POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Hace años, cuando los nenos del catecismo recitaban versos ante el Belén Parroquial, siempre había una «catequista» que componía pequeños pòemillas para ese acto.
En uno de ellos el «recitador», para explicar el porqué de la presencia del buey, lo contaba así:
«El animal era noble
y tenía entendimientu
pa saber lo que valía
el calorín del so alientu…»
La Nochebuena, también tiempos atrás, era «día de vigilia» y de «cena pronta» para poder asistir a la Misa de Gallo.
En días de hoy ni hay vigilia ni Misa y la cena, ya sabe, hay que diseñarla con «manjares televisivos» para deslumbrar a la vecina del piso de arriba.
Para compensar la «frugal cena de Nochebuena», la abundancia reinaba en la comida de Navidad. La «volatería de la casa» era protagonista de fogones, predominando estos «sacrificados» animales: el PATO, el PAVO, la PULARDA, EL PITU DE ALDEA y el CAPÓN.
En mesas de alto señorío «dicen» que el FAISÁN ocupaba ese sitial de honor.
El pato común, el azulón, era menos frecuente que las otras aves; el pavo (el guajolote mexicano) llegó a España en los primeros años del Descubrimiento a(año de 1598) y aquí asentó su presencia especialmente en zonas castellano-leonesas, castellano-manchegas y madrileñas; la pularda, con fama en la localidad francesa de Bresse, es una gallina joven sometida a cautividad, oscuridad y engorde; el pitu de aldea (golfu, correcaleyes, galanteador de gallinas coquetas) es manjar muy asturiano…
¿Y el CAPÓN)?
¡Ay, amigos míos!
El CAPON ES EL NO VA MÁS en las mesas de Galicia… y de Asturias, porque «gallegos y asturianos, primos hermanos».
¡Pobre gallo, que nació para engendrar y una cuchilla traicionera le privó «de sus atributos» (primarios y secundarios) para que nos regalara su carne prieta, rojiza, suave, con esa grasa intramuscular que le da suavidad…!
He aquí mi capón de Navidad 2016.
Es un regalo -mejor, la lotería ya premiada- de BODEGAS BARREIRO-AMADO que, año tras año, me envía su propietario ELÍAS BARREIRO, quien, a su vez, con la colaboración de su esposa e hijos, regenta con gran éxito de clientela el MESÓN DO ALBARIÑO en Sanxenxo (Pontevedra).
Lo guisaremos así:
Una vez troceado y salpimentado, se fríe en aceite hasta dorar y se lleva una cazuela.
En ese aceite de fritura pochan cebolla, ajo, pimiento verde, pimiento rojo (todo bien picado) y esa fritada se incorpora a la cazuela de la carne.
Se suma un vaso de brandy o de güisqui (o «ambos a dos») y agua o caldo de ave y hierve todo en ebullición constante y «alegre» hasta que la carne esté tierna.
Reposa.
Se sirve en fuente adecuada (muy caliente todo), junto con la salsa del guiso, y, aparte, se complementa con patatas fritas.
Mi capón, como el buey del Belén, «era noble y tenía entendimientu… pa saber lo que valía el sabor del cocimientu».
NOTA
Ese capón, tentador y suculento, pesó unos 5 kg.
Solamente vivió 10 meses su alegría de gallinero y libertad para, en su exquisitez, desearnos unas fiestas felices.
Deseo que extendemos a todos ustedes.