A LA PRESENTACIÓN ASISTIÓ ENTRE OTROS, LA CRONISTA OFICIAL DE AVILÉS (ASTURIAS) MARÍA JOSEFA SANZ
José Alonso Celemín tenía dieciséis años y trabajaba en Casa Aurelio cuando, en tu tiempo libre, realizó una maqueta del Ayuntamiento de Avilés.
Corría el año 1929. Unos 89 después, la obra de este leonés afincado en Avilés se instala como parte de la colección permanente del Museo de Historia Urbana de Avilés.
Su hija, Flor Alonso Menéndez, ha donado una pieza que, desde su creación, ha permanecido en el hogar familiar conservada en una urna. Hasta que la propietaria, por «miedo a que se perdiera, ya que mis hijos viven fuera», decidió ofrecérsela al Ayuntamiento.
La «sorpresa» fue descubrir que aparte del valor sentimental que la pieza tenía para ella, el único que le atribuía, contaba con otro intrínseco, el de fedatario de la Casa Consistorial en 1929.
«No solo estamos ante una obra de gran calidad artística, a pesar de la juventud del autor, una reproducción exacta del edificio, sino que tiene un valor histórico importante ya que nos muestra el estado del ayuntamiento avilesino con anterioridad a la reconstrucción realizada tras los bombardeos de la Guerra Civil», explicó ayer el director del museo, Manuel Ángel Hidalgo, durante el acto de presentación de la maqueta al que asistieron la concejala de Cultura, Yolanda Alonso, y la cronista oficial de la Villa, María Josefa Sanz.
Alonso señaló que esta pieza «representa una época de la historia de la ciudad que en este museo tiene pocas miradas». «Solo teníamos una fotografía del Ayuntamiento bombardeado», indicó. Igualmente, el director del museo se felicitó por contar con la primera obra que representa fielmente la Casa Consistorial en esta época y que está emplazada en la sección ‘Villa Moderna’, en la segunda planta del edificio.
La obra permite observar la ubicación de la torre en la parte posterior del edificio
Una de las curiosidades del Ayuntamiento en 1929, tal como se puede observar en la maqueta, es el emplazamiento de la torre-campanario en la parte trasera del edificio y no justo encima del reloj. Este funcionaba entonces con pesas y cuerdas, que pasaban por un pequeño túnel construido sobre el tejado, perpendicular a la orientación de la fachada principal. De no haber sido así, estas pesas y cuerdas tendrían que haber colgado por la parte externa del edificio. Al ser sustituido por un reloj mecánico, se pudo llevar la torre hacia delante. «Y como en todas las fotografías que hay de la época están hechas desde abajo, en ninguna se aprecia la separación que había entre la torre y el reloj», apuntó la cronista de la Villa.
Hidalgo añadió una curiosidad más sobre el reloj. Desde hace años la esfera cuenta con iluminación interior, pero antes la luz llegaba desde una farola exterior que refleja la obra de José Alonso Celemín.
El leonés trabajaba como dependiente en Casa Aurelio, un comercio textil que se encontraba en los bajos de la Casa Consistorial, algo habitual en la época ya que «antes del desarrollo de los ayuntamientos, con oficinas para todos los grupos políticos, los bajos se alquilaban y los soportales pasaban a ser una calle más», anotó María Josefa Sanz.
Flor Alonso se mostró encantada con el nuevo emplazamiento de la obra, la favorita de su padre, que no se dedicaba profesionalmente a ello. «La gente me decía que la vendiera, pero yo no quería. (…) Ni loca habría imaginado que la pudiera ver todo Avilés», confesó. C. Del Río
Fuente: http://www.elcomercio.es/aviles/ayuntamiento-1929-pieza-20180426000506-ntvo.html