POR BIZÉN D´O RÍO MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE LA COMARCA DE LA HOYA (HUESCA).
En altozano, sobre los lugares de Linás y Sarsa, como vigía impertérrito de la parte Oeste de la Comarca de La Hoya de Huesca, se encuentran los restos sujetos en un mágico e incomprensible equilibrio, del que fuera “Castillo de Marcuello”. Una atalaya estratégica para la comunicación de las fortalezas que conformaban la línea de cierre del antiguo Reino de Aragón, compuesta por Loarre, Agüero, Murillo de Gállego, Eliso (San Miguel de Eliso) y Marcuello.
Fue levantado durante el reinado de Sancho III para consolidar la frontera sur de sus territorios, posteriormente, su hijo Ramiro I alzará la torre atalaya para completar la fortificación. Su primer Tenente fue Petro Sangez, componiéndose el castillo de un pequeño recinto inferior fortificado y la gran torre que contaba de cuatro pisos de altura y desde la que se controlaba la antigua vía romana que ascendía al “Summo Portus”.
Esta torre fue durante siglos, seña de referencia para las gentes de la Galliguera y la Val de Ayerbe, como también seña de identidad para los habitantes del que fuera Reino de los Mallos.
Hoy de esta torre-atalaya, solo restan el muro Oeste, mientras que del recinto inferior tan sólo son visibles una torre cuadrada de esquina y un trozo de lienzo o pared en el ángulo Noroeste.
Un conjunto lastimoso y una torre que amenaza desplomarse con un golpe de cierzo, máxime cuando bajo su basamento, el terreno se ha erosionado y muestra una descarnación alarmante. Es por ello, que todo el inmenso paredón se encuentra en una situación que debemos de calificar su situación como de “en auténtico equilibrio inestable”.
La Orden del 17 de abril de 2006, del Departamento de Educación, Cultura y deporte, por la que se aprobaba la relación de Castillos y su localización, considerándolos como “Bienes de Interés Cultural” en virtud de la disposición adicional segunda de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural de Aragón. Esta declaración “ex lege”, desde luego no era nueva, ya que tenía su causa en el Decreto de 22 de abril de 1949 sobre protección a los castillos españoles y la Ley 16/1985 de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español, que recogió lo previsto en el citado Decreto y declaró en su Disposición Adicional Segunda, que desde ese momento, los castillos tendrían la consideración de Bienes de Interés Cultural y se someterían a su régimen jurídico.
En cumplimiento de estas disposiciones o mandatos, desde el Departamento de Educación, Cultura y deporte, se realizaron labores de estudio, investigación y trabajo de campo para recoger todas las edificaciones de tipología militar, defensiva y similares, siendo a partir de estos criterios como se fueron seleccionando aquellos bienes concebidos en su origen con una finalidad defensivo militar, como es el caso de “Castillo de Marcuello”.
Por otra parte, la citada Orden del 17 de abril de 2006 hacía constar que se debía de tener en cuenta que hacía tiempo se declararon como Bienes de Interés Cultural determinados castillos debido a su especial importancia. Terminando la disposición diciendo que de acuerdo con lo dispuesto en la Ley 3/1999, por esta Orden citada, se considerarían definitivamente Bienes de Interés Cultural, todos los que con anterioridad fueron declarados Bienes Catalogados del patrimonio, como es el caso del “Castillo de Marcuello”.
Se destacaba otro aspecto importante a la hora de proteger los castillos, además de su imprescindible identificación, como era la de establecer un entorno de protección, aclarando, que estos espacios, sin ser portadores de un valor cultural relevante, ejercen, sin embargo, una influencia directa sobre el propio bien, siendo en este caso de una importancia capital, pues en su entorno, aparte de la vía romana Caesaraugusta y Osca a Forum Gallorum perfectamente visible que transcurre en sus proximidades, se encuentra la construcción románica del siglo XII del Santuario de Ntra Sra de Marcuello, edificio de excelente sillería que cuenta con cripta y torre de dos cámaras superpuestas, además de las edificaciones del siglo XVII de alberguería y casa del santero. No lejos de las anteriores edificaciones se encuentra el templo dedicado a San Miguel, obra románica del siglo XII. Todo un conjunto que unido a las ruinas del castillo componen lo que se ha dado en llamar desde hace tiempos “La Corona Medieval de Marcuello”, algo realmente singular y extraordinario, de características arquitectónicas, históricas y artísticas a destaca, pero sobre todo, a conservar para la generaciones futuras.
Cierto es, que unas horas después de que se publicara la Orden del 17 de abril de 2006 del departamento de Educación, Cultura y Deporte, en BOA 22 mayo 2006, la Asociación para la Recuperación de los Castillos de Aragón (ARCA) publicaba la relación de los doce castillos más amenazados de Aragón, entre los que se encontraba por su especial y alarmante situación el “Castillo de Marcuello”
Si los dos principales enemigos de los castillos aragoneses han sido “el abandono y la ignorancia”, en este caso le podríamos añadir la “desidia” y son muchos los aragoneses que han levantado su voz (que no ha sido escuchada) pidiendo la consolidación de estas venerables ruinas, además de todos cuantos transitan por la N-240 Tarragona San Sebastián, que desvían su mirada para comprobar si todavía sigue en pie esta referencia histórica, pero a la vez territorial que es el “Castillo de Marcuello”.
FUENTE: CRONISTA