POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Los asturianos lo sabemos, pero los foráneos («foriatos», decimos en Asturias) quizá no. El «Carmín de La Pola» es la gran fiesta-romería de POLA DE SIERO. Celebración que concentra a miles y miles de romeros jóvenes con ganas de folixa y de juerga.
Como decía aquel cantar de corro cuando éramos niños:
«Salga usté, don José, / que lu quiero ver bailar,
saltar y brincar / y dar vueltes al aire,
por la jeringosa de un fraile / por su jeringosa…»
Nosotros, niños inocentes, nunca supimos que era eso de la «jeringosa de un fraile». Pasados los años uno se enteró que lo de jeringosa es una deformación de jerigonza o lenguaje difícil de entender, tan propio de los clérigos que antes decían sus rezos y misas en latín.
Pues algo parecido me sucedió con aquel famoso cantar poleso que dice:
«Fuisti al Carmín de la Pola / llevasti MEDIES AZULES;
llevástiles emprestaes , / que aquelles NON EREN TUYES…»
¡Demonios!, exclamábamos en nuestra inocencia infantil, ¿por qué eso de las medias azules y por qué prestadas?
Otra vez los años y el mucho leer para saber poco nos brindó la respuesta a nuestras dudas.
Pues, verán ustedes, la respuesta es un tanto picardiosa.
Antiguamente, en tiempos casi medievales, la ley obligaba «a las mozas de partido» o «mozas de vida airada» (que así designaban a las «señoritas de vida alegre») a vestir ciertas prendas que identificaran su «actividad». Tal era el caso, en algunas regiones, del uso del JUBÓN (chaleco) DE PICOS PARDOS y en otras, de MEDIAS AZULES.
Si la neña romera utilizaba MEDIES AZULES EMPRESTAES, venía a significar que NO ERA ELLA la mocina «alegre y gayaspera» como alguien pudiera pensar.
Y otro día que esté yo más picarón les comentaré en qué consistía aquello de «darse un verde entre dos azules» según explica el maestro Gonzalo Correas en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales» editado en los primeros años del siglo XVII.
El CARMÍN DE LA POLA es una romería EN EL PRAU DE LA FIESTA, no «una fiesta de prau» como se dice actualmente con cierta incorrección.
Romería festiva, no peregrinación devota a un lugar de culto, en la que la merienda-cena es obligada. Y en tales casos, ya se sabe, lo tradicional es la carne empanada, las tortillas, la ensaladilla rusa, los dulces…y como «perdones», las avellanas. Bueno, eso era antes; ahora son los «sanwiches», los bocatas, los chuches, las patatitas de bolsa, los calimochos… y el «bum-bum-bum…» repetitivo de las orquestas.
Entre la variedad de tortillas para la merienda festiva nunca debía de faltar la TORTILLA DE PATATA CON CHORIZO.
Era una «puerta de entrada» fabulosa para «beber unos culinos» (¡por favor, no digan «culines») de buena sidra (¡por favor, nunca digan «sidriña»!).
En mi casa se prepara así, «para que sobre»:
Troceamos (picamos) en láminas finas (no en «dados») sobre 1 kg de patatas (ya peladas, logicamente). Después de lavadas y escurridas las llevamos a una sartén con abundante aceite, ya caliente, y añadimos una cebolla mediano-grande picada en menudo. Cuando patata y cebolla están bien blandas, pero enteras, agregamos un choricín (un pelín picante) muy desmenuzadín.
Rehoga con la fritura y el conjunto se lleva a un cuenco con agujeros (tipo colador) para eliminar el exceso de aceite de fritura.
Se mezcla con 4-5 huevos de aldea previamente batidos y en sartén con poco aceite se cuaja la tortilla debiendo quedar compacta en el exterior y jugosa en su interior (pero no cruda).
Téngase cuidado con la sal en la fritura de la patata porque el chorizo aporta sabor salado.
El CARMÍN DE LA POLA, hoy, con día de sol y de verano.
Aprovechen y disfruten, que el jueves vuelve a llover. ¡Faltaría más!