POR LUIS YUSTE RICOTE Y JAVIER NÁJERA MARTÍNEZ. CRONISTAS OFICIALES DE PARACUELLOS DE JARAMA (MADRID).
No sabríamos dar una cifra aproximada de alcaldes que ha tenido Paracuellos. A la luz de los escasos documentos históricos que han sobrevivido en el tiempo, seria francamente difícil, muy difícil cuantificar el número en un municipio con más de mil años de historia. Pero de los que sí tenemos noticias, ha habido unos pocos que nos han llamado la atención por lo que han hecho o significado. Aunque en principio, también creemos que todo ser humano Alcalde, por el mero hecho de ser humano y Alcalde, es bueno por naturaleza, y no tenemos porqué dudar de ello y pensar lo contrario. Nos imaginamos que, salvo excepciones, aquellos que han ostentado el bastón de mando municipal lo han hecho lo mejor que han podido o les han dejado las circunstancias, y que siempre han pensando en el bien común para tomar sus decisiones. Solo así se comprende que Paracuellos sea a día de hoy, un gran pueblo desarrollado lleno de infraestructuras, un gran pueblo puntero.
Dejando el sarcasmo de lado, del alcalde que nos ocupa se cumple el 145 aniversario de su nacimiento, pues D. Jesús Domínguez Muñoz nace el 15 octubre de 1876 y fallece el 4 agosto de 1952; este alcalde sí merece tener un reconocimiento público por parte de vecinos y autoridades, quizás con la concesión de una calle. Con ello, rescataríamos así su memoria para que no caiga en el olvido, saliendo del ostracismo al que le sometieron incluso en su época. De él nos interesa destacar la altura de miras que tuvo para traer al pueblo, su amado pueblo, proyectos que consideraba esenciales para salir del secular atraso, en una época por cierto, muy difícil y complicada donde los ayuntamientos carecía casi de presupuesto. D. Jesús fue alcalde durante el periodo de la dictadura de Primo de Rivera, pero con la llegada de la II República fue desbancado de su puesto y con ellos se perdieron la mayoría de sus proyectos, quedando en el más absoluto de los olvidos, ya que ningún partido de nuevo cuño quiso verse identificado con esa etapa municipal. Y el tiempo hizo el resto…
D. Jesús Domínguez comenzó a hacer realidad su sueño durante una visita que realizó a Madrid en el mes de abril de 1926 para asistir al Congreso Nacional Municipalista. En él pudo comprobar el proyecto de infraestructuras para Madrid y su área metropolitana en un radio de 20 km. Pudo comprobar cómo Paracuellos iba a ser dotado de modernas vías de comunicación y decidió que su pueblo tenía que estar a la altura de las circunstancias y colaborar en modernizar el pueblo. Entendió que no podíamos dejar pasar el tren del desarrollo, que las sencillas casas de adobe tenían que dar paso a casas más modernas, y que eso necesariamente habría repercutir en el ansiado desarrollo económico y cultural.
Los proyectos más significativos y de los que tenemos constancia abarcan una serie de infraestructuras que él consideraba vitales para sus propósitos. Que sepamos nosotros: la construcción del lavadero para que las mujeres pudieran lavar sus ropas, una canalización de las aguas a través de tuberías desde un manantial con una bomba eléctrica para poder llevar el agua corriente al pueblo, la construcción de un nuevo Ayuntamiento dotado de modernas instalaciones incluyendo los juzgados, salón de plenos, de aulas para los niños, biblioteca y de vivienda para los maestros, el proyecto de hacer un matadero municipal para controlar sanitariamente la carne que se consumía en el municipio, así como la adquisición del palacio de los duques de Medinaceli para hacer escuelas de enseñanza superior y un hotel, y la construcción de un instituto de ciencias.
Para entender un poco de lo que estamos hablando, nos tenemos que centrar en el acta de una sesión plenaria celebrada a finales de abril o primeros de mayo de 1926, donde el propio alcalde intentaba convencer de sus ideas al resto de concejales y vecinos asistentes que fueron muchos y que incluso el alcalde dejaba participar, lo que provocaba acaloradas discusiones, y la queja de algún concejal de la oposición porque estaba prohibido, según reflejaba el estatuto municipal. Dijo el alcalde: Decir que no sería negar la existencia de los existente y esto no lo veo posible en personas que como nosotros si bien no poseemos elementos de cultura, si tenemos gran corazón e inmensa voluntad al servicio de cuanto signifique mejora, para que este conjunto de humildes chozas que por ser tales y haber dado en ellas nuestro primeros pasos nos son tan amadas. O sigo soñando o creo firmemente que con vuestra valiosa ayuda , queridos conterráneos, en día próximo hemos de ver todos realizada la conversión de estas cuatro tapias de tierra en grandes e inmensos edificios de fuertes materiales resistentes de todos los elementos que sirvan de albergue a sus luego numerosos moradores, en fábricas de productos de consumo, que convertirán a sus habitantes de labriegos a pastores en artesanos o tal vez en letrados, puesto que habrán necesariamente también en esos edificios centros de enseñanza de mayor grado que los que ha tenido hasta la fecha (…). Hizo gala el alcalde de una sensibilidad especial para centrar el problema del atraso en una cuestión concreta ya que sus reflexiones ante los oyentes le llevan a afirmar la importancia de la educación superior para los niños de Paracuellos, que se veían abocados a trabajar en el campo para su subsistencia y el de sus familias: A pesar de la cultura y perseverancia de los encargados de la educación de la niñez no tienen ni pueden tener la importancia de un Instituto de Ciencias al que tan lejos como estamos de la urbe y a los recursos pecuniarios de que disponemos, nos es imposible llevar (a) nuestros hijos y estos se ven privados desde su más tierna infancia a buscar con su trabajo campesino el pan preciso para su propia alimentación y la de sus más pequeños hermanos.
Y el alegato final de D. Jesús Domínguez Muñoz para intentar convencer a los presentes, pidiéndoles la altura de miras que merecía el momento: No os dejéis llevar por corrientes de obstrucción sistemática, mirad lo propuesto sin pasión alguna, pesad y medid las ventajas y los inconvenientes que puede reportar este trascendental asunto y no me cabe la menor duda de que el mayor orgullo para mí será el de que con vuestra valiosa cooperación, concejales y pueblo que tenéis la paciencia de escucharme, dar remate a una obra que tengo puestos todos mis amores por beneficio de nuestros sucesores y aun de nosotros mismos aunque ya casi tocamos el ocaso de nuestra vida (…). Y lo concluyó con un grito al cielo de: ¡VIVA PARACUELLOS DE JARAMA! que fue premiado con aplausos por unas pocas personas de las muchas que escuchaban su discurso, quizás demasiado complicado para unas mentes sencillas.
D.Jesús Domínguez Muñoz no consiguió el propósito de convencer e ilusionar a la gente con sus revolucionarias ideas. Ganó el pesimismo y la cruda realidad, sólo pudo construir el Ayuntamiento y todo quedó a medio camino porque con la llegada de la república en 1931 quedó destituido. No fue reconocida nunca su labor, al contrario, nada más estallar la Guerra Civil tuvo que refugiarse en el campo y posteriormente exiliarse a Valencia, ya que estuvo en el punto de mira de otros vecinos. Su delito, ser alcalde durante la dictadura, ser un ferviente católico y monárquico convencido.