POR JOAQUÍN MUÑOZ CORONEL, CRONISTA OFICIAL DE CORRAL DE CALATRAVA Y POZUELO DE CALATRAVA (CIUDAD REAL)
En un coliseo absolutamente a rebosar -desde hace días no era posible conseguir ni una sola entrada para el teatro-, el público aguardaba con impaciencia el comienzo de la función, que se prolongaría por espacio de dos horas, incluidos los veinte minutos del Entreacto. Y no es que el Cascanueces fuera una novedad en Ciudad Real (ya pudimos aplaudirla en 2017 y 2020, en otras dos producciones de Goldberg)… Pero ciertamente había gran expectación por contemplar al Ballet de Kiev, en un año de tan triste celebridad mundial para Ucrania, y en fechas tan cercanas a la Navidad. Y, claro, no defraudó. Allí estaban ofreciéndose compartidas la frescura, elasticidad y flexibilidad propias de un elenco de gran juventud, y adobado todo ello con una elevada dosis de gracilidad y simpatía, como pudimos comprobar detrás de las bambalinas.
Con decorados de grandes dimensiones, sabiamente diseñados con sutiles transparencias que simulaban el 3D, a pesar que no hubo mobiliario y las escenas eran planas, en aras de una mejor movilidad en la caja del escenario. Colores calientes, vestuario elegante sin estridencias, y una escenografía efectista en su justa medida, cuya figura omnipresente era la de un gigantesco árbol de Navidad finamente decorado, que servía de fondo. Nada más. Y, sin embargo, nada faltó ni sobró en este montaje de Goldberg Productions. En esta ocasión, sin que podamos dejar de valorar la extraordinaria actuación de los dos primeros bailarines, especialmente en el grand pas o el paso a dos del segundo acto, se lleva a cabo una espléndida labor de conjunto sin intentar grandes protagonismos.
Los dos Actos y sus cinco escenas casi nos supieron a poco, si bien la temperatura del espectáculo alcanza su clímax en el segundo de ellos, tras un ajetreado y bien aprovechado entreacto. Y es que si el Acto I es más narrativo y estático, como de preparación, el Acto II aparece con desenfreno, lleno de música bien lograda, y de danza y colorido perfectamente imbricados. Por su virtuosismo y excelente forma física demostrada, nos quedamos con la ‘Danza árabe’. Si bien la espectacularidad, coordinación y vistosidad del ‘Vals de las flores’, causó un gran impacto en el espectador… Pero conozcamos algo más del ‘Cascanueces’, su tradición y su encuadre geográfico.
CONOCER EL CASCANUECES
Los Nogales comunes (Juglans regia) son árboles frondosos que abundan en la región de Erzgebirge (fronteriza entre Alemania y Chequia). De la abundancia de las nueces (la semilla comestible de una drupa), a la construcción de una leyenda en torno a ellas -y a la creación de un hermoso ballet-, sólo hay un paso. Según una tradición alemana, los ‘muñecos cascanueces’ protegen a la familia de los malos espíritus y el peligro, y traen suerte al hogar. Por eso es costumbre inveterada regalar estas figuras a los niños en la época navideña.
Pues bien, los cascanueces nunca faltan en las zonas donde abundan los nogales. Situadas las nueces, hablemos del ‘cascanueces’ (o ‘partenueces’, por aquí mucho menos historiados, y de naturaleza metálica). Se trata de una ‘palanca’, o máquina simple de segundo género (las tijeras son de primer género, y las pinzas de depilar de tercero), que se apoya o gira sobre un punto (‘fulcro’) y está destinada a vencer la fuerza (‘resistencia’) mediante la aplicación de otra fuerza (‘potencia’), en una ley de equilibrio que ya fue enunciada por Arquímedes.
En suma, el ‘cascanueces’ es un instrumento de uso común en nuestros hogares para partir nueces. Un fruto seco que puede adquirirse en el mercado ya libre de la dura corteza, lo que no es aconsejable dada la facilidad para enranciarse que tienen sus ácidos grasos poliinsaturados muy saludables. Pero también es cierto, que los procedimientos para abrir las nueces pueden ser bien distintos, como ocurre con los sacacorchos, en torno a cuya operación se ha creado toda una compleja tecnología.
MÁS SOBRE CASCANUECES
Fue autor del libro original, el alemán Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822, el de Los Cuentos de Hoffmann, en los que se basó Offenbach en 1880). Y éste es uno de sus cuentos más versionados: el fantasmagórico El cascanueces y el rey de los ratones, famosísimo gracias al ballet que sobre esta historia compuso Chaikovski.
