POR JUAN JOSÉ DOMÍNGUEZ CARAZO, CRONISTA OFICIAL DE SIERO (ASTURIAS).
Juan José Domínguez (La Pola, 1949) cumple sus bodas de plata como cronista oficial de Siero. Desde 1998, en estos veinticinco años ha sido testigo de todos los cambios en el municipio, los buenos y malos, y ha convivido con seis alcaldes. Con todos ellos, destaca, ha tenido muy buena relación.
«El cronista tiene que tener en cuenta que no pertenece a ningún partido político, estamos para servir al concejo, no a la persona que manda»
-¿Qué balance hace de estos veinticinco años como cronista?
-Veinticinco años no son nada. Yo hago un poco de ayudante de las concejalías de Siero, ya que hoy en día la crónica la escribís vosotros, que tenéis más poder de llegar al lugar del hecho. Sí hay otra labor que se hace, la de apoyo a las instituciones, representaciones y demás, y ahí sí que ayudo.
-¿Cómo ha sido su relación con los seis alcaldes que han gobernado siendo usted cronista?
-Con todos igual, a todos me unió una amistad. El cronista tiene que tener en cuenta que no pertenece a ningún partido político; aunque pertenezca en la labor del cronista no. Estamos para servir al concejo, no a la persona que mandan el concejo.
-¿Cuáles son los puntos fuertes de Siero como concejo?
-Es un concejo que fue creciendo sin tener ninguna industria contaminante. También resaltar que la capital está a quince minutos de Oviedo, a quince de Gijón, a dieciocho de Mieres y a veintiocho de Avilés; es decir, que estamos muy bien situados. Además, es un territorio bastante llano que se presta mucho a edificaciones. Por ejemplo, el polígono de Bobes. Son zonas que se puede edificar y hacerlo sin un coste de desmontes.
-¿Y los puntos débiles?
-Nos estamos súper saturando de carreteras. Dan una buena comunicación, pero nos cruzan varias y van dejándote casi sin opción de un crecimiento más rural, va en plan industrial todo y eso tampoco puede ser. Mucha industria pero con poco sitio donde vivir no es tampoco muy rentable.
-¿Cuál es la situación del casco antiguo de la Pola?
-Sigue sin tocarse, esa es la eterna lección que nos queda por acabar. Todos vamos a hacer y ninguno hace. Está como estaba y en algunos sitios va a peor, porque están cayendo edificaciones. A algunos los dejan caer para sacar después más beneficios con alguna altura y van quedando huecos. Empiezas a coger solares derruidos y parece que estamos en la guerra.
-¿Qué le parece la rehabilitación del Palacio de Celles a cargo de Víctor Madera?
-Me parece fabuloso porque desde hace años viene uno lamentándose de que están dejándose caer los edificios. Lo primero porque exigen muchos papeles y, además, hacer la restauración acorde con el año en que se hizo es inviable; al menos para algunas familias, que son muchos herederos y no se ponen de acuerdo.
-Ha mostrado en reiteradas ocasiones su preocupación por la colección filatélica de Tino Ornia, ¿qué le parece la situación actual en la que está?
-Sigue mal y yo en parte tengo la culpa, ya que soy presidente de la asociación filatélica de Siero. Era el albacea con otros dos señores que faltan, Juan Rodríguez, que llevaba el Belén del asilo, y Gregorio Fonseca, el presidente de la agrupación filatélica. Se hizo una inversión fabulosa para una colección que es digna de ver y sigue como estaban. Se apaga la luz porque gasta corriente, los avisas de que está filtrando el agua de la bolera y no limpian el suelo. Se compró un deshumidificador para evitar la humedad y lo apagan porque hay un temporizador. No es solución, debería estar funcionando constantemente.
-¿Siero tiene patrimonio como para tener un museo etnográfico?
-Y tanto.
-¿Por qué no se hace entonces?
-No se hace por desidia. El mejor local lo tuvimos en el Palacio del Marqués de Santa Cruz. Allí había unas salas donde se podía tener un museo de belenes, un museo de la cerámica del Rayu que tenía Gregorio Fonseca, una colección de pintura de Casimiro Baragaña,… Son colecciones que podrían estar expuestas. Eso sería muy rentable para Siero, no para el Ayuntamiento, sino para Siero. Porque sidrerías las hay en toda Asturias, vayamos a algo singular; vamos a tener la cerámica del Rayu de Siero, por ejemplo.
-Grandes empresas apuestan por Siero, ¿qué le parece?
-Presumimos de ser el cuarto municipio de Asturias; pocos municipios hay que tengan los ingresos de Siero. Hay que mirar con otras miras, las de crear puestos de trabajo y no destruirlos. A veces hacemos un gran almacén de distribución que trae trabajo pero va a hacer cerrar cincuenta o sesenta tiendas pequeñas, que son las que van a generar la vida de las poblaciones. Acabamos con el pequeño comercio y no va haber ni pequeño ni grande. Estamos viendo al grande que iba a ponerse que no abre. Esos por cuestión de rentabilidad se van de aquí y lo ponen en otro lado. La pequeña tienda, en cambio, cuando se cierra se acabó.