POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Proust habla del Caso Dreyfus en los tomos 3, 4, 6 y 7 de “En busca del tiempo perdido”, por eso quise ver la versión de Polanski, “El oficial y el espía” (mejor el original “Yo acuso”, título de Zola en su denuncia de la cúpula militar francesa) donde el coronel Picquart (Jean Dujardin) descubre la inocencia del degradado capitán Dreyfus (Louis Garrel), judío tomado por espía expiatorio (permítaseme la cacofonía). Por Proust supe que la revisión de este error judicial provocó una oleada de antisemitismo y Proust me llevó de la mano a París ante la escultura al Dreyfus de la espada rota, en la plaza Pierre-Lafue, obra de bronce de Louis Mitelberg, con esta placa: “Si tu veux que je vive, fais moi rendre mon honneur” (“Si quieres que viva, haz que mi honor me sea devuelto”). Gran película de Polanski contra el poder, contra el racismo y, sobre todo, contra el corporativismo.
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