POR ANTONIO BOTÍAS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA

Aunque dolorosa como cualquier suspensión de un cortejo de Semana Santa, fue la del pasado Viernes Santo para muchos nazarenos murcianos tan poco inesperada que, ya bien entrado el día, resultaba evidente el desenlace. La constante lluvia que por la mañana arruinó la estación de penitencia de los ‘salzillos’ provocaría que otros tres desfiles se quedaran en sus sedes y miles de cofrades no pudieran cumplir con el antiguo rito de vestir su túnica de penitencia.

La suspensión del cortejo del Santo Sepulcro, que debía partir desde la céntrica iglesia de San Bartolomé, privó a la ciudad de disfrutar la gran procesión, desde siempre considerada la oficial y con amplia representación municipal y de otras instituciones. En el mismo templo se quedó María Santísima de las Angustias, la obra de Salzillo que atesora la Cofradía de los Servitas. Tampoco consiguió realizar su estación la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia.

De esta forma, uno de los días más grandes de la Semana Santa murciana quedó, a efectos cofrades, en blanco para miles de nazarenos. Y a su desolación se sumarán las facturas por pagar, puesto que los arreglos de tronos y las baterías, así como las bandas de música contratadas y otros innumerables gastos tendrán que afrontarse aunque la procesión no haya dado ni dos pasos más allá de los dinteles de sus parroquias.

Ya en la tarde de ayer, igual suerte corrieron las cofradías de la Caridad, que intentó posponer su desfile desde el templo reparador de Santa Catalina, y la del Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Luz en su soledad, la última que desfila mostrando la Pasión. Ayer, en lugar de nazarenos y tronos entre marchas por las calles, solo el tintineo del agua las adornaba, mientras en las parroquias ultimaban los preparativos para las vigilias pascuales.

Fuente: https://www.laverdad.es/