado a conocer, aunque de forma parcial y resumida, la historia de los manantiales y fuentes “del Marqués”, ¿qué otro objetivo queremos conseguir con este trabajo?. 

Queremos proponer a nuestro Ayuntamiento que “cuide” los manantiales y el acueducto que trae aquella agua a la ciudad. El acueducto es una joya de la arquitectura o ingeniería hidráulica, tanto por su antigüedad como por sus características constructivas. Pero algunos vecinos (cosa lógica dado que nadie parece apreciar sus valores), se están acercando a él demasiado y de formas algo indecorosas. ¡¡ Se podría decir que el acueducto está siendo acosado !!. Convendría crear una normativa para protegerlo; conseguir tal vez una declaración oficial sobre su valor histórico; habilitar algún lugar, un mirador, desde el que pueda contemplarse, cosa ahora muy difícil. Seguramente entre los técnicos de nuestro Ayuntamiento pueden surgir ideas todavía mejores. 

Agradezco a Encarnación Valdivia Barea, Juan Guijo Rey y José Tomás Rodríguez Prados, la ayuda que me han prestado para componer este artículo. Publicado en el periódico ADARVE de Priego de Córdoba. Números 1.131 y 1.132 de 1 y 15 de Julio de 2023). 

Y FUENTE//http://www.facebook.com/miguel.forcadaserrano

 

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