POR MIGUEL FORCADA SERRANO, CRONISTA OFICIAL DEL PRIEGO DE CÓRDOBA (CÓRDOBA)
Fue un paseo improvisado, inesperado, en una tarde gris de Enero. Pero en esas calles, vacías por supuesto, fui encontrando esas joyas de la arquitectura popular tan frecuentes en las aldeas de Priego, pero destinadas, sin remedio, a la ruina. Calle Rio, calle la Fuente, Alta, Llana, Enmedio, calle Corta, calle Fátima… Por encima de los tejados se ven las cumbres de Sierra Leones: olivares de montaña, algún pinar y manchas de encinas y quejigos; también Torre Alta, plena Edad Media…
En el Cañuelo vivían, en 1930, más de 900 personas; a la escuela acudían entonces sobre 30 niños. Hoy, según el censo más cercano, solo tiene 145 habitantes; ya no hay escuela, pues para el último curso solo se matricularon 6 niños… Se mantiene sin embargo la Cooperativa Virgen de la Cabeza, fundada en 1965; cerca de 200 socios con olivares en la comarca. En los últimos años ha molturado una media de 3 millones de kilos de aceituna, produciendo en torno a 600.000 Kg. de aceite que vende con la marca “Las Rentas del Duque”, varias veces premiada.
Vale la pena visitar la llamada “Fuente de la Salud”, un pilar o estanque construido en época romana junto a la “Huerta del Letrado”. Pero sobre todo, vale la pena ir al Cañuelo para ver su iglesia y en ella, las vidrieras de Antonio Povedano. Se trata de siete vidrieras de grandes dimensiones (diez metros cuadrados cada una), diseñadas, fabricadas y montadas para la iglesia construida en 1966 en esta aldea, bajo la dirección del arquitecto José R. Garnelo. Representan los siete sacramentos y son una obra maestra de este género artístico tan olvidado en la actualidad.
ANTONIO POVEDANO BERMÚDEZ, que vivió su infancia y juventud en esta aldea, fue un extraordinario pintor y, posiblemente, el mejor vitralista español de todo el siglo XX. Hoy permanece olvidado en Córdoba, esa ciudad que tanto le debe…
Y las vidrieras del Cañuelo necesitan, ya, una pequeña inversión, pues han aparecido algunas rajas entre los cristales. Creo que incluso merecen ser declaradas Bien de Interés Cultural (BIC). ¿Valdría la pena hacer una propuesta para intentar conseguirlo?.