POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTIRUAS)
Fútbol aparte, asesinos, destripadores y accidentes con resultado de muerte copan las primeras páginas y minutos de los medios informativos. Vende más un muerto que un nacido, y cuidado que está cara la vida nueva. Y dado que dejé de ver fútbol hace muchos años, que abomino de las truculencias, incluso en la ficción, que nunca fui seguidor de Tarantino, vivo fuera de onda. El caso es que se juntaron, por no decir se estrapallaron, dos noticias de lujo: un avión al que se le termina en el aire el combustible y la desaparición de un modesto equipo de futbolistas que viajaba en él y que últimamente estaba jugando muy bien, sólidos en defensa, definían arriba… La primera noticia que escuché decía que el Chapecoense brasileño había perecido en un avionazo; pero ni del resto de los muertos ni de los siete supervivientes sabemos nada, no jugaban al fútbol, eran unos pringados solitarios.
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