Y más datos curiosos. Según el libro Records Guinness el ‘cascanueces’ más grande mide 10.10 metros de alto, y fue construido en Alemania en el año 2008. Además, hay un ‘Museo del Cascanueces’ en Leavenworth, Washington (Estados Unidos), que alberga más de 6000 figuras distintas.
De esta forma concluimos grosso modo, la leyenda y alcance del ‘Cascanueces’, histórica y tradicionalmente, la figura de madera que concede protección y fortaleza a sus propietario. En nuestra narración, la jovencita Clara Stahlbaum recibe un cascanueces como regalo de Navidad.. Pero no un cascanueces cualquiera, sino de una figurita que luego cobrará vida convirtiéndose en apuesto príncipe… Y que se llevará a la joven propietaria a vivir unas fantásticas aventuras.
BALLET EL CASCANUECES
Chaikovsky murió meses después del estreno, sin quedar satisfecho de su trabajo del ‘Cascanueces’, y nunca llegó a conocer el alcance y trascendencia, de la que no consideraba como la mejor de sus obras. Curiosamente, en su estreno en París se utilizó una ‘celesta’ (instrumento musical de percusión clasificado como ‘idiófono’, como las castañuelas, platillos, xilófono y carraca) con apariencia de piano vertical. El instrumento fue trasladado desde Rusia a París, con la intención de darle un sonido muy característico a la Danza del hada del ciruelo de azúcar.
La historia, posteriormente también ha sido llevada al cine: Cascanueces: La Película (1986), El Príncipe Cascanueces (1990), Barbie en el Cascanueces (2001), El Cascanueces en 3D (2010), y a los dibujos animados en el film El Cascanueces y los cuatro reinos (2018). Y es que, tan hermoso es el ballet de El Cascanueces, que figura entre los diez más famosos de toda la historia, junto al Lago de los Cisnes, Giselle, La bella durmiente, Don Quijote o Carmen… Pero nótese que tres de ellos son obras del mismísimo Chaikovski.
Como hemos dicho, El Cascanueces es un cuento de hadas-ballet en dos actos y cinco escenas con música de Piotr Ilich Tchaikovski, compuesto entre 1891 y 1892 (Opus 71 y tercero de sus ballets), y coreografía de Marius Petipa, encargada por el director de los Teatros Imperiales, Iván Vsevólozhski, en 1891. Se trata de una adaptación realizada por Alejandro Dumas (padre) del cuento El cascanueces y el rey de los ratones, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. En los países occidentales, El Cascanueces se ha convertido en uno de los ballets más populares, representado principalmente en Navidad, desde su estreno el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo, en sesión doble con la ópera de Tchaikovsky, Iolanta.
Acto Primero
En una antigua ciudad alemana, a principios del XIX en la Nochebuena la gente se prepara para la Fiesta. Entre los invitados a casa de los Stalbaum está un viejo chiflado, inventor de juguetes y amigo de los niños, Drosselmeyer. El salón de la casa está decorado para el evento, llegan los invitados, y Drosselmeyer con los regalos. Entran corriendo los niños y comienzan a jugar a la gallina ciega. En el juego participa Drosselmeyer y le vendan los ojos. Después del juego empiezan las danzas. Drosselmeyer, disfrazado de mago hace un pequeño espectáculo teatral en el que el Rey de los Ratones quiere secuestrar a la Princesa, pero el valiente Cascanueces le derrota y la salva. Drosselmeyer tiene preparadas muchas sorpresas para los niños, les enseña un payaso con motor de cuerda, una muñeca… Pero a Masha lo que más le ha gustado es el Cascanueces. Franz intenta quitárselo y sin querer lo rompe. Drosselmeyer lo arregla, y Masha acaricia su juguete favorito. El reloj marca las 10, el baile termina y se apagan las luces…
Es de noche. La habitación del árbol de Navidad está iluminada con la luz de la luna, parece misteriosa, llena de secretos mágicos. Superando el miedo, Masha ha venido a ver al maltrecho Cascanueces, le abraza y se duerme. Masha ve en su sueño cómo los ratones llenan la habitación, guiados por su Rey. El valiente Cascanueces llama a los soldaditos de plomo a la guerra contra los ratones. Pero las fuerzas de los ratones son superiores y al final el Cascanueces tiene que enfrentarse sólo contra el Rey de los ratones y su ejército. Cuando todo parece perdido, Masha, superando el miedo, golpea con su zapato al Rey y así salva al Cascanueces, quien termina derrotando al Rey de los Ratones. Éstos huyen, y Drosselmeyer convierte al Cascanueces en un bello príncipe. Desaparecen las paredes de la casa y nos encontramos en el extenso territorio de la nieve, en el mágico corro se mueven los ligeros copos de nieve. El Cascanueces-Príncipe invita a Masha al mágico palacio de sus sueños.
