POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Llegas hasta mí después de cruzar la calle La Fuente, has contemplado esta fuente, única en la villa que lanza sus caños al viento, y que es recogida cuidadosamente por los vecinos.
El nombre de Guadalquivir sé que te sabe a menta, pino, sal y arte. Tras su nacimiento en la sierra de Quesada, cruza tras dejar uno de los mayores pantanos de Andalucía, el del Tranco, El Charco del Aceite, el Puente de los Agustines, o el lugar para recorrer el río en canoa; las zonas próximas al Calvario, donde se inspiró San Juan de la Cruz para escribir el Cántico Espiritual; atraviesa los antiguos molinos harineros, recordando el de la Torre; el puente de la Gorda, tras dejar con su riego las excelentes huertas de la Cañada la Madera; sigue su recorrido por tierras giennenses, cordobesas, sevillanas hasta llegar a Sanlúcar de Barrameda. Se inicia con el olor del aceite de nuestra tierra y desemboca en la tierra de la manzanilla; la vid y el olivo, cultivos milenarios se abrazan a través del Guadalquivir.
Contempla nuevas edificaciones, casas unifamiliares, amplísimos jardines en el centro, cómodos bancos-asientos de piedra ofrecen su descanso al caminante, o mejor la tertulia en las noches de estío o en las veladas primaverales, los colores de las fachadas albero y blanco, pura Andalucía.
Dos rótulos en los extremos nos indican que nos encontramos en la calle Guadalquivir, con un giro a la derecha contemplamos nuevos edificios. Se ha cuidado la estética y distribución funcional, como has podido contemplar en este nuevo caminar por las calles de la localidad. Apenas tenemos historias para contar, pero contribuimos a la comodidad de nuestros vecinos y al disfrute de un cuidado urbanismo y del medio ambiente.
Estamos comenzando a escribir nuestra historia que va a ser parte de la de nuestra ciudad. Una peluquería con su rótulo anunciador, alude a las necesidades de la vida cotidiana. Cruzas hasta la Alameda de la Fuensanta, camino del Santuario durante muchos años. Ahora los automóviles siguen otra ruta, sin embargo tú en este caminara puedes añorar, recordar este espacio, recorrer este camino para pedir o agradecer favores diarios a Nuestra Patrona.
.- Vuelves a mí tras largos años sin saber nada el uno del otro, aprovechas, como antes las mañanas de domingo, para saludarme y charlar. Observa que mi espacio, amplio, daba para haber nominado algún nombre de calle más. Entras por la parte que
limito con la calle Progreso. Nuevas viviendas, te agradarán sus fachadas, estilo, y altura; frente a la calle La Fuente una explosión de luz y del verde de unos amplios jardines, pulmón de oxígeno, y nuevas y acertadas construcciones, siguen alegrándote. Nuevos jardines y observas una placa en que le concedieron el I Premio de Jardines, en la primera convocatoria que hizo la Asociación Villanueva Impulsa, excelente el trabajo de los vecinos. Ves como desemboco en la Alameda de la Fuensanta, es un privilegio, ser calle y tener varias vecinas como buenas amigas, por la proximidad.
Te observo feliz de ver unas construcciones hechas para disfrutar de ellas y unos espacios para la convivencia, para la tranquilidad y disfrute de los vecinos.
Vienes cargado de recuerdos a este lugar, antes denominado con el nombre de Calle Almanzor, calle sin salida al tráfico, ya que la unión con la Avenida de Valencia la hace a través de numerosas y amplias escaleras.
Lugar del molino de don Dionisio, aquí ha estado largo tiempo la notaría. Evocar los nombres de los notarios que han pasado por aquí es largo y puedo olvidar alguno.
Lo que no olvidáis los vecinos es que todos habéis pasado por este lugar en donde quedaba registrado el pasado de todas las calles de la villa, el futuro de nuevas construcciones, sueños de poseer un hogar en propiedad o los difíciles trámites de una herencia: en definitiva ilusiones e historia se dan la mano en esta ocasión.
En este espacio no olvides el taller del que están surgiendo de las manos del escultor, Miguel Ángel Calero, obras para la posteridad, el paso del Cristo de la Humildad –Los Romanos que embellece nuestras procesiones. La de San Juan de la Cruz, en el Santuario de la Fuensanta y otras esculturas, más varios proyectos y maquetas que deben ver la luz para alegría de los villanovenses y de aquellos que visiten la ciudad.
Nuevos edificios acertados en estilo mezclan su altura, con otros divergentes o fachadas sin finalizar.
En el año 2007 por acuerdo de la Corporación Municipal, se aprobó que a esta calle se le llamase con el nombre de Pedro Campos Campiña.
Sé que tus primeros recuerdos de Pedro irán acompañados de algunos partidos de fútbol, de largas mañanas en el Mercado de Abastos, atendiendo a su numerosa clientela; su participación en diversas comisiones de Fiestas, responsabilizándose del tema taurino, especialmente en unas fiestas inolvidables las de 1978.
Pedro tomó la decisión de servir a la localidad, participando en la vida política, obteniendo en varias elecciones el cargo de Concejal.
En uno de sus viajes de trabajo, encontró la muerte en tierras de Albacete, al cruzarse con un camión con la dirección equivocada.
En el mes de junio de 2008 se colocó una placa en la esquina de la calle y sobre la fachada de la casa donde Pedro habitó largos años. En la placa se puede leer: “A D.
Pedro Campos Campiña. Los hombres como tú hacen grande la historia de los pueblos. Nuestra gratitud a tu dedicación”.
Regresas cuando el otoño deja caer las primeras hojas, he visto en tu cara el desánimo al verme llena de costurones de heridas en mi vieja piel, con unas vallas de color verde, que indican el peligro de las obras.
Lo primero que has visto ha sido la antigua placa de Calle Almanzor, no retirada a pesar que han pasado más de diez años de la aprobación del cambio de nombre. Una clínica de Fisioterapia, que lleva Diana- recuerdos de una juventud de trabajo e ilusiones- un taller, unas doce cocheras, edificios nuevos y edificaciones mejorables. Me siento un espacio super buscado por los conductores para aparcar.
Falta la placa, que da nombre a la calle, que se coloque y de esta manera cumplir el acuerdo del Pleno Municipal. Es necesario que las personas sencillas, pero que han entregado su vida al servicio de los demás, se reconozcan tanto en su vida como a su muerte. Espero que las peticiones reiteradas se vayan atendiendo y dando respuesta a la realidad.
Fuente: Revista La Moraleja, número 87