POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Los musulmanes murcianos, dignos aunque vencidos, pusieron el grito en el cielo de Alá al descubrir que Jaime I convertía su espléndida mezquita en Catedral de la Murcia recién conquistada. Y el rey, quien había conseguido la rendición sin verter ni una gota de sangre, les respondió con un argumento increíble pero práctico. Les vino a decir: «Tengan en cuenta que los continuos cánticos del almuecín, viviendo como vivo en el Alcázar próximo, no me dejan descansar». Y a otra cosa, mariposa.
Esta es solo una de las anécdotas que conviene recordar cuando se cumplen 750 años desde que sucediera en aquella Murcia de las mil y una noches, ciudad próspera donde las hubiera. Porque hubo un tiempo, no tan próximo para tenerlo siempre en la boca pero tampoco tan lejano que podamos desdeñarlo, en que la moneda murciana era un referente en toda Europa.
Tal era el esplendor cultural y económico de esta tierra cuando el célebre Rey Lobo gobernaba un territorio desde Jaén hasta Albarracín o Valencia. Luego, tras algunas revueltas, el reino quedó bajo la tutela del infante Alfonso, quien más tarde se conocería como El Sabio. Pese a ello, aún algunas poblaciones se resistirían al dominio castellano. Hasta que los mudéjares murcianos plantaron cara a Castilla en 1264. Dos años después la revuelta era sofocada.
Este año, por tanto, se cumple el 750 aniversario de la conquista por Jaime I, quien logró devolverle el reino a su yerno, Alfonso X. El Rey hizo su triunfal entrada en Murcia el 2 de febrero de 1266. No hubo derramamiento de sangre. Entre las condiciones pactadas, los vencedores accedieron a que los musulmanes que habitaban en la ciudad pudieran quedarse, mantener su religión y sus leyes. Entretanto, la urbe fue dividida en dos: la que incluía a los cristianos, en torno a la mezquita que se convirtió en templo cristiano, y el Arrabal de la Arrixaca.
Alfonso X otorgó a Murcia, con fecha 14 de mayo, el llamado Fuero de Sevilla y constituyó el Concejo, con su enseña o pendón, que debía portar un caballero u hombre bueno a caballo, y su sello de dos tablas con las armas de la ciudad y cinco coronas reales.
Aparte de la concesión del privilegio, la ciudad también conmemora este año el 750 aniversario de dos celebraciones que, llenas de vitalidad, aún se mantienen. Así, el Rey Sabio concedió a Murcia, con fecha 19 de mayo de 1266, el privilegio de celebrar una gran feria. Y un día antes también autorizaba el mercado de los jueves. El monarca estableció que la feria se extendiera durante dos semanas, a partir del día de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre. Por ello se denominaría durante siglos como Feria de San Miguel.
Feria y mercado
En sus inicios, se reducía a una simple cita comercial, indispensable para acercar a la ciudad productos. El privilegio alfonsino estipuló que cuantos acudieran a esta feria, fueran judíos, moros o cristianos, quedaban exentos de pagar por acceder a la ciudad o por acercar sus mercancías a ella.
Respecto al mercado de los jueves, ocuparía muy diversos lugares desde sus orígenes, entre los que se podrían citar los alrededores de San Miguel y San Nicolás, el plano de San Francisco o La Glorieta, pero su medieval ubicación fue más allá de las murallas, en la hoy plaza de Santo Domingo, que se conocería como del mercado.
El concejal de Cultura, Turismo y Empleo, Jesús Pacheco, presentará al Pleno del próximo jueves una moción para conmemorar la concesión del fuero a Murcia y el nacimiento del Concejo y propondrá una programación cultural que manifieste «cómo nuestra ciudad ha sido, a través de los siglos, una ciudad de encuentro y convivencia entre culturas».
Entre los acuerdos que se someterán a la votación de los concejales se encuentra la creación de una comisión municipal, con representación de los cinco grupos que integran la Corporación, responsable de la organización de los actos. Esta comisión estará presidida por el alcalde, José Ballesta. Pacheco, además, plantea la constitución de tres comités que se encargarán de preparar, supervisar y ejecutar la programación que los grupos políticos impulsen.
El Comité de Honor estará compuesto por las «principales autoridades nacionales y regionales a nivel político y cultural». Su presidencia se ofrecerá a la Casa Real. El Comité Organizador estará compuesto por autoridades científicas y culturales de la Región y los cronistas de Murcia, presididos por el concejal de Cultura. Por último, un comité ejecutivo, formado por funcionarios, velará por el seguimiento y control del programa aprobado.
Hace ahora medio siglo
Formados los comités solo restará acordar qué actos se convocan. Y para orientarse resulta idóneo descubrir qué se hizo durante la celebración del VII centenario, hace ahora medio siglo. Aquel 14 de mayo de 1966, desde primera hora de la mañana, varias bandas de música, con abundante cohetería, anunciaron por las calles de la ciudad el acontecimiento.
A las 11.00 horas se celebró en la Catedral, que también celebraba aniversario, un Tedeum [tradicional de acción de gracias cristiana]. A la ceremonia acudió el Consistorio en pleno junto a otras autoridades murcianas. Juntos regresaron en procesión al Ayuntamiento, en cuyo balcón principal se enarboló la enseña de la ciudad. Al tiempo, se celebró en el salón de Plenos una sesión pública en la que se leyó, por parte del secretario municipal, el privilegio rodado alfonsino. Acto seguido, el catedrático de Derecho de la Universidad de Granada Rafael Gilabert Sánchez de la Vega disertó sobre ‘El pasado jurídico del territorio y de la ciudad de Murcia’.
Tras el almuerzo dado por el alcalde a las autoridades, se inauguraron las instalaciones del Museo de la plaza de Santa Eulalia, así como las nuevas salas del Museo Arqueológico Provincial. Y como colofón se procedió a inaugurar la nueva calle Jaime I el Conquistador. Por último, la Glorieta acogió «un acto histórico-artístico popular».
Sin embargo, con un enorme titular destacaría más tarde el semanario ‘Hoja del Lunes’ que las iniciativas no habían calado en el pueblo. «Los transeúntes vieron que unos señores de chaqué iban de un lado para otro y que un joven concejal enarbolaba el Pendón de la ciudad», bromeaba el rotativo.
Fuente: http://www.laverdad.es/