Acto Segundo
Masha y el Príncipe navegan por el Reino mágico. Se encuentran con angelitos y muñecos, mientras la orquesta de los bondadosos enanitos toca unas bonitas melodías. Masha y el Príncipe son felices: han llegado al Reino de sus sueños. Aparece Drosselmeyer, en sus manos está el Cascanueces. ¡No puede ser que todo fuera solamente un sueño!… Con su varita mágica, Drosselmeyer convierte el sueño en realidad. ¡Nada más hermoso, si pudiera hacerse realidad en nuestra vida cotidiana!
EL BALLET DE KIEV
“Este año 2022 -según confiesa la compañía- quedará marcado en la memoria de todos nosotros con la tinta roja que, con trazo grueso, describe la tragedia que representa una guerra y, especialmente, para los artistas de ballet que un día antes del comienzo se preparaban para salir a escena, ante un teatro lleno con una orquesta en el foso, afinando…”.
Corría el año 2017 cuando el famoso bailarín solista del Teatro de la Ópera de Kiev, Viktor Ishchuk, consigue realizar un sueño largamente cultivado, la creación de una compañía estable y joven, que reuniese a las estrellas más prominentes de toda Ucrania y pudiesen presentar al mundo el talento, la maestría y la profesionalidad de los artistas de aquel país. Entre sus miembros, el Ballet de Kiev cuenta con varios de los solistas del Teatro de Ópera y Ballet de Kiev.
Sus primeras representaciones consiguen el apoyo de los principales nombres de la escena ucraniana, y seguidamente son invitados por los teatros más importantes del mundo, habiendo realizado desde entonces más de 500 actuaciones. Las numerosas giras realizadas les han llevado a recorrer los mejores escenarios de Suiza, Alemania, Francia, Polonia, Croacia, China, Ucrania y México, entre muchos otros países.
El Ballet de Kiev mantiene entre sus objetivos principales, el cuidado de las tradiciones y esencia del ballet clásico más puro. De ahí que cada representación sea una fiesta para los sentidos, por la sobriedad de las coreografías, la perfección de sus líneas, el virtuosismo de sus solistas, y la vistosidad y grandeza de sus decorados y vestuario, todos ellos diseñados en exclusiva por los mejores maestros de los talleres de Kiev.
Con sede en el Centro Internacional de Cultura y Artes de Kiev, y en este escaso puñado de años, el Ballet de Kiev ha recorrido gran parte del mundo representando los principales títulos clásicos, con coreografías originales. El Lago de los Cisnes, El Cascanueces, La bella Durmiente, Don Quijote, Giselle, Carmen, Scheherazade, Les Sylphides, La Cenicienta, Zorba el griego, o Eyes wide Shut, forman ya parte de su aplaudido repertorio habitual.
SOLISTAS EN GIRA
Elena Germanovich
Evhen Lagunov
Taras Titarenko
Pazlevich Uladzislav
Vladyslava Vasylieva
Sofiia Hatylo
SUS VISTOSAS DANZAS
Hemos hablado ya del elegante decorado, con unas transparencias efectistas y originales…. Pero del Cascanueces resaltamos muy especialmente la diversidad de danzas (la danza árabe –espectacular y virtuosista-, la danza china, el pas de troix, el vals de las flores, y los solos de los primeros bailarines. Ya hemos comentado igualmente, que el segundo acto es infinitamente mejor que el primero (con mayor protagonismo del baile cortesano sobre el del tutú), aunque de menor duración.
Contiene un desarrollo mucho más tematizado de su trama, una mejor selección de músicas con claras raíces de los países que representan, y una verdadera exhibición de vestuario y forma física de los artistas. Resulta que en la época de la creación del Cascanueces era muy celebrado el exotismo de otras danzas extranjeras con características y singularidades propias. He ahí la curiosa Marcha de los soldaditos, la Danza del Hada del azúcar, las danzas árabe, rusa, china, de los Mirlitones… o la Danza de las flores. No sólo la sociedad veía con agrado la ‘importación’ de rasgos indiscutibles de otras danzas… También la interpretación de estas danzas era la coartada perfecta para el lucimiento completo de los bailarines.
Así pues, el segundo acto mejoró notablemente las expectativas del primero, elevando mucho el nivel, y tras casi ciento veinte minutos –descanso incluido- la explosión del público se hizo bien sonora y justa. No valía menos el esfuerzo realizado por un equipo, del que destacamos su frescura y exactitud, juntamente con su briosa juventud y su innegable motivación. Y para cuyo país, Ucrania, deseamos la inmediata salida de esta terrible pesadilla de la guerra. Que, si bien a todos nos está hiriendo profundamente, es a ellos a quienes está matando salvaje e impunemente. Que así sea.