POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Agradezco al padre Antonio Arévalo Sánchez, secretario de la provincia de la Inmaculada Concepción, de la Orden de Frailes menores (OFM, Franciscanos), licenciado en Historia Moderna y director de la Revista Guadalupe -revista que se edita desde 1916- la publicación en su número 866 (octubre-diciembre) de mi artículo “El beato Amadeo de Silva, de monje jerónimo en Guadalupe a reformador franciscano”.
“Avía en tiempos pasados un varón de santa vida llamado Amadeo de Lisvoa, intentando reformar esta venerable religión y no pudiendo introduçirle en todo el cuerpo de la Orden, conforme asu deseo, se apartó, y seguido de muchos, formo una nueba Congregación de maior Observançia y mejor, sujeta a la misma caveça y ministro general, y de su nombre se llamado Amadeos”.
El beato Amadeo fue hermano de santa Beatriz de Silva y Meneses (1424-1491), fundadora de las monjas de la Inmaculada Concepción de María (concepcionistas franciscanas), aprobadas sus reglas por Inocencio VIII en 1489, ligada a la espiritualidad franciscana y devoción a la Inmaculada.
He utilizado como fuentes documentales: Archivo Monasterio de Guadalupe: C-13, “Historia del santo templo de Guadalupe; maravillas de Nuestra Señora y grandezas de su casa”. Libro I, capítulos IX y X, y la Chrónica Seráfica escrita por fray Eusebio González de Torres en 1729. Junto con la bibliografía necesaria.