POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Bueno, bueno, bueno… ¿Con qué de Teverga, eh? ¡Sí, señor! ¡Vaya, hombre, vaya! ¿De Teverga, estás col cura y llámeste Pepe? ¡Sí, señor! ¡Vaya, hombre, vaya; bueno, hombre, bueno!
Y así seguía el diálogo entre un viejo sacerdote y un rapacín monaguillo de una parroquia vecina. Una conversación infinita, sin límites y muy cargada de zuna asturiana.
Pues esto es lo que me sucede a mi a cuenta del comentario de ayer acerca de la ZAPICA, nombre general en Asturias para denominar a la JARRA DE MADERA que contiene leche, vino o sidra; y que en COLUNGA se aplica también a la lechera o cántara pequeña con destino de leche y, en casos, de agua.
Les contaba, asimismo, que la ZAPICA tenía «machu» el ZAPICU, recipiente pequeño de madera que utilizan los segadores para «guardar» la piedra de afilar la guadaña y que en COLUNGA, llamamos CACHAPU.
¿Y qué sucedió? Pues que he recibido numerosos comentarios de gentes de diversas localidades asturianas citando nombres distintos, pero muy parecidos, (parezco un político actual en rueda de prensa en alarde de contradicciones) para este «apero de siega».
He aquí algunos: Zapico, gaxapu, gachapu, zapicu, cachapu…
También, a raíz de mi comentario, una lectora tinetense, BEGOÑA GONZÁLES RODRÍGUEZ, recordaba cómo en tiempos pasados se procuraba hacer realidad lo que dice el refrán: «De lo perdido saca lo que puedas»; que es lo mismo que decir «aprovecha lo que parece que no es útil» y que actualmente se dice RECICLAR. Begoña, en su recuerdo, citaba como ejemplo de reciclaje el uso de las LATAS DE 5 LITROS DE ACEITE DE OLIVA para transformarlas en «calderos pequeños» con múltiples usos. Bastaba quitarles la tapa superior, practicarles dos orificios en las caras laterales anchas y colocarles un «asa» de alambre.
Eran muy usuales las latas de Ybarra, Betis, La Giralda…
Uno de sus muchos usos era para contener «esllava» para los gochos (cerdos).
La ESLLAVA es el agua que resulta de un primer lavado (sin jabón) de ollas, cacerolas, sartenes, platos… después de comer. Esa agua, que siempre arrastraba sobras y algo de grasa, se mezclaba con otras sobras de comida, «cocimiento» de pieles («pulgos») de patata, harina, castañas cocidas, etc. y se daba como alimento a los cerdos.
Otro día hablaremos de siega y de los aperos precisos para ello (guadañes, traentes, angazos…) y las labores, hoy perdidas, que exigía esa actividad.
Hoy, con el CACHAPU y la PIEDRA DE AFILAR, recordaremos el cantar que cita el caraviense don Aurelio de Llano y Roza de Ampudia:
«Segador que estás segando
debaxu de la borrina:
si non corta la guadaña
saca la piedra y afila.»