POR ÁNGEL RÍOS, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
Como atalaya vigilante, a 223 m de altitud, se alza sobre la Peña Negra el Castillo de Blanca. Su construcción se realizó entre 1180 y 1210, pudiendo solamente contemplarse un lienzo de muralla con sus tres torres, que alcanzarían los doce metros de altura, y poco más.
Está fabricado a base de encofrado de cal y mortero (tapial), con sus correspondientes hileras de lutos, propias de las construcciones defensivas de la época. Las torres son huecas, de planta rectangular y con trazado desigual, midiendo de extremo a extremo de las mismas 17,55 m.
La más pequeña es la central, que está un poco retranqueada respecto a las otras dos y servía de apoyo y refuerzo al lienzo de muralla en la que se inserta, mejorando el sistema defensivo que no dejaba espacios muertos y permitía incrementar el tiro cruzado.
Disponían de saeteras, arcos semicirculares casi tan anchos como altos con la zona inferior en forma de plano inclinado que permitía mejorar la posición de tiro pero disminuía la protección del defensor.
El resto del Castillo es de mampostería sencilla. La superficie del Castillo (del recinto mejor conservado) estaba en torno a los 612 metros cuadrados.