En el mes de mayo de 1989, la empresa Derivados del Óxido de Cal (D.O.C.A.S.L.), se dirige al Ayuntamiento cacereño solicitando la cesión de 20.000 m2 para emprender en la ciudad las investigaciones y posible explotación industrial de materiales de construcción derivados de las calizas que constituyen el calerizo de Cáceres. Según relata la memoria, que presenta la empresa peticionaria, su intención es “emprender la explotación racional de las abundantes calizas cambrianas existentes en los alrededores de esta capital, especialmente por su calidad y concentración las situadas en la zona limitada por la carretera de Badajoz – Aldea Moret y cordel de las Merinas “. Con esta iniciativa se pretende crear una factoría para la obtención de oxido de cal, así como de la materia prima necesaria para la fabricación de elementos de construcción que son escasos en el mercado nacional. Además pretenden instalar una batería de modernos hornos de “cuba de llama larga”, de mayor capacidad que los tradicionales hornos caleros cacereños y más rentables por poder cocer hasta 40 Tm. de piedra caliza cada uno de ellos frente a las 20-25 Tm que podían cocer los hornos tradicionales.
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