POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Al igual que el hombre, los animales son capaces de presentir, a corto plazo, las modificaciones del tiempo presente; ya que su actitud está condicionada, en cierto modo, por los cambios meteorológicos que se producen en la atmósfera.
Es más, debido a su irracionalidad, el comportamiento es manifiestamente comprobable; más llamativo que en los humanos, sobre todo en ciertas especies.
Debemos aclarar que, ellos, desconocen la dinámica atmosférica. Es decir, no saben, conscientemente, el tiempo actual o venidero. Lo que ocurre es que la incidencia de los factores que influyen en el tiempo climatológico (presión, temperatura, humedad, vientos, lluvia, cargas eléctricas, etc.) sobre sus ramificaciones nerviosas, el desarrollado instinto que poseen (básico para la supervivencia) y las reacciones físico-químicas que se producen en los diferentes aparatos de su organismo, especialmente si esos factores cambian bruscamente (incluso ligera pero gradualmente), originan una notable modificación de su comportamiento.
Como ocurría con los humanos, hay diferencia entre unas especies y otras. Siendo más ostensible en ciertos seres: insectos sociales, por ejemplo.
Esto fue comprobado por el hombre que, al carecer de conocimientos científicos y de otros métodos para predecir, incorpora la biometeorología animal a su rico repertorio popular: por eso, en el pasado, los pastores estaban considerados como los mejores “hombres del tiempo”. Veamos ciertos casos significativos, con su explicación científica, y que podemos comprobar detenidamente:
- A) Síntomas de Lluvia
Casi siempre está relacionado con el descenso de la presión atmosférica y el incremento de la humedad.
. Las ranas croan más de lo acostumbrado, especialmente en las horas centrales del día: ya que salen del agua cuando hay humedad abundante, idónea para ellas.
. Relacionado con el mismo tema, sapos y culebras aparecen en los caminos: como sucedía con las ranas, los anfibios y reptiles tienen un nivel de evaporación cutánea y, cuando las condiciones higrométricas les son desfavorables, se ocultan; o salen, cuando la humedad les beneficia. Ya sabemos que, para que llueva, se necesita un grado de humedad elevado, básico para que se produzca la condensación y saturación.
. Igualmente, aumenta la presencia de lombrices: incluso salen de la tierra, horadando la misma para favorecer el drenaje, evitando así la muerte por «ahogamiento». Este ejemplo viene condicionado por la época del año y la humedad relativa del momento.
. Sobre los peces puede observarse que, cuando se aproxima la borrasca, «saltan» fuera del agua anormalmente, de forma distinta a como nos tienen acostumbrado. También tiene su explicación: hay mayor presión dentro del agua que fuera, hay una descompensación brusca que necesitan equilibrar.
. En otros casos se van al fondo del agua, por la misma razón anterior, para compensar. Esto lo saben muy bien los aficionados a la pesca ya que, en esas ocasiones, no suelen picar el cebo, o lo hacen mal.
. Los gallos cantan a deshora, al romperse el equilibrio de presión y aumentar la humedad. Estos animales se alteran a la menor anomalía o cambio, ya que son muy sensibles a las variaciones.
. Las gallinas se meten en el gallinero, o se agrupan en los rincones, debajo de los coches, etc. Aquí podríamos aplicar aquello de «cada tonto con su tema»… Es decir, a ellas también les afecta el descenso de presión y el aumento de humedad, reaccionando
de otro modo que el gallo.
. En otros casos, las aves anteriores escarban mucho, buscando lombrices u otros alimentos de la tierra. Tal vez, porque sienten los descensos isobáricos y quieran alimentarse antes de que sea tarde.
. O se «espulgan». Aunque, en este caso, la bajada de presión afecta a las huecas plumas, que actúan como auténticos barómetros.
. Y, ya que estamos con aves y con comportamientos varios ante la presencia de una borrasca, los pavos «reales» gritan y de agitan.
. Algo parecido le ocurre a los gansos, que graznan sin cesar.
. O a los patos, que agitan las alas sin salir del agua, cuando se aproxima la lluvia. Por las mismas razones que los anteriores.
. Y al resto de las aves que, en vuelo, tienen un comportamiento inusual, ya que se alteran con la bajada de presión. Además, este cambio produce variación de los vientos, de las corrientes de aire por donde ellas se desplazan.
. Los gorriones y palomas se «bañan» en los charcos, tal vez para comprobar la impermeabilización de sus plumas, antes de que sea tarde. También, al hacer acto de presencia el frente cálido, avanzadilla de la borrasca.
. El vuelo rastrero de golondrinas y murciélagos. Ya que al bajar la presión atmosférica, fundamental (aunque no única) para que se produzcan las precipitaciones, descienden para compensar. Además, como se alimentan de insectos, y a éstos les ocurre lo mismo, tienen más motivo para aproximarse a tierra.
. Algo parecido les ocurre a las libélulas, por las mismas causas, que vuelan «como locas» a ras de agua.
. Los murciélagos chocan con los muros, al alterarse su sistema de detección
. Las abejas se encierran en sus panales, cuando sienten la cercanía de la borrasca.
. Ante la presencia de una borrasca, incluso antes de que llegue (cuando comienza a bajar la presión), las hormigas levantan una especie de cono volcánico sobre su hormiguero, a la vez que sacan los residuos del mismo: para evitar la entrada de masas de agua que puedan inundarlo, a la vez que favorecen el drenaje.
. Las moscas y mosquitos «pican» mucho, sobre todo si la lluvia va asociada a una tormenta: en estos casos las masas de aire, al calentarse, ascienden, rozando con otras y generando electricidad (que es la causante de la tormenta); estos insectos se cargan con la misma y, para liberarse de ella, se posan o pican (necesitan «masa») para descargar.
. Los perros se comportan de modo anormal, y parece que «muerden» la hierba. Sobre todo si hay cambio brusco de presión.
. Los gatos se «lavan» mucho, sobre todo al presentarse el frente cálido que antecede a la borrasca.
. Este mismo animal, cuando va a llover, se pasa una pata por detrás de las orejas: para eliminar el exceso de humedad.
. Las vacas y caballos se lamen y resoplan con ímpetu: por las mismas razones que antes, para soltar la humedad.
. Por idénticos motivos, los asnos rebuznan, sacudiendo las orejas.
. Y las ovejas tienen la lana húmeda, por el exceso de humedad. Aunque este caso también ocurre cuando hay niebla espesa.
. El ganado, en general y por causas similares, se sacude y se muestra manso.
. O come más de lo acostumbrado, como si quisiera prevenir…
. Las vacas se apoyan contra la pared, dando la espalda o grupa a la borrasca, ya que no soporta en sus fosas nasales (de por sí ya muy saturadas) los húmedos vientos atlánticos.
. El ganado bovino se «topea», tanto las hembras como los machos, al alterarse con la bajada de presión.
. Estos mismo animales «cencerrean», y por idénticas causas.
. Las vacas, cuando se aproxima la borrasca, sacuden las patas por la mañana: ya que tiene exceso de humedad, lo que no soporta.
. Las cabras, en las mismas circunstancias, se suben a las rocas; ya que no soportan el agua en las pezuñas, pues les afecta mucho la enfermedad del «pedero».
. Otras veces, ese mismo animal, no quiere salir del establo: es como si se «oliera» lo que va a suceder. Es decir siente la perniciosa –para ellas– humedad.
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