EL CRONISTA DE LA CIUDAD Y LA ISLA, JUAN JOSÉ LAFORET, REPASÓ LA TRASCENDENCIA QUE TUVO, Y AÚN TIENE, LA MEMORIA DE LA NAVAL
El Castillo de La Luz estrenó ayer nuevo alcaide. El coronel Eugenio López Polo recibió el bastón de mando de manos de Cardona, durante el acto conmemorativo de la batalla de La Naval. En el bastión se izó su pendón, que permanecerá en lo alto hasta que concluyan las fiestas que celebra La Isleta.
En La Isleta son gente de palabra: en 1595 las gentes del lugar atribuyeron a la protección de la Virgen de La Luz la histórica victoria de la ciudad sobre el corsario Drake. El célebre marino británico no pudo desembarcar, tanto fue el tino de los cañones emplazados en el Castillo de La Luz. Desde entonces, se decidió conmemorar aquél lance decisivo, que ha venido en conocerse como la batalla de La Naval. Es incluso antes, en 1945, cuando el consejo municipal de gobierno en Las Palmas de Gran Canaria nombra al alcaide al mando de la capacidad de fuego del mismo Castillo, hoy título simbólico que detenta un nuevo portador. El coronel del Regimiento de Artillería Antiaérea Número 94, con base en La Isleta, Eugenio López Polo, recibió ayer de manos del alcalde de la capital grancanaria, Juan José Cardona, el bastón de mando. Sustituye a su anterior poseedor, Miguel Mendiguchía Mena.
López Polo se reconoció «emocionado y feliz» en el transcurso de un acto que congregó a una pequeña multitud de vecinos en los jardines del Castillo de La Luz. «Aquí», recordó, «se defendió a la ciudad con arrojo, valor y el apoyo de seis cañones», los destinados en la fortaleza que repelió el asalto de Sir Francis Drake y Sir John Hawkins, piratas que llegaron a nobles gracias al reparto de sus asaltos con la corona británica. No pudieron sacar nada en una aún joven Las Palmas de Gran Canaria, tenaz en la defensa de su costa.
Para conmemorar el aniversario de la batalla, que en realidad se cumplió el pasado día 6, acudieron hasta las faldas del Castillo, además de Cardona y el mando militar, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, y la delegada del Gobierno en Canarias, Marí a del Carmen Hernández Bento. Autoridades civiles que presenciaron el desfile de las tropas actualmente destinadas en el entorno de La Isleta, así como el izado del pendón del Castillo, al que procedió un soldado ataviado con el uniforme de época de la artillería española.
Poco después, el alcalde recordó la importancia de la presencia del Ejército en la ciudad, «por su importancia en nuestra historia, y porque garantizan nuestra seguridad», recalcó. Además, entregó un volumen sobre las fortificaciones en Canarias al general de brigada Alfonso García-Vaquero, que ha sido nombrado comandante de la misión de entrenamiento de la Unión Europea en Malí. Un reconocimiento que se añadió al protocolo, en el que el cronista de la ciudad y la Isla, Juan José Laforet, repasó la trascendencia que tuvo, y aún tiene, la memoria de La Naval.